Publicado: marzo 11, 2025, 12:07 am

Que Sumar pueda virar de posición y apoyar el compromiso de Pedro Sánchez de acelerar el aumento del gasto militar de España se antoja realmente difícil. Y lo es porque Yolanda Díaz, más allá de que esté formalmente en contra de ese enfoque, se encuentra acorralada por tres circunstancias que le maniatan su capacidad de maniobra, y que, en definitiva, complican enormemente que el Gobierno de coalición pueda superar la fuerte división sobre la Defensa con una salida de consenso.
Dos de las tres circunstancias son internas: la sensibilidad de su electorado en contra de este tipo de medidas y la oposición de la mayoría de los partidos de la alianza Sumar, comenzando por IU. La otra es externa pero muy poderosa: Podemos.
Empecemos por este último factor. Cuando Podemos formaba parte del Gobierno de Sánchez bajo el en nombre de Unidas Podemos, en la pasada legislatura, España fue aumentando el gasto militar, comenzó a suministrar armamento a Ucrania y Madrid acogió una importantísima cumbre de la OTAN. A Irene Montero y Ione Belarra no les gustaba, pero sólo se alzó la voz de manera testimonial. Era parte del peaje que asumir por seguir siendo ministras del Ejecutivo de coalición. El «cabalgar contradicciones» que PabloIglesias acuñó en su momento
Esto ha cambiado hoy para Díaz por un motivo. Entonces Unidas Podemos no tenía un adversario por la izquierda disputándole el electorado, como hoy sí le ocurre a Sumar después de la fractura del espacio político. Esto hace que Podemos esté con el cuchillo entre los dientes lanzándose sobre Sánchez, al que llama «señor de la guerra», y sobre Díaz, a la que presenta como su cómplice.
El resultado es, por un lado, que el un partido morado se frota las manos con sacar tajada de cualquier paso en falso de su enemigo y, por otro, que Sumar tiene, pues, un motivo del que preocuparse por el alto precio que puede pagar en un momento crucial para la reconfiguración de fuerzas en el universo de la izquierda alternativa al PSOE, de cara las hipotéticas alianzas del próximo ciclo electoral.
Podemos ha marcado una línea agresiva y ha presentado una proposición no de ley en el Congreso para buscar la fractura de Sumar o, al menos, dejarlo retratado en el debate, s su interna y ante sus votantes. En la iniciativa morada se plantea que cualquier aumento del gasto militar sea aprobado por el Parlamento y, asimismo, la salida inmediata de España de la OTAN y el cierre de las bases militares que EEUU tiene en España.
La propuesta pretende retratar a Sumar en asuntos muy sensibles, sabiendo que esa música le sonará de maravilla a IU. O sea, que pone a prueba las costuras de la coalición izquierdista. Vote lo que vote, o mete en un lío al PSOE o le da munición a Podemos para su batalla contra Díaz.
Podemos huele la sangre y busca acercarse a IU en esa pretensión, no escondida, de tantearle para buscar de nuevo un futuro compartido que recupere el funcionamiento de Unidas Podemos, y que deje marginada a Díaz.
Esto conecta con los otros dos factores que se citan al comienzo: la propia situación interna de Sumar y el sentir de los votantes. En cuanto a la primera circunstancia, la alianza está construida por más de una decena de partidos. Algunos de ellos, como IU, hunden sus raíces en la tradición antimilitarista. La federación que encabeza Antonio Maíllo nace de las movilizaciones contra la OTAN y su posición en el aumento del gasto militar es taxativa. Ni acepta aumentar el gasto y ni se le pasa por la cabeza apoyar que eso suceda a costa de recortar dinero de partidas de índole social, como puede pasar.
Maíllo marca el paso a una Díaz que ya no controla Sumar como en 2023. Entonces tenía mando en plaza y sus posiciones se hacían valer al resto. Esto, después de las elecciones europeas, cambió radicalmente y los partidos de la coalición exigen pactar los temas en una «mesa de partidos». Como la que se celebró ayer, para tener posición unitaria.
IU es la avanzadilla en las posiciones más drásticas en contra. Ayer se adelantó y anunció que convocará manifestaciones en las calles. Un sector del Gobierno, con ministra, contra los planes comprometidos por Sánchez.
Fuerzas como Compromís, la Chunta o Més también beben de tradiciones muy críticas con el gasto en defensa y armas. No hay socio de la alianza que no tiemble con esa idea.
Y lo hace por un motivo. Sus votantes lo rechazan. La encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO publicada el domingo señalaba que un 62% del electorado de Sumar en 2023 se opone a incrementar el gasto militar frente a un escaso 28,6% que sí lo apoya. Los partidos saben que sus bases lo repudian y que Podemos está acechando, también a ellos, con un discurso que le permite lemas populistas y efectistas.