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Sánchez se vuelca en la agenda internacional y social para enjuagar su debilidad: tercer año incumpliendo con el Presupuesto

Publicado: octubre 1, 2025, 6:07 am

Actualizado Martes,
30
septiembre
2025

22:51

En sus intervenciones, sobre todo parlamentarias, Pedro Sánchez suele presumir de que gobierna «con estabilidad y eficacia» y de que lo hace con «paz social». En su equipo señalan que, a diferencia de España, fuera no le preguntan por la inconsistencia de su Ejecutivo porque es uno de los más longevos, al menos de Europa. Pero ese cristal con el que miran en Moncloa choca con la realidad de que el Gobierno incumple por tercer año el mandato constitucional de presentar los Presupuestos antes del fin de septiembre. El jefe del Ejecutivo trata de subsanar esa muestra de debilidad apostando por la agenda internacional y por asuntos como la lucha contra el cambio climático, donde se siente más cómodo y es capaz de aunar el respaldo de sus socios, con el que no cuenta, al menos hasta ahora, para aprobar unas cuentas en esta legislatura.

El artículo 134 de la Constitución establece que el Gobierno «deberá presentar ante el Congreso los Presupuestos Generales del Estado al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior». Un mandato que hoy ya se incumple. La fragilidad parlamentaria de la coalición, sumada a las exigencias de unos socios que huelen la debilidad y buscan benificio propio en sus propias pugnas políticas, hace que el Ejecutivo no haya sido capaz de aprobar unas cuentas desde 2023: trabaja y sigue adelante con unos números avalados por un Congreso que no es el que eligieron los ciudadanos en las últimas elecciones. Por no hablar de que la inversión en Defensa resquebraja totalmente el bloque de gobernabilidad, quedando el PSOE en manos del PP. Esta anomalía, no tener Presupuestos en toda la legislatura, no resta ímpetu a Sánchez, decidido a seguir hasta 2027 tenga o no cuentas.

Dentro del Gobierno existe la intención de presentar las cuentas, con el propósito de convertir la debilidad en un arma política para «retratar» a sus socios. Es decir, exhibir unas cuentas expansivas y sociales, aprovechando la buena marcha de la economía española, como primer cartel de una precampaña: esto es lo que quiero hacer, pero no me dejan. Ocurre que esa intención de querer aglutinar voto de sus socios, con la idea de si no lo hago yo no me dejan hacer, choca con una realidad parlamentaria que difícilmente diferirá de la actual. «Los vamos a presentar seguro», dicen dentro del Gobierno. Una diferencia respecto a, por ejemplo, el año pasado donde directamente renunciaron a cumplir con un artículo de la Constitución. «Los vamos a traer», añaden, sin poner fecha y dejando abierta la puerta a que no sea antes de diciembre y que haya que prorrogar los actuales, de 2023.

Sánchez busca descafeinar esa debilidad con la agenda internacional y temas sociales como la lucha contra el cambio climático, que le generan más posiblidad de presentar una foto de unidad y respaldo frente a la oposición. Frente a las fisuras de los números, pegamento social y perfil internacional. Este miércoles y jueves, el presidente del Gobierno viaja a Copenhague para dos jornadas de trabajo de los líderes europeos, con el tema de la seguridad y la defensa como uno de los grandes asuntos sobre la mesa. En plena disputa con el PP por un Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática y cuando se va a cumplir un año de la dana que mató a 229 personas en Valencia y Castilla-La Mancha, Sánchez va a defender su posición de que invertir en la lucha contra el cambio climático es hacerlo también en seguridad y defensa. De nuevo, busca equilibrar una balanza que internamente le es desfavorable con sus socios.

Ante los líderes europeos, el jefe del Ejecutivo va a presentar a España como un socio fiable y comprometido con la seguridad del flanco este, pero también va a incidir en la necesidad de situar el cambio climático como una de las grandes amenazas para la seguridad de Europa. Sánchez considera que la emergencia climática es «una cuestión vital, una cuestión de Estado» y debe serlo también para Europa.

La zona del este de España ha sufrido estos días las consecuencias de una nueva dana. Y con el recuerdo de la devastación sufrida ahora hace casi un año y con los salvajes incendios que asolaron nuestro país este verano, expondrá el mensaje de que el cambio climático mata y es un multiplicador de las amenazas para Europa, en especial para países como España.

Este planteamiento coincide en el tiempo con el choque que el Gobierno mantiene con el PP por la propuesta lanzada por La Moncloa de sellar un Pacto de Estado para frenar la Emergencia Climática. «La evidencia es clara: la crisis climática ya no es una amenaza futura, es una realidad diaria. Cada año las olas de calor, las sequías y las lluvias torrenciales golpean con más fuerzas. No valen excusas ni parches», proclaman fuentes socialistas. Los populares rechazan el acuerdo y lo califican de «cortina de humo» para tapar la «falta de responsabilidad» en la gestión del Ejecutivo.

La mano tendida de La Moncloa a Alberto Núñez Feijóo perseguía objetivos en distintas vertientes. Si los populares aceptaban negociar y ir hacia delante podría haberse puesto la medalla de arrastrar a la oposición a una de sus líneas de acción de Gobierno. Pero el escenario actual, de rechazo, que era el previsto en el complejo presidencial, creen los socialistas que les concede un flanco de ataque importante con el PP, asimilándoles a las posturas negacionistas de Vox. El Ejecutivo acusa a los populares de «partidistas» y descarga en ellos que si no se puede ir más allá es por su negativa a ir de la mano, pues la mayoría de las comunidades están en manos del PP. «Nosotros ya estamos sentados en la mesa. ¿Alguno será tan egoísta y tan soberbio para no querer sentarse a hablar?».

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