Publicado: noviembre 26, 2024, 11:07 am
Asoman ya las primeras medidas para reequilibrar el poder entre los diferentes partidos que componen Sumar. Yolanda Díaz ha empezado a compensar a Izquierda Unida (IU) al situar a Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista (PCE), en un puesto tan relevante como sensible en el Congreso, dándole la representación del grupo en la comisión de secretos oficiales, donde se controla al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y donde se comparten cuestiones e información de carácter reservado.
Este movimiento de Sumar forma parte de una amplia reestructuración del grupo parlamentario y del papel que desempeñan en él el conjunto de los socios de Díaz. Estos cambios, que aspiran a instalar también un nuevo método en la toma de decisiones para hacerlo más «horizontal» y «democrático», llevan pendientes desde el pasado verano pero ha sido la traumática salida de Íñigo Errejón la que los ha acelerado.
La elección de Santiago rompe con la tradición parlamentaria que dicta que el puesto en la comisión de secretos oficiales corresponde al portavoz de cada grupo. Esa condición la ostenta Verónica Martínez Barbero, que pertenece al partido Movimiento Sumar, sin embargo, la decisión ha sido hacer una excepción en esa regla no escrita y que sea el diputado de IU el que asuma el puesto.
La explicación tiene todo que ver con lo que está sucediendo internamente en Sumar: se están negociando los nuevos equilibrios de poder. O, como describen fuentes del espacio, se está intentando arreglar el «pecado original» de Sumar, de cuando se configuró el grupo parlamentario en septiembre de 2023. Entonces Movimiento Sumar, el partido de Díaz, asumió grandes cuotas de poder frente a otras formaciones que quedaron relegadas a un papel secundario. Es lo que sucedió con IU, que pese a tener cinco diputados (el segundo que más, empatado con los Comunes, y la mitad que Movimiento Sumar, que tiene 10), no logró amarrar una portavocía adjunta en el grupo parlamentario. Sí la tuvieron los catalanes (cinco escaños), Compromís (dos) y Chunta Aragonesista (uno).
Mucho se viene hablado desde entonces. Se intentó aplacar ese malestar de IU tiempo después con el nombramiento de Enrique Santiago como «portavoz sustituto». Sin embargo, la situación terminó de estallar tras las elecciones europeas, cuando IU y otras fuerzas del espacio exigieron un nuevo reparto de poderes y una manera más democrática de decidir.
Y en eso están ahora, negociando cómo se plasma esa reivindicación. El líder de IU, Antonio Maíllo, lo describió como «darle la vuelta a un calcetín». También utilizó la palabra «catarsis». Próximamente se anunciará cómo queda definitivamente el mapa del grupo parlamentario, pero todos reconocen ya que implicará un cambio importante en los puestos de las comisiones del Congreso. También podría haber compensaciones de índole económico para los partidos que no tengan una portavocía adjunta.
Como había que nombrar ya a alguien en sustitución de Errejón, Sumar ha adelantado la elección de Santiago, aunque las partes siguen inmersas en la reestructuración. Todavía no hay novedades que anunciar, según ha señalado Verónica Martínez Barbero.
La comisión de secretos oficiales tiene un aura especial porque todo lo que allí se discute es de carácter reservado y sus miembros no pueden desvelar nada de su contenido. En ella se concrolan las actividades del CNI, se piden explicaciones por ellas y se producen las comparecencias para informar. Por ese carácter especial, formar parte de la comisión tiene su propia norma. Los miembros hay que votarlos en el Pleno del Congreso, que es lo que sucede este martes.
