Publicado: julio 9, 2025, 1:07 am

Dos sets a uno perdiendo y tres bolas de partido en contra en el cuarto set. La estadística no favorecía a Carlos Alcaraz, con todo en contra. Sin embargo, el murciano, hace justo un mes, logró remontar y salir triunfante de Roland Garros. Pedro Sánchez afronta un match ball hoy en el Congreso. Acumula tres bolas de partido en contra frente a sus socios: José Luis Ábalos (corrupción), Santos Cerdán (corrupción) y Francisco Salazar (denuncias de acoso sexual). Al otro lado de la red, los socios de gobernabilidad esperan al resto con malestar por lo que consideran falta de medidas y contundencia por parte del PSOE. Sánchez está al saque y anunciará un amplio paquete de medidas, con especial hincapié en los corruptores, tratando de calmar a sus aliados prometiendo medidas que estos demandan para frenar la corrupción en las administraciones públicas.
«Nos jugamos mucho, la legislatura», consensúan fuentes gubernamentales y socialistas sobre la comparecencia maratoniana hoy en el Congreso de Sánchez, con dos plenos enlazados, el primero para hablar sobre la presunta trama corrupta en su partido y el Gobierno y el segundo, en teoría, para informar de la cumbre de la OTAN y el Consejo Europeo de finales de junio. Pero el foco está en la presunta trama corrupta descrita por la UCO, con Ábalos y Cerdán como piezas claves, y en el hecho de que tres personas de la máxima confianza del presidente del Gobierno, y a las que concedió gran poder, hayan protagonizado comportamientos reprobables. Esto es, no sólo está en juego su mandato, sino también su credibilidad.
«Estamos en un pozo y sólo saldremos de él asumiendo cierta vergüenza y ridículo», expone a este diario un alto cargo socialista. El informe de la Guardia Civil sobre la presunta trama corrupta, en la que Cerdán jugaba un rol de «jefe» y «gestor» de los presuntos pagos, ha dejado la legislatura en punto muerto. Los socios que sostienen a Sánchez califican de «insuficientes» las explicaciones dadas por el líder socialista y piden más contundencia. En La Moncloa concedían a la jornada de hoy mucha importancia, un día clave, pero todo empeoró el pasado sábado cuando las denuncias en eldiario.es de unas subordinadas de Salazar, hombre clave en Ferraz y en La Moncloa, relatando experiencias de acoso sexual obligó al abandono de sus responsabilidades políticas.
Saben en La Moncloa que la Cámara Baja será territorio hostil, no ya sólo por las críticas de PP y Vox. Se da por descontado también que el tono será duro y exigente también en los aliados. De hecho, algunas formaciones como Coalición Canaria o Compromís y alzan la voz exigiendo a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza. Una iniciativa que en el reciente Comité Federal del PSOE sólo defendió Emiliano García-Page, el único barón socialista con mayoría absoluta.
Sánchez trata de reconducir la legislatura, en su momento de máxima debilidad y con las cuerdas con las que le sujetan sus socios desilachándose, llevando un «paquete potente» de medidas anticorrupción. Trata de sumar puntos con la volea desde la red. Lo hará después de que la estrategia de La Moncloa y Ferraz pasara por tratar de encapsular la trama corrupta al «triángulo» Ábalos/Koldo/Cerdán y que ni en el partido ni en el Gobierno había corrupción. «El PSOE es una organización limpia», clama Sánchez.
«Vamos a explicarnos», dicen desde el equipo del presidente del Gobierno. «Vamos a proponer en positivo para no estar resistiendo sólo», añaden, en un intento de hacer pedagogía después de que el mensaje de su líder el pasado sábado fuera un llamamiento a los suyos para acompañarle a resistir.
Fuentes del Gobierno señalan que el plan irá enfocado a toda la cadena necesaria para que pueda existir la corrupción en la administración, esto es, empresas, instituciones y partidos. La idea, al menos hasta última hora de este martes, era transitar el camino para endurecer las penas a los corruptores e impedir de manera efectiva, pues la ley actual ya lo imposibilitaría, que aquellas personas que estuvieran al frente de empresas y fueran condenadas por corrupción, así como las empresas en los casos que se pueda, evitar que puedan volver a contratar con la administración.
En La Moncloa anticipan que han escuchado las demandas de sus socios y que «la gran mayoría» se «van a tener en cuenta» y prevén incorporarlas, con el objetivo de tratar de aplacar el enfado y taponar ese flanco de críticas. «Es verdad que llevamos siete años gobernando, pero si se pueden tomar nuevas medidas contra la corrupción, que no se han tomado, no nos vamos a negar», señalan fuentes del Gobierno. Este planteamiento, sin embargo, encierra asperezas para cargos y dirigentes socialistas: «Se nos podían haber ocurrido antes, claro».
En el Gobierno asumen que será un día difícil, pero no contemplan un escenario en el que salgan de la cita sin contar con una imagen de mayoría, esto es, con los socios dándoles la espalda, pese a que algunos ya piden esa cuestión de confianza. «La pregunta es si nuestros socios van a votar las próximas medidas importante que llevemos». Se aferran a eso, a que aunque no tienen mayoría para sacar unos Presupuestos, siguen ganando votaciones en el Congreso. En La Moncloa impera la filosofía cholista de partido a partido. «Llevamos varias semanas con la sensación de jugarnos mucho. Pero, de momento, creemos que vamos ganando los partidos».