Publicado: noviembre 1, 2025, 12:07 am
Vox vuelve a tensar su relación con el Partido Popular en la ciudad de Valencia poniendo en juego 115 millones de las arcas municipales justo ahora que ha renovado la cúpula provincial del partido, situando al frente al ex vicepresidente Vicente Barrera, y que es un actor importante en la decisión que tome el PP sobre el futuro de Carlos Mazón y también ante un posible escenario electoral.
La dirección nacional ordenó a todos sus grupos municipales en localidades de más de 50.000 habitantes que tumbaran las ordenanzas de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que regula el uso de vehículos para reducir la contaminación. A pesar de que Vox votó en cinco ocasiones la propuesta de la alcaldesa María José Catalá para una norma que debe entrar en vigor el 1 de diciembre, no la ratificó en el pleno. Esto hace que si Catalá no convence al PSPV o se aparta de su intención de ni siquiera negociar con Compromís, el agujero que la decisión de su socio provocará es de 115 millones, porque supone la pérdida de los fondos Next Generation, las ayudas al transporte y, además, conlleva una importante sanción por incumplimiento.
Los socialistas ya le han marcado una línea roja: que garantice que el nuevo Corredor Verde —que el gobierno de izquierdas ya bautizó como Bulevar García Lorca— «no permitirá la circulación de vehículos privados».
No es la primera vez que Vox genera quebraderos de cabeza al PP de Catalá. Hace nueve meses, la división del grupo municipal a punto estuvo de dejar su gobierno en minoría por un enfrentamiento entre dos concejales y la dirección nacional. Lo pudo reconducir, pero los movimientos en el partido de Abascal se suceden.
Barrera, junto al ex conseller José Luis Aguirre, es el hombre fuerte del partido elegido por Abascal, pero desde su salida del Gobierno y, por tanto, de las Cortes, no tiene visibilidad en la vida pública. Tampoco en el Ayuntamiento de Valencia, en cuyas listas aparecía en 2023 en la séptima posición.
Pese al crecimiento de Vox en las encuestas sin liderazgos reconocibles en la Comunidad Valenciana, la dirección nacional ve en el ex matador de toros a un cabeza de cartel, tanto a la Generalitat como al Ayuntamiento, y buscan darle impulso.
Es en Valencia donde Barrera podría emerger hasta las elecciones de 2027, si no hay un adelanto autonómico. No es una maniobra fácil, porque implica que uno de los cuatro concejales deje su acta, y que haya dos renuncias que se dan por hechas, pero los tanteos ya se han detectado en los despachos del consistorio. Supondría marcarle con más fuerza el paso a Catalá, que ha tenido el gobierno bajo control media legislatura.

