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Trump sí será para tanto

Publicado: abril 7, 2025, 10:07 pm

Donald Trump lleva tres meses transformándolo todo: el tamaño y las funciones del Estado norteamericano, las alianzas militares que sostuvieron durante décadas el orden internacional, la economía y el comercio del planeta entero. También lleva tres meses obligando a recalibrar la teoría según la cual su nueva etapa de gobierno no iba a suponer la catástrofe que muchos auguraban. Que no iba a ser para tanto. Una teoría que llegó a estar muy extendida y que va sufriendo modificaciones con cada nuevo episodio del show que se ha instalado en la Casa Blanca.

Podemos dar ya por descartada la versión inicial del noseraparatantismo, esa que sostenía que la fiebre arancelaria de Trump era solo demagogia electoral. Quizá debamos dar por descartada también la siguiente versión de la teoría, esa que argumentaba que los aranceles eran una mera herramienta negociadora. Las informaciones de estos días indican que no, que el presidente y su equipo realmente desean transformar el comercio global a través del proteccionismo.

Inasequible al desaliento, la vieja teoría ha adoptado dos nuevas formas. Ambas apuntan que, en algún momento, los efectos negativos de la política arancelaria serán tan evidentes que obligarán a Trump a corregir el rumbo; ambas otorgan, además, un papel importante en esta corrección a las llamadas de individuos poderosos. La primera versión sería la que podríamos llamar la opción Liz Truss: el caos en los mercados alcanzaría pronto tal magnitud que el presidente tendría que enmendar su plan casi desde el inicio. La segunda versión sería la opción Zapatero: la economía se va deteriorando durante un par de años, las perspectivas electorales de su partido se van a pique y las presiones arrecian hasta que, finalmente, Trump se ve abocado a una humillante rectificación.

La pregunta es por qué estas nuevas versiones del «no será para tanto» iban a acertar donde las anteriores fallaron. Porque quizá un problema que subyace a todas ellas es pensar que la verdadera naturaleza del presidente norteamericano es la del Trump empresario y no la del Trump demagogo, el Trump estrella de reality, el que realmente cree en lo que está haciendo y, además, disfruta de la atención y el poder que le otorga haber puesto en marcha un plan como el de los aranceles.

Luego está la pregunta de quiénes serían esas personas que pueden convencerle para que cambie sus políticas. Conviene recordar que la adhesión de los líderes de las grandes tecnológicas al trumpismo se produjo cuando su victoria electoral estaba a punto de consumarse; hasta Musk empezó apoyando en las primarias a Ron DeSantis. Trump puede vanagloriarse del apoyo de esa élite, pero sabe que no le debe su poder a los Bezos, Zuckerberg etc., sino al proyecto ideológico del mundo MAGA. Ese proyecto que se manifiesta, en buena medida, en la política arancelaria.

Al final, quizá las distintas versiones del «no será para tanto» dicen más sobre quienes las sostienen que sobre el individuo o el proyecto a los que supuestamente analizan. Del mismo modo que nos cuesta mucho imaginar una Europa sin el paraguas de la OTAN, no logramos imaginar una economía global en la que el papel de EEUU haya cambiado radicalmente. Pensamos que lo peor no puede ser cierto porque aún no sabemos qué haríamos si realmente lo fuera.

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