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¿Tienes ansiedad o ganas de socializar? La culpa es de tu sistema inmune

Publicado: abril 7, 2025, 4:00 pm

Las citocinas, moléculas del sistema inmune que desempeñan un papel importante en la defensa del organismo contra las infecciones, ayudando a controlar la inflamación y coordinando las respuestas de otras células inmunitarias también influyen en el cerebro, provocando cambios de comportamiento. Dos nuevos estudios que se publican en la revista ‘ Cell ‘ centrados en una citocina llamada IL-17, refuerzan ahora esta evidencia. Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets-MIT y la Facultad de Medicina de Harvard (EE.UU.), descubrieron que la IL-17 actúa en dos regiones cerebrales distintas: la amígdala y la corteza somatosensorial, ejerciendo dos efectos divergentes. En la amígdala, la IL-17 puede provocar ansiedad, mientras que en la corteza promueve la sociabilidad. Estos hallazgos sugieren que los sistemas inmunológico y nervioso están estrechamente interconectados, explica Gloria Choi , una de las autoras de los estudios. «Si estás enfermo, hay muchas otras cosas que afectan tu estado interno, tu humor y tu comportamiento, y no se trata solo de fatiga física. Tiene algo que ver con el cerebro», dice. Choi y Jun Huh , se interesaron por la IL-17 hace varios años, al descubrir que participaba en un fenómeno conocido como el efecto fiebre. Estudios a gran escala con niños autistas han revelado que, en muchos de ellos, sus síntomas conductuales disminuyen temporalmente cuando tienen fiebre. En un estudio realizado en ratones en 2019, demostraron que, en algunos casos de infección, se libera IL-17, lo que suprime una pequeña región de la corteza cerebral conocida como S1DZ. La sobreactivación de las neuronas en esta región puede provocar síntomas conductuales similares al autismo en ratones, como comportamientos repetitivos y menor sociabilidad. En este nuevo trabajo han mapeado los receptores de IL-17 en el cerebro, identificando que IL-17RA e IL-17RB se expresan en la corteza, especialmente en la región S1DZ. Estas proteínas se encuentran en neuronas relacionadas con la propiocepción y el control del comportamiento. La unión de IL-17E a estos receptores reduce la excitabilidad neuronal , lo que explica los cambios conductuales observados en investigaciones previas. «Esta molécula se convirtió en un vínculo que conecta la activación del sistema inmunológico, manifestada como fiebre, con cambios en la función cerebral y cambios en el comportamiento de los animales», dice Choi. Explican los científicos que la La IL-17E actúa como un neuromodulador en el cerebro, reduciendo la excitabilidad neuronal. Según Choi, esta molécula pudo haber evolucionado inicialmente con una función neurológica antes de ser utilizada por el sistema inmunitario para inducir inflamación. En gusanos C. elegans, la IL-17 regula el comportamiento social sin participación inmunitaria, y en mamíferos, la IL-17E es producida por neuronas corticales, incluida la región S1DZ. «Existe la posibilidad de que un par de formas de IL-17 hayan evolucionado primero y principalmente para actuar como neuromodulador en el cerebro, y tal vez más tarde hayan sido secuestradas por el sistema inmunológico para actuar también como moduladores inmunológicos», dice. En el otro artículo de ‘Cell’ , los investigadores exploraron otra ubicación del cerebro donde encontraron receptores de IL-17: la amígdala. Esta estructura con forma de almendra desempeña un papel importante en el procesamiento de las emociones, como el miedo y la ansiedad. Durante las infecciones, esta ansiedad puede ser una respuesta beneficiosa, manteniendo al individuo enfermo alejado de otras personas a las que la infección podría contagiarse , plantea la hipótesis de Choi. «Además de su función principal de combatir patógenos, una de las maneras en que el sistema inmunitario funciona es controlar el comportamiento del huésped, protegerlo a sí mismo y también a la comunidad a la que pertenece», afirma. «Una de las maneras en que el sistema inmunitario lo hace es utilizando citocinas, factores secretados, para llegar al cerebro como herramientas de comunicación». En global, ambos estudios sugieren que el sistema inmunológico, e incluso una sola familia de citocinas, pueden ejercer una variedad de efectos en el cerebro. «Ahora contamos con diferentes combinaciones de receptores de IL-17 que se expresan en distintas poblaciones de neuronas, en dos regiones cerebrales distintas, que regulan comportamientos muy distintos. Una es, de hecho, algo positiva y potencia los comportamientos sociales, y la otra es algo negativa e induce fenotipos ansiogénicos», afirma Choi. Su laboratorio trabaja actualmente en un mapeo adicional de la ubicación de los receptores de IL-17, así como de las moléculas de IL-17 que se unen a ellos, centrándose en la región S1DZ. Con el tiempo, una mejor comprensión de estas interacciones neuroinmunitarias podría ayudar a los investigadores a desarrollar nuevos tratamientos para afecciones neurológicas como el autismo o la depresión. «El hecho de que estas moléculas sean producidas por el sistema inmunitario nos brinda un enfoque novedoso para influir en la función cerebral como método terapéutico», afirma Choi. «En lugar de pensar en atacar directamente al cerebro, ¿podemos pensar en actuar sobre el sistema inmunitario? »

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