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Sánchez tutelará al nuevo Ferraz con Paco Salazar, su escudero en Moncloa y el último hombre del núcleo duro de las primarias

Publicado: julio 5, 2025, 4:07 am

El nombre de Rebeca Torró (Ontinyent, 1981) no figuraba en las múltiples quinielas de posibles sustitutos de Santos Cerdán que han circulado desde que el secretario de Organización del PSOE fue obligado a dimitir ante los indicios de su implicación en la presunta trama de cobro de mordidas. Paralelamente, en las tres últimas semanas se había producido un intenso debate interno sobre la conveniencia de que fuera una mujer la que compensara el «exceso de testosterona» que algunos piensan que ha habido en el desempeño del cargo desde el que se ejerce el control del aparato y que previamente ocupó José Luis Ábalos, también imputado por el mismo caso. La opinión generalizada era que en la elección debía primar «el conocimiento del partido».

Pedro Sánchez sí ha optado al final por feminizar aún más la cúpula de Ferraz -que ya contaba con una presidenta, Cristina Narbona, y una número dos, María Jesús Montero-, pero lo ha hecho situando al frente de la fontanería a una persona sin experiencia orgánica y prácticamente desconocida más allá de la federación valenciana a la que pertenece, la segunda con más peso tras la andaluza. La hasta ahora secretaria de Estado de Industria, que sí que tiene una dilatada carrera institucional, dejará el Ministerio para dedicarse plenamente a tratar de recomponer una organización sacudida por un escándalo de corrupción que ha hecho mella también en el Gobierno. Aun así, el presidente no planea por ahora cambios en el Consejo de Ministros.

Como responsable del área de Organización, Torró estará asistida, por primera vez por tres adjuntos, en vez de uno como tenía Cerdán, Juanfran Serrano -cuyo futuro se sabrá hoy, pues si en el PSOE daban por hecha su salida, fuentes conocedoras de los movimientos apuntan a que podría seguir en la Ejecutiva en otro puesto de menor relevancia-. Esta dirección compartida busca evitar que todo el poder y control recaiga en una única persona, tras las experiencias de Ábalos y Cerdán. «Cambiar la manera de tomar las decisiones», para que se hagan de manera colegiada.

Lo que se pretende trasladar es que no habrá un «todopoderoso secretario de Organización», aunque sí habrá una Secretaría de Organización tutelada por Moncloa. Esto es, Sánchez sigue en su propósito de estar encima de Ferraz y situar como ojos y manos suyas a personas de su confianza. Torró es el rostro visible, la imagen para exhibir cambio, pero el hombre clave de este nuevo equipo «coral» será Paco Salazar (Montellano, Sevilla, 1968), integrante del cada vez más reducido núcleo de confianza del líder socialista, que ya era miembro de la dirección nacional como responsable de Análisis Electoral y secretario general de Coordinación Institucional en La Moncloa, dentro del gabinete de Presidencia del Gobierno. Cargo este último que mantendrá, según confirmaron fuentes del Ejecutivo. Con su designación se intensifica la simbiosis entre el partido y el Gobierno. Es el puente entre La Moncloa y Ferraz.

Salazar es uno de los contados miembros de la Ejecutiva Federal socialista que se mantienen desde 2017, cuando Sánchez reconquistó la Secretaría General en las primarias que disputó a Susana Díaz. De hecho, en aquella campaña interna, el político andaluz había sido uno de sus más estrechos colaboradores: participó en la organización del acto en el municipio sevillano de Dos Hermanos en el que oficializó su candidatura y fue una de las tres únicas personas junto con el aspirante y Cerdán que conocían el número de avales que había logrado reunir para la reconquista del partido.

Quien a partir de ahora ejercerá de fontanero de Ferraz en la sombra ha estado en tres etapas en La Moncloa. En la primera fue director general del Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno (2018-2019) y posteriormente fue director Adjunto de la Presidencia del Gobierno (2020-2021). Tras un paréntesis en la presidencia del Hipódromo de un año, volvió al Ejecutivo en 2022 como secretario general de Planificación Política del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Desde septiembre de 2024 ocupa el cargo de secretario general de Coordinación Institucional. Esto es, siempre cerca de Sánchez, dentro del gabinete de Presidencia, en su equipo de colaboradores más próximos.

Los otros dos adjuntos que se incorporan a la Secretaría de Organización también son personas cercanas al secretario general del PSOE. Anabel Mateos (Roquetas de Mar, Almería) ha trabajado para el lobby del socialista Pepe Blanco -Acento- y es mujer de Antonio Hernando, con quien el hoy presidente del Gobierno coincidió en sus inicios políticos junto a Óscar López bajo el padrinazgo del ex ministro de Fomento. El cuarteto que se encargará a partir de ahora del control del partido lo completa Borja Cabezón (Madrid, 1980), que conoció al secretario general de los socialistas de aquella época en la que Sánchez, López y Hernando fueron apodados los chicos de Blanco, aunque él era de una generación más joven. Cabezón es otra persona próxima a Sánchez, al que también buscó acomodo en La Moncloa. Fue director general de Asuntos Nacionales del Gabinete del Presidente del Gobierno y embajador en misión especial para la crisis internacional de la Covid-19 y la Salud Global del Gobierno.

Entre los cambios que se están imprimiendo en esta nueva etapa en la que se está tratando de borrar la huella de su ex número tres -en prisión desde el lunes- está además el relevo en la portavocía de Ferraz, que a partir de ahora ocupará Montse Mínguez (Lleida, 1976). Portavoz adjunta en el Congreso y miembro del Partido Socialista de Cataluña (PSC), es persona de la confianza del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien, a su vez, mantiene un vínculo muy estrecho con el jefe del Ejecutivo. Es de las personas a las que pide consejo y escucha.

Internamente se valoran las dotes de comunicación de Mínguez y se la considera «un valor en alza». Además, es la secretaria general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso. Dos cargos claves en el relato del partido y la relación con los socios, en un momento donde reina el malestar por la presunta trama corrupta y la falta de contundencia. Con la legislatura en punto muerto, el trato con los partidos independentistas, sobre todo con Junts, será clave para ver si la gobernabilidad es viable o no. Asimismo, se crea la figura de la portavocía adjunta que ocupará Enma López. La concejala del Ayuntamiento de Madrid ya estaba ejerciendo de manera oficiosa esta función.

Cambios en puestos clave, obligados, pero Sánchez no va a acometer una revolución de su dirección. «No es una caza de brujas», sintetizan desde el núcleo duro del secretario general socialista. Desde que estalló el informe Cerdán, la consigna es trasladar que el PSOE «es una organización limpia». De ahí que se si acometiera una amplia remodelación, las fuentes consultadas explican que podría trasladarse la idea de que se hace porque la mancha de la sospecha está extendida en el partido. Y eso rompería el mensaje lanzado.

La estrategia pasa por acotar esta presunta trama corrupta a «dos personas», Ábalos y Koldo, y que nadie, ni siquiera en sus equipos, tenía conocimiento de lo que hacían. Por eso las salidas buscan aire fresco, pero no ventilar todo Ferraz, en ese objetivo de hacer control de daños. «Que no paguen justos por pecadores», resume un alto cargo socialista. Igual que no se toca el Gobierno, porque el mensaje es que en él no hay corrupción.

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