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Un nuevo vapuleo a Sánchez en el Congreso certifica su desgobierno

Publicado: julio 22, 2025, 8:07 pm

Ni las presiones de las grandes energéticas, ni el apoyo de ERC ni el de los nacionalistas y abertzales vascos, ni el llamamiento a la «responsabilidad» de la vicepresidenta tercera Sara Aagesen en favor de la transparencia del sistema eléctrico y el impulso de las energías renovables, fueron suficientes para salvar el decreto de medidas urgentes para tratar de evitar nuevos apagones como el del 28 de abril. Contra el mismo se formó un bloque infranqueable de 183 votos aunando a Podemos, PP, Vox, UPN, Junts y BNG.

El Gobierno cierra el periodo de sesiones del Congreso y llega al ecuador de la legislatura mordiendo el polvo con un nuevo y contundente fracaso que pone en evidencia la falta de un puntal firme sobre el que asentarse en lo que resta de mandato y justo en un momento en el que su credibilidad se tambalea zarandeada por los casos de corrupción.

El Ejecutivo constata además que ya no puede esperar del Partido Popular ni una sola concesión y tampoco de Junts, una formación que avisa a Sánchez de que mientras se mantenga encallada la amnistía para Puigdemont no le dará ningún apoyo y «todo caerá por su propio peso».

El último pleno de la Cámara antes de las vacaciones veraniegas ha sido para el Gobierno una lección de humildad y un baño de realidad y no sólo por haberse visto obligado a retirar de votación sus dos proyectos de ley estrella -el de Yolanda Díaz para reducir la jornada laboral y el de Félix Bolaños para reformar la Justicia– y por el rechazo al decreto antiapagones, sino también porque algunas de las restantes iniciativas sometidas al escrutinio de la Cámara, aun aprobadas, sirvieron para evidenciar el malestar de buena parte de sus socios por la falta de Presupuestos y la ausencia de un esbozo siquiera de reforma del sistema de financiación autonómica.

La votación final del decreto antiapagones puso de manifiesto que el Ejecutivo sufre ya no sólo por la derecha sino también por la izquierda y que, en una situación de división casi milimétrica de los bandos parlamentarios, basta la deserción de formaciones tan pequeñas como Podemos y el BNG-la primera tiene sólo cuatro votos en la Cámara y la segunda, uno- para tumbar una iniciativa clave del Gobierno.

En esta ocasión el golpe llegó de la mano de lo que en otros tiempos se denominó «pinza» y que ahora, como antaño, se conforma desde la izquierda y desde la derecha: de un lado Podemos y BNG y del otro, PP, Vox y UPN y al que, además se sumó Junts. En total 183 votos, una mayoría demoledora en contra del decreto gubernamental que sólo logró 165. De esta forma la pinza se convirtió en auténtica tenaza.

La decisión de los cuatro diputados morados, en guerra frontal con Sumar, socio minoritario del Ejecutivo, fue la espoleta inicial que provocó el fracaso. Podemos anunció, un día antes del debate, su voto en contra del decreto por entender que sólo sirve para dar más poder al oligopolio energético y no para evitar nuevos fundidos a negro, y con esta decisión dejaba en manos de los populares la opción de tumbarlo o salvarlo. El BNG se sumó al rechazo morado argumentando que la iniciativa perjudica a una Galicia inundada ya, dijo su diputado Néstor Rego, de parques eólicos.

El PP, dispuesto desde el pasado día 9, cuando se solventó el debate sobre la corrupción que salpica al Gobierno, a no conceder ya ninguna oportunidad a Pedro Sánchez, aprovechó la ocasión. El día 9 dijeron: «Se acabó la piedad». Y ayer lo pusieron en práctica.

El PNV defendió la iniciativa por entender que beneficiaría a la industria vasca y lo mismo hizo EH Bildu. ERC también apostó por ella como vía para responder ante la inacción y porque ha negociado con el Gobierno algunas de sus medidas. Sumar hizo lo propio con un paradójico discurso en contra de las eléctricas aunque son estas las que han presionado para su aprobación. Pero nada de esto fue suficiente.

El voto en contra de Vox era una evidencia desde el principio. Nunca hubo dudas al respecto como sí ocurrió respecto a la posición del PP. Los populares guardaron absoluto silencio respecto al sentido de su voto hasta el último minuto. Habría bastado su abstención para salvar al Gobierno pero en el primer partido de la oposición ya han pasado pantalla y no entra en sus cálculos nada que dé un respiro a Sánchez.

Si la decisión del PP tembló en algún momento, el tono de toda la sesión en la que se discutieron iniciativas de lo más variadas, acabó por inclinar definitivamente la balanza. Las continuas acusaciones y reproches por el caso Montoro tildando a los populares de «ladrones» y «podredumbre», las referencias a Mazón o a los «miles de muertos» de Ayuso en pandemia finiquitaron cualquier posibilidad de que el primer partido de la oposición se prestara a echar un salvavidas al Gobierno.

Para el PP, el Ejecutivo encajó ayer una «derrota total». Para los populares se ha puesto de manifiesto que, si bien Sánchez «tuvo votos para llegar al poder, no tiene ya votos para seguir» al frente del país y ello se debe, recalcan, a su «indignidad» ante los casos de corrupción que le acosan y a su «incapacidad» no sólo para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado sino también para sacar adelante un «simple decreto».

Por todo ello, el partido de Feijóo insiste en que Sánchez debe «convocar elecciones de forma inmediata». «Hasta aquí ha llegado la escapada», señalaron fuentes populares antes de recalcar que «no es labor de la oposición rescatar a Pedro Sánchez del abandono de aquellos que le hicieron presidente. Si no tiene el apoyo de la cámara», añadieron, «que busque el apoyo de las urnas». Celebrar elecciones en otoño es, según el PP, «la única salida» que le queda al presidente.

Respecto al contenido del decreto antiapagones ya decaído, el PP anunció su intención de presentar en el congreso una proposición de ley en coordinación con las Comunidades Autónomas, para garantizar las inversiones que necesita el país en materia de energía.

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