Publicado: mayo 7, 2025, 10:07 pm

Más de seis de horas de debate, la mitad de ellas en intervenciones del presidente del Gobierno, no sirvieron para arrojar ni una brizna de luz sobre las causas del gran apagón, el cero energético, que sufrió España el pasado dÃa 28.
Pedro Sánchez advierte que la investigación es «muy compleja», desliza que previsiblemente se tardará meses en conocer el detonante del fundido a negro, pide dejar trabajar a los técnicos «sin ruido» y asegura huir de teorÃas e hipótesis anticipadas pero, al mismo tiempo, se erige ya en abanderado de una guerra ideológica contra las nucleares, acusa a la oposición de bailar al son del «lobby ultrarrico» de las empresas energéticas y sentencia que no se desviará «ni un milÃmetro» de su hoja de ruta porque las renovables «son la única opción».
En relación con la rendición de cuentas y las responsabilidades, dijo estar dispuesto a «asumirlas y exigirlas», unas palabras genéricas pero que muchos interpretaron como dirigidas a la ex ministra socialista y actual presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor.
La comparecencia de Sánchez, diez dÃas después del apagón se saldó asà con la apertura de un nuevo frente de batalla, el enésimo, entre la izquierda y la derecha. El encontronazo, con más tintes ideológicos que cientÃficos, fue tan grande que incluso consiguió dejar en un plano muy secundario las diferencias irreconciliables que existen en el Consejo de Ministros y entre el PSOE y sus socios parlamentarios a cuenta del incremento del gasto en Defensa: 10.400 millones para los que el presidente ya ha dejado claro que no pedirá autorización al Congreso.
Todos los grupos parlamentarios le reprocharon el retraso a la hora de proporcionar información a una ciudadanÃa perpleja por la falta de luz y de cobertura telefónica y la oposición atacó con dureza la falta de previsión de un Gobierno que, aseguró, habÃa recibido reiterados avisos de diferentes organismos, incluida Red Eléctrica, alertando del riesgo de que algo asà pudiera pasar.
Sánchez se escudó primero en la rápida recuperación del apagón, en el espÃritu cÃvico y solidario de la ciudadanÃa y en la actitud colaboradora de «todos los actores involucrados en el sistema eléctrico» y, después, se lanzó contra la «solución» que, según dijo, recomienda la derecha y que consiste «en su agenda ideológica» coincidente «con los intereses de algunas empresas energéticas que tienen propiedad en las centrales nucleares».
«Sólo pontifican», recalcó, «con la certeza de quienes no entienden nada o de quienes no quieren entender porque no les interesa, porque han vendido su espÃritu crÃtico a un buen pagador». Según afirmó, «no hay ninguna evidencia empÃrica de que el apagón fuera provocado por un exceso de renovables o una falta de energÃa nuclear» y acusó a quienes barajan esta teorÃa de abonar una «gran manipulación».
Él por su parte, dejó clara su apuesta: optar exclusivamente por la generación de renovables porque pueden «cumplir el mismo papel de generación de inercia» que las llamadas energÃas sÃncronas (hidráulica, nuclear y ciclos combinados). Y añadió: «La clave es apostar por ellas y que los operadores privados hagan las inversiones necesarias».
También hizo hincapié en que las nucleares no han pedido un cambio en el calendario pactado de cierre de plantas y añadió que si lo hacen lo estudiará, pero también anticipó que sólo lo admitirÃa si garantizan la seguridad de la población, su sostén sale del bolsillo de los «ultrarricos» que las presiden y aseguran plenamente el suministro. «En la actualidad», sentenció, «no hay un solo estudio serio que diga que las nucleares son imprescindibles en España».
La réplica del lÃder del PP fue también extremadamente dura. Feijóo acusó a Sánchez de tratar de zafarse de su responsabilidad culpando a terceros, de haber hecho caso omiso de las advertencias de «inestabilidad» del sistema e incluso de no haberse molestado en leer ni responder a la propuesta de pacto energético que le remitió hace meses y cuyo primer punto, dijo, era apostar por las renovables y, el segundo, prolongar en la medida de lo necesario la vida de las nucleares. Feijóo insistió en que su apuesta no consiste en elegir entre renovables y nucleares sino en planificar un mix eléctrico que las combine.
El popular ironizó asegurando que, tras escuchar el discurso del presidente acerca de lo bien que funcionó todo , los españoles «estarán deseando que se repita el apagón». Luego le urgió a dejar de lado la «soberbia» y la «osadÃa de buscar culpables» porque, recalcó: «El responsable es el Gobierno, que es quien debe garantizar la luz». También lamentó la muerte de cinco personas como consecuencia del fundido eléctrico y aseguró que Sánchez «deteriora todo lo que toca». Feijóo pidió la dimisión de la cúpula del ministerio de Transición Ecológica, con Sara Aagesen al frente y la de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor.
La segunda intervención de Sánchez fue un ejemplo de cómo autodefenderse atacando. Asà aseguró no estar dispuesto a recibir lecciones del PP, el partido, dijo, «del 11-M, del Yak 42, del Prestige, de los incendios en Galicia, del accidente del Metro de Valencia y de El Ventorro». Y tachó de «cinismo» el lamento por los cinco fallecidos durante el apagón mientras se «ignoran las más de 8.000 vidas que se pierden cada año en España como consecuencia del cambio climático».
Acusó a su rival de hacer una polÃtica que sólo sirve para «sembrar zozobra, echar más leña al fuego e instigar el miedo» frente a los «éxitos» del Ejecutivo y le vaticinó que «no llegará a ser presidente del Gobierno».
El segundo asunto por el que comparecÃa ayer Pedro Sánchez era el referido al aumento del gasto en Defensa en 10.400 millones sin pasar por el Congreso y sin contar con Presupuestos. Es un tema de gran trascendencia pero quedó completamente opacado. El presidente aseguró que ese desembolso milmillonario no se hará recortando gasto social ni subiendo impuestos ni elevando el endeudamiento. Pero no convenció a sus aliados: desde Sumar a Podemos pasando por ERC, Bildu o el BNG, todos mostraron su rotunda oposición a una polÃtica que tachan de «belicista» y supeditada al interés de Trump.