Publicado: julio 3, 2025, 4:07 pm
Sevilla fue donde el PSOE trató de coger impulso para una legislatura complicada celebrando su 41 congreso federal. Sevilla es el lugar donde Pedro Sánchez ratificó a Santos Cerdán como secretario de Organización pese a que en el partido ya había dudas sobre su figura, se creía que ya estaba «tocado», no sólo porque hubiera sido mencionado por Víctor de Aldama sino porque era la persona que trajo a Koldo García de Navarra a Madrid. Sevilla es también el lugar donde en las últimas horas, según ha sabido EL MUNDO, Sánchez y María Jesús Montero se han reunido para hablar de los cambios en el PSOE que se harán oficiales el sábado en el Comité Federal.
De momento, ya se han producido algunas llamadas a miembros de la Ejecutiva para comunicar su salida y contactos con las federaciones socialistas. Fuentes socialistas explican que la remodelación no sólo afectará a la secretaría de Organización, que no se limitarán al equipo de Cerdán, pero que no se prevé cambiar a media Ejecutiva. Fuentes socialistas constatan la salida de Juanfran Serrano, el hasta ahora número dos de Cerdán. Internamente también se da por probable el relevo de Javier Cendón, uno de los tres diputados de confianza del ex número tres del partido en el Congreso junto con Serrano y Manuel Arribas.
En el marco de los cambios se producirá también un ajuste debido a las incompatibilidades de cargos que marcan los estatutos del partido tras haberse superado el máximo del 10% de miembros a los que se permite de forma excepcional una duplicidad de responsabilidades orgánicas a nivel federal y en sus territorios. En este sentido se da por segura la salida de Manuela Berges, nombrada secretaria de Organización del PSOE en Aragón, y como previsible al menos la de Sabrina Moh, responsable del partido en Melilla.
Aunque el presidente del Gobierno ha estado centrado los últimos cinco días en la cumbre internacional para la financiación al desarrollo, el foco ya va girando hacia el Comité Federal del PSOE del sábado. Sánchez ha estado toda la semana en Sevilla. María Jesús Montero, vicepresidenta primera y vicesecretaria general socialista, estuvo en la inauguración, regresó a Madrid para presidir el Consejo de Ministros y el miércoles por la noche volvió a la ciudad hispalense. Este jueves ha intervenido en el evento especial ‘Nuevo marco para las tendencias tributarias mundiales’, sin más agenda. Ambos han tenido tiempo para intercambiar opiniones sobre el calado de los cambios y qué decisiones tomar.
Porque desde que estalló la crisis por el informe Cerdán, y Sánchez anticipara cambios en el partido, la formación socialista vive en la incertidumbre. Como es habitual, solo él sabe qué quiere o va a hacer y lo comunica a muy pocas personas.
El presidente del Gobierno y secretario general socialistas, que en un principio había despejado su agenda este viernes, ha improvisado un acto con mujeres socialistas para trasladarles ideas sobre las medidas y la hoja de ruta que plantea para el PSOE. Como ha informado este diario, en el Gobierno existe mucha preocupación por los audios de Ábalos y Koldo sobre prostitutas. El 60% del voto del PSOE es femenino.
Antes de centrarse en esta cumbre, Sánchez escuchó a varios cargos y dirigentes del PSOE y pidió ideas sobre qué iniciativas poner en marcha. El sábado en el Comité Federal, además de una remodelación de la Ejecutiva, que fuentes socialistas sitúan «más allá» de la secretaría de Organización, apuestan por reforzar los controles internos -«no han funcionado»-, modificar el código ético para sancionar el consumo de prostitución -en el Gobierno hay preocupación por la imagen que trasladan los comentarios de Ábalos y Koldo sobre prostitutas y el impacto que puede tener en el voto femenino, con un peso del 60% en el PSOE- y «cambiar la manera de tomar las decisiones».
La apuesta en el núcleo duro de Sánchez es que tras las experiencias de Ábalos y Cerdán, personas de la máxima confianza que tenían el control absoluto del partido y que ahora se ha demostrado que lideraban una presunta trama corrupta, sería conveniente evitar la figura de un «killer orgánico», un «secretario todopoderoso», de manera que haya más personas involucradas en la toma de decisiones y supervisión del partido. Sobre todo, para determinadas decisiones o circunstancias. «Somos conscientes de que hay que hacer cambios internos», señalan fuentes gubernamentales y socialistas.