Un virulento incendio revive en Mombeltrán una nueva noche "en vilo" 16 años después: "Nos multan si cogemos níscalos, piñas u orégano... Y mira lo que pasa" - España
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Un virulento incendio revive en Mombeltrán una nueva noche «en vilo» 16 años después: «Nos multan si cogemos níscalos, piñas u orégano… Y mira lo que pasa»

Publicado: julio 30, 2025, 2:07 am

El corazón del valle de las Cinco Villas, un paraje idílico al sur de la provincia de Ávila, ha perdido su color. El verdor de los robles, quejigos y fresnos que rodean el municipio de Mombeltrán ha tornado en tonalidades renegridas fruto del incendio intencionado que, desde la noche del lunes, sigue calcinando cientos de hectáreas.

El responsable, dicen los vecinos, sabía bien lo que hacía. Aprovechó el momento en el que mayores ráfagas de viento había para llevar a cabo su plan: «Todo prendió como una mecha… En cuestión de 20 minutos ni te imaginas todo lo que se extendió«.

Durante toda la jornada de ayer la banda sonora de Mombeltrán corría a cargo de los helicópteros encargados de las labores de extinción. Sus vuelos eran acompañados por las idas y venidas de dotaciones terrestres (más de 300 efectivos) que, hasta el cierre de esta edición, siguieron intentando domar un fuego incontrolado.

Un helicóptero intentando sofocar las llamas.

Un helicóptero intentando sofocar las llamas.Elena Iribas

«Hace justo 16 años, un 28 de julio también, hubo otro fuego mucho más grande que éste. Se quemaron 5.000 hectáreas«, avanza a este diario Juli Martín, panadero del pueblo y ex alcalde durante más de 28 años, que agregaba: «Claro que ha sido provocado, porque las llamas salían de más de un sitio».

Mientras no cesaban de caer cenizas sobre los coches y el asfalto, Martín, de 82 años, evoca cómo han cambiado los tiempos. «Ahora nos prohiben hasta apagar los incendios. No nos dejan coger níscalos, ni orégano, ni piñas… Antes se limpiaba el monte de esa forma, pero ahora no porque si no te multan… Y mira lo que pasa».

En la misma línea, Álvaro, propietario de la gasolinera del municipio, intenta contener la emoción al ver cómo se echa a perder su patrimonio medioambiental. Su negocio se ubica a escaso kilómetro y medio del lugar del incendio. Y mientras observa la gran humareda, visible desde decenas de kilómetros a la redonda, apunta: «Ando por ese mismo monte en bicicleta todos los días. No soy un experto, pero si se hubiera hecho un cortafuegos en lugar de quemarse 6.000 hectáreas se habrían perdido sólo 1.000. O si no hubieran vetado el pastoreo, que mantenía toda la zona limpia…«.

Este empresario echa de menos, al igual que otros residentes de Mombeltrán, que «los mandos que han venido de Madrid no cuenten con la gente experimentada del pueblo«, que son los que «realmente conocen el terreno». Aun así agradece toda la ayuda brindada, lamentando que haya «locos» que provoquen este tipo de situaciones.

Vecinos recogiendo botellas de agua en la plaza del pueblo.

Vecinos recogiendo botellas de agua en la plaza del pueblo.Elena Iribas

A escasos metros de su gasolinera se ha instalado el puesto de control de los equipos de Emergencias. Durante todo el día (y la noche) ha permanecido cerrado el tramo de la M-502 entre Mombeltrán y Cuevas del Valle. También se llegó a desalojar las viviendas más cercanas al monte, de manera preventiva, aunque ayer al mediodía la mayoría pudo regresar a sus hogares. Tuvieron la suerte de la que no gozaron las fincas cercanas.

«Hay que llamarlo por su nombre, el responsable es un hijo de puta. Pero va a resultar muy difícil identificarle», comenzaba exponiendo Álvaro, uno de los voluntarios que, a las puertas del Ayuntamiento, custodiaba grandes cubas llenas de botellas de agua fría «para los damnificados» y «equipos de emergencia».

Él conoce bien el drama vivido. Algunos amigos suyos han perdido sus terrenos «sin poder evitarlo». «Uno subió a las tres de la madrugada al ver que se estaba quemando su parcela… Pero tuvo que salir corriendo. Está mentalmente destrozado, a nivel económico es un palo muy grande. Ahora en agosto comenzaba la época del higo, en noviembre la del castaño…».

«Ha sido de las peores noches que recuerdo, en vilo sin pegar ojo… me siguen temblando las piernas», contaba ayer otra vecina que veía, desde primera línea, cómo avanzaban las llamas. Y tras enseñar su brazo, evidenciando cómo se le erizaban los vellos mientras veía el trasiego de avionetas y helicópteros intentando controlar el fuego, rezaba ayer a última hora: «Parece que el viento ha vuelto a cambiar y lo empuja de nuevo hacia el pueblo… Encima con rachas fuertes. Creo que hoy tampoco voy a dormir».

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