Publicado: julio 10, 2025, 8:07 am
Los narcotraficantes han recrudecido sus prácticas en la costa de Andalucía en general y en el Campo de Gibraltar y la desembocadura del río Guadalquivir en particular. Han cambiado los métodos, los escenarios y los castigos a miembros de organizaciones rivales o de las propias ante amenazas para sus negocios, traiciones o cualquier atisbo de insurrección. Las familias de la droga de toda la vida y las nuevas que se han instalado en la zona -procedentes de Latinoamérica, de la zona de los Balcanes y de Países Bajos- están ejecutando prácticas tremendamente duras nunca vistas hasta ahora. EL MUNDO ha tenido acceso a imágenes de un secuestro que corrobora la radicalización de las organizaciones asentadas en la zona.
Agentes de la lucha contra el narcotráfico llevan meses advirtiéndolo intervención tras intervención. El pasado martes volvió a quedar certificado tras la liberación de un joven que estaba dentro de un maletero en la zona de Ayamonte. Sus verdurgos, según fuentes de la investigación, lo introdujeron allí tras apalearlo con dureza. Después lo maniataron. Huyeron al percatarse de la presencia de la Guardia Civil. El asunto, revelan las mismas fuentes, está relacionado con el tráfico de drogas.
Se trata de un caso «descarnado» que, según indican, no es aislado. «Y eso es lo preocupante». «Cada vez hay más secuestros entre delincuentes, entre los hombres que se ‘portan mal’ dentro de la organización. Es un aviso.Hay más secuestros y son más violentos», sentencian. La Guardia Civil ya no lucha únicamente contra las grandes familias de la droga del Estrecho conocidas, sino que se han sumado organizaciones de narcotraficantes procedentes de Latinoamérica y de los Países Bajos, según revelan a este periódico las mismas fuentes, que tienen otra forma de hacer las cosas.
A este secuestro se suma otro episodio muy ilustrativo del nivel de peligrosidad que se está haciendo hueco en la zona. Sucedió el pasado mes de febrero en la ría de Huelva, frente al Muelle de las Carabelas. Varios hombres descargaban un alijo de hachís en a plena luz del día desde embarcaciones recreativas protegidos por individuos armados con fusiles de asalto, con kalashnikov. En el vídeo, se apreciaba no sólo a tres personas armadas con AK-47 sino que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado resaltaban que los tenían empuñados, activos para disparar en caso de ser descubiertos sin el menor miramiento.
Una semana antes, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska había afirmado tener «acorralados» a los traficantes. La frase la pronunció ante sus socios de la Coalición de Países Europeos contra el Crimen Organizado, donde se reivindicó y presumió de los resultados del Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar a pesar de que los agentes de la lucha contra el narcotráfico en la zona no dejan de alertar de que la situación se les complica día a día y de que las organizaciones les comen terreno. Más traficantes, más droga, más violencia que enfrentar con los mismos equipos y nulas perspectivas de que Interior vuelva a reactivar un grupo exclusivo para luchar contra la droga. Así afronta la Guardia Civil el escenario en el que trabaja a diario. «La situación es muy grave. La delincuencia a este nivel es una constante».
El asentamiento de nuevas estructuras delictivas y la consolidación de las familias clásicas de la droga está vinculada, por datos, al desmantelamiento en 2022 del Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON-Sur), dedicado desde 2018 a luchar en exclusiva contra el narcotráfico. Esta unidad logró contener la actividad de las principales organizaciones firmando las operaciones más importantes contra ellas y reventando los datos conocidos hasta la fecha en número de detenciones, intervenciones de alijos y sujeción de la actividad delictiva. Los traficantes temían al OCON-Sur.
Tanto es así que cuando supieron que el Ministerio del Interior, contra todo pronóstico, ponía fin al grupo lo celebraron en unos whatsapps a los que tuvo acceso este periódico. «An echo mucho destrozo aki en el pueblo (…) digoo el capitan David [sic]», escribe un miembro de uno de los clanes. «Chavales desde aller occon sur empieza a desaparecer», celebra otro. Al tiempo que el grupo se convirtió en la pesadilla de los traficantes, fue el objetivo de críticas internas por el éxito de sus operaciones. La desaparición hace tres años de OCON-Sur ha tenido consecuencias directas. Las incautaciones de droga han caído considerablemente y el precio ha bajado. Lo narcotraficantes, apuntan, «han regresado en todo su esplendor». «El narco está tranquilo, acomodado y con capacidad de movimiento total. Todo vuelve a estar inundado de droga», indica otro de los agentes que combate la droga en Andalucía.
La propia Fiscalía General del Estado ha recogido este extremo en su Memoria Anual después de que la fiscal delegada de Cádiz expresara su preocupación. «La disminución de droga incautada supone también una reducción de procedimientos penales en la provincia de Cádiz, lo que la delegada atribuye a una menor presión policial y a la desaparición del grupo operativo OCON-Sur, que se produjo sorpresivamente y sin comunicación previa a la Fiscalía de Andalucía ni a la Fiscalía Especial, ni a los órganos judiciales».