Publicado: marzo 23, 2025, 7:07 am

Pedro Sánchez no está cómodo en Bruselas. El presidente del Gobierno de España no se encuentra, ni mucho menos, en el centro del debate militar, no lidera las discusiones y las decisiones que Europa está tomando en materia de Defensa no están en línea con sus ideas políticas. Y sus intentos por contener el proceso de rearme, las claras reticencias a gastar más en este ámbito e incluso los intentos por maquillar sus cifras están irritando ya a algunos de sus socios europeos.
«Vemos falta de solidaridad en su postura y en la reunión del Consejo se escucharon algunas críticas», apuntan fuentes diplomáticas al ser preguntadas por las discusiones que el jueves tuvieron lugar en Bruselas entre los presidentes y primeros ministros europeos.
Muchos países, especialmente los más amenazados por Rusia, y también desde la propia Comisión se apunta que España e Italia recibieron una gran ayuda durante la pandemia derivada del Covid porque sus economías sufrieron especialmente. Y que ahora, ambas naciones deben devolver esa solidaridad a través de un compromiso firme con el gasto en Defensa. Pero eso no es lo que está ocurriendo o, al menos, no se percibe así.
«El presidente español intenta desesperadamente inflar sus cifras de gasto militar«, añaden desde otro país en alusión al deseo del Ejecutivo de ampliar la definición de Defensa para que el porcentaje de gasto sobre PIB de España aumente automáticamente sin que se produzca una inversión añadida real. Citan además directamente a la «Guardia Civil«, lo que no deja de sorprender y evidencia que el Gobierno se está moviendo para que los gastos en el Instituto Armado pasen a computar como inversión militar
«España no está cerca del 2% del PIB y no sabemos cuándo llegará. El compromiso de llegar a ese nivel se adoptó en 2014», apuntan desde un tercer país, que abren además otra vía de queja: Ucrania. «Es cierto que han anunciado una ayuda de 1.000 millones recientemente, lo que sin duda es importante, pero en el pasado han hecho muy, muy poco. Y todo lo que se aporte para hacer frente a Rusia es invertir en seguridad común».
En la capital comunitaria, además, se considera que España, junto a Italia y Francia, han sido los responsables de que fracasase el plan de la Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, Kaja Kallas, de apoyar con hasta 40.000 millones a Ucrania. Se trataba de una medida voluntaria y a la que se debía aportar en función del tamaño de la economía, lo que explica que tres de las cuatro potencias europeas hayan sido directamente responsables de dejar morir la medida.
«Podemos decir que Sánchez no está en su mejor momento en Bruselas«, resumen estas últimas fuentes diplomáticas, que completan la visión que se tiene entre los socios de la situación y actitud del presidente del Gobierno de España. En el norte de Europa, entre los halcones, y también desde naciones que no están precisamente tan arriba en el mapa.
A todo ello hay que sumar lo que el propio presidente del Gobierno y su equipo transmiten en su comunicación. En la cumbre extraordinaria de febrero, el líder del Ejecutivo no habló ni a la entrada ni a la salida y tampoco ofreció una rueda de prensa, algo muy poco habitual y que evidenció la incomodidad del presidente. En la reunión del jueves no aceptó preguntas al inicio, algo que tampoco es del todo usual, y los turnos en las intervenciones finales son siempre cortos y muy controlados. Y en los briefing que se ofrecen antes y durante los Consejos, los integrantes del cuerpo diplomático español dan claros signos de contrariedad cuando son preguntados por la inversión en Defensa, la compleja situación parlamentaria del Ejecutivo y la presión que recibe desde Bruselas.
«Sensibilidades» y comunicación
Lo que sí ha conseguido la oposición de Sánchez es que la Comisión Europea se haya abierto a cambiar su comunicación en el proceso de inversión en Defensa. El presidente del Gobierno aseguró el jueves, en esa comparecencia inicial, que no le gusta «en absoluto» el término rearme, y dentro de la reunión presionó junto con Italia para que el plan no lleve esa palabra en su título.
En ambos casos, en el de Sánchez y en el de Meloni, la petición está directamente ligada con la política nacional: por la presión de la vicepresidenta Yolanda Díaz en España y del también vicepresidente en Italia, Matteo Salvini. El líder del PSOE ha encontrado una inesperada aliada en la derecha radical italiana, y entre ambos ha conseguido que el Ejecutivo europeo se haya mostrado «sensible al hecho de que el nombre como tal puede suscitar algunas sensibilidades en algunos Estados miembros».
«Por supuesto entonces estamos dispuestos no sólo a escuchar sino también a reflejarlo en la forma en que lo comunicamos», apuntó el viernes la principal portavoz de la Comisión Paula Pinho, que además incidió en que el término ReArme hace alusión sólo a los instrumentos financieros y que el plan en su conjunto se denomina Preparación 2030.
Desde el Gobierno se apresuraron a apuntar que esto abre claramente una puerta a que se cambie el nombre, algo que no es del todo así y que, en cualquier caso, no esconde lo que en realidad se va a hacer: gastar cantidades ingentes en misiles, munición, drones y sistemas de defensa. Y este posible cambio tampoco parece que sea la clave para que Sánchez recupere el crédito que se está dejando entre los socios europeos. Otro ejemplo de la compleja situación de España es que la presencia del presidente no está todavía confirmada en la reunión que, el próximo jueves, tendrá lugar en París para hablar sobre Ucrania. Es muy probable que acabe asistiendo, por supuesto, pero no deja de ser sintomático que el propio Ejecutivo no haya podido confirmar todavía su asistencia. En el pasado no habría ninguna duda sobre su participación. Ahora, sí parece haberlas.