Publicado: septiembre 26, 2025, 6:07 am

Se trataba de saber cómo está España el jueves de mañana según el barómetro del Congreso de los Diputados. Como sucede en los parques de atracciones, la Cámara Baja ofrece muchas atracciones y hay que elegir. Me gusta escoger porque invita a equivocarse. A las 10.18 ingreso por la puerta de la Calle de Cedaceros, me cruzo con una delegación de políticos africanos ataviados con boubous tirando de unas maletas Samsonite envidiables, y en ese momento comprendo que la política también es una utopía concreta. Salían sonriendo. Yo aún entro algo intimidado.
Me detengo con gusto ante la escultura de Eusebio Sempere, Oposición de rombos, instalada en el hall. Después ante un bodegón de Alcaín. Y por último, delante de una arpillera de Manolo Valdés en la pared de las escaleras que bajan a la Sala Sagasta. La climatización dentro es buenísima. Hay unas obras estupendas. Disfrutando de ese cabotaje llego hasta la puerta de la sala donde se celebra la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE. Comparece el presidente de la pública, José Pablo López. El guateque ha empezado, pero entro en lo mejor. El periodista y diputado de Vox Manuel Mariscal, de Talavera de la Reina, habla con chorro a presión contra López. Del fondo de la barba extrae frases tocineras para hacerse sitio en los titulares. Conmigo lo consigue porque soy un sentimental. Ahí viene Mariscal haciendo caballitos con la moto de su intervención: «Cuando lleguemos a RTVE dudo si entraremos con motosierra o con lanzallamas». Después de una consagración de la violencia así conviene dejar enfriando a este hombre unos minutos. Antes se habló de la retirada de España de Eurovisión si Israel permanece en el tinglado. Mariscal queda muy complacido con su momento Elm Street, seguro como un pequeño animal, dorado como un verano. Alguien dijo: «¡Halaaaaa!» y recuerda a la marquesa de Aquí no hay quien viva. Otros rieron.
López había explicado un poco antes que la retirada de Eurovisión está clara, porque el negocio ese «no es un mero festival de canciones, su carga política es enorme e Israel lo utiliza para proyectar sus mensajes». Si se hizo con Rusia, por qué no con los representantes melódicos del gobierno genocida de Netanyahu. El presidente de RTVE dice «genocidio» para llegar antes a la verdad. Lo otro son sintagmas simétricos. Juan Manuel Moreno Bonilla se apunta a la palabra desde las dos de la tarde de hoy y contra una parte del PP de Feijóo (empezando por Feijóo).
Vuelvo a lo nuestro, López lanza una puya divertida contra la burrada con aroma golpista de de Mariscal y esto activa el tam-tam con que los diputados celebran gracietas palmeando sobre los pupitres. Cuando el turno del PSOE, sus representantes hacen preguntas de vuelo sin motor al compareciente. Éste contesta con holgura, templado, sin atrincheramiento. Pero al poco entra a saco la escudería del PP, que repite mucho «TelePedro» para referirse a TVE, descalifica a periodistas de la casa, pide cuentas sin atinar a veces con los números que denuncia y al presidente del Gobierno le dicen «Pedro», un poco de tú. Lo estamos pasando fenomenal.
En un Parlamento todo lo que no es una acusación se convierte en un comentario flojo. Las mujeres y hombres del PP despliegan una polifonía encendida, como levantándose entre ellos la moral. También citan para mal a Marc Giró y a Andreu Buenafuente, de lo mejor en el entretenimiento en la televisión pública. Y descalifican otra vez a las analistas y colaboradoras de TVE Laura Arroyo y Andrea Santaolalla, aupándolas por efecto mariposa al cielo pasajero de las tertulias. En los instantes más acalorados, en los boxes del PP alguien despliega un abanico sociológico con la bandera de España. A mí todo me parece bien.
El compareciente capea la pedriza con agilidad, cargado de datos, pero abusa en la réplica del escudo de las cadenas autonómicas. Sus preferidas para destrozar al adversario popular son la gallega y la valenciana de Mazón. El lanzamiento de acusaciones es intenso, pero al final siempre encuentran una razón para no tirarse los trastos a la cabeza. En plena comparecencia, esos azares hermosos que concede vivir, López echa un vistazo a su teléfono móvil y anuncia al respetable que Isabel Díaz Ayuso, según teletipo de Europa Press, acababa de despachar otra de sus chacinas verbales: «RTVE es una mafia absoluta». Estaba ya la cosa enfilando el cierre de la sesión cuando la diputada Carmen Riolobos Regadera (PP) vinculó a José Pablo López con el «putero de Ábalos». Ahí el protagonista se queja: «Compararme con Ábalos, imputado por distintos delitos, es algo que no esperaba de usted». Porque se tratan de usted y todo.
Estamos en los últimos encajes de bolillos de la comparecencia. Las 13.15 y Eurovisión en el alambre. La televisión pública apaleada. Los de Vox satisfechos, quizá la próxima semana propongan enterrar minas en los pasillos de Torrespaña. El PP denunciando rodillo informativo. Los del PSOE, en esta ocasión, vagando sin alma por la niebla. Así iban las cosas esta misma mañana con presagios de tifón.