Publicado: julio 15, 2025, 9:41 am
Había pocos programas de variedades de los años 80 y 90 que no contasen con Ángel Garó. El cómico gaditano, que el pasado enero cumplía seis décadas de vida, era un todoterreno de los escenarios, con sus múltiples imitaciones y personajes como Juan de la Cosa, un homosexual con muchas miserias, Maruja Jarrón, una señora de marcado carácter por haber vivido la época negra de España o Pepe Itárburi, drogadicto pero ‘macho ibérico’, heterónimos con los que se ganó a la audiencia de la época y alcanzó su mayor fama.
Sin embargo, después de algunos años alejado de la televisión, pero no de los escenarios, comenzó una ristra de polémicas que le llevaron varias veces a volver a ser carne de la pequeña pantalla, aunque en este caso no por su trabajo artístico, sino como objeto de estudio de la prensa del corazón, con momentos ampliamente surrealistas como cuando se entrevistó a sí mismo en Sábado Deluxe.
Garó, alguien que está en el libro Guiness de los récords —por haber doblado a todos los personajes, 32 en total, tanto masculinos como femeninos, de una película de animación titulada FernGully, las aventuras de Zak y Crysta, en 1992—, vivió a partir de 2017 una caída en barrena que le llevó a ser detenido por agredir presuntamente a Darío Albelaira, su pareja.
En el juicio, que se celebró al año siguiente mientras él se encontraba participando en GH VIP, reality que abandonó para poder asistir a los juzgados, quedó finalmente absuelto por falta de pruebas. Ello no fue óbice para que siguiese acumulando polémicas, pues poco después le grababan, desnudo y visiblemente desatado y furioso, gritando desde el balcón de su casa en Málaga, haciéndose rápidamente viral por la molestia de los vecinos, por algunos comentarios racistas o por lo que se consideró prepotencia por su parte.
Garó vivía en una casa palacio en la calle Madre de Dios de Málaga, justo enfrente del conocido Teatro Cervantes. Sin embargo, entre los achaques de salud, como su operación de hernia, y, sobre todo, sus problemas económicos, no pudo sino obligarse a sí mismo a vender la espectacular vivienda, con lo que daba comienzo una nueva etapa en su vida que, curiosamente, tanto se parece a la primera, cuando se mudó desde Cádiz a Madrid para labrarse un nombre en los escenarios.
La nueva vida de Ángel Garó
Porque si una cosa tenía clara Ángel Garó es que la televisión, al menos lo que se entiende ahora por estar delante de las cámaras, es exponer su vida y ya no valen los susodichos heterónimos. Esos, acaso, se los puede dejar al teatro. Y eso mismo ha hecho. El gaditano ha vuelto a crear un espectáculo que ha titulado Tango mío, que ha estrenado recientemente y del que ha dado a conocer sus propias primeras impresiones a través de las redes —tiene algo más de 18.000 seguidores en Instagram—.
«El escenario, los personajes, el público… y esa conexión que solo se vive en directo», ha escrito en una de las publicaciones en las que muestra algunas imágenes de la obra. «Una noche mágica. Las luces, los personajes, las risas… Y un teatro lleno de vida. Gracias por ser parte de esto. Esto no sería posible sin vosotros», afirma en otra, así como en varias de ellas les da las gracias a amigos de la farándula como Esther Arroyo, que se acercó a ver el espectáculo —»Aún me duele la boca de reírme», confesó—, Santiago Segura o Manolo Sarria, que han apoyado su regreso.
En una reciente entrevista con La Razón, el humorista andaluz ha explicado que al igual que «el tango es tres pasitos para adelante y dos para atrás», todo el mundo, a lo largo de su vida, ha tenido que dar «pasos hacia adelante y pasos hacia atrás». Pero eso parece que no le molesta, porque incluso ha reconectado con su pasado: «La gente va a poder revivir a todos mis personajes, desde cuando me subí en la EGB, por primera vez, a los escenarios». Asimismo, ha revelado que a lo largo de la función hay desde «tangos de Piazzola» hasta uno en el que actúa y canta y que está escrito por él.
El cambio es, desde luego, significativo. Garó, que tuvo una enorme polémica en redes con el colectivo LGTBI al declararse «homosexual de derechas» y cargar contra los partidos de izquierdas, vive ahora con muchísima más tranquilidad su vida. Mudado a un cortijo, sito en la localidad malagueña de Villanueva del Trabuco, y el cual reformó y redecoró a su gusto tras marcharse del centro de Málaga, cuando no está trabajando ha retomado una de sus aficiones, como puntualiza en la citada entrevista. Porque, aunque es más desconocido, Ángel Garó, que escribía poemas de pequeño, se ha reconvertido en pintor.
Con la pintura ha encontrado la serenidad necesaria para el día a día y no tener que exoner su vida, pues desde agosto, cuando apareció en Espejo Público para hablar de sus problemas de salud, no ha vuelto a la televisión. «Ahora vivo tranquilo, me encanta la decoración y he puesto el cortijo muy bonito. Recibo las visitas de amigos y familiares. Me dedico a pintar, hago impresionismo, surrealismo y figuración», ha dicho, finalizando con su próximo objetivo: «Quiero exponer pronto».