Publicado: marzo 13, 2025, 12:07 am

Dos meses después de constatarse que Sánchez Acera presionó a Lobato para que mostrara en la Asamblea de Madrid el correo con los datos fiscales de un ciudadano particular, exponiendo a Lobato a una investigación judicial, fue ascendida a la cúpula del PSOE de Madrid, donde ejerce como secretaria de Organización -el mismo cargo, a nivel regional, que ocupó Ábalos a nivel nacional y hoy desempeña Cerdán-. Sánchez Acera es el mensaje. No es falta de recato, es extremo exhibicionismo.
La progresión de Sánchez Acera invalida una razón que esgrime Sánchez en defensa propia frente a los excesos carnales y crematísticos de Ábalos: «Tolerancia cero frente a la corrupción». Sin embargo, todavía nadie ha explicado qué se sabía en La Moncloa o Ferraz cuando depusieron al número dos. Se cumple un lustro del encierro pandémico. Esta noticia apareció en El País el 17 de abril de 2020: «El Gobierno aparca la ley de transparencia y oculta a quién compra el material sanitario». Hacía un mes que el Portal de Transparencia del Gobierno no tramitaba las solicitudes de información ni publicaba contratos. La excepción propició la oportunidad. De un modo u otro, el entorno más próximo de Sánchez o el propio Sánchez encuentran el resquicio o directamente hacen el butrón.
Sánchez Acera no recuerda quién le envió el pantallazo del correo por wapp a su teléfono. Es curioso, porque Lobato también se lo preguntó la noche de autos y ella contestó: «Porque llega». El emisor «pudo ser cualquiera», se interpreta de su declaración de ayer. El correo de Gmail ya circulaba. ¿Cualquiera de entre quiénes? Tampoco ha testificado si recibía órdenes y de quién cuando se lo envió a Lobato. Así que asume el rol de cortafuegos. Como Ábalos. Sólo sabemos que ahora es secretaria de Organización de la federación socialista madrileña porque comprometió a Lobato, que desobedeció a López -entonces jefe de Gabinete de Sánchez-, que a su vez sucedió a Lobato. O sea, el recelo e insubordinación de Lobato propició la bronca interna; y esa camorra aupó a López. Todo el mundo cambió de móvil: García Ortiz, Sánchez Acera y Vallès. Nadie sabe nada. Los tres ganan tiempo. Los pactos de silencio se desvelan en la nube.
Centrados en la investigación judicial que cerca al fiscal García Ortiz por revelación de secretos nos distraemos de algo esencial sobre lo que Sánchez representa: la posibilidad de disponer de una información privilegiada sobre un particular que sólo pudo salir del Ministerio de Hacienda y de la Fiscalía y usarla sin miramiento contra una adversaria política; y sin filtrarla previamente a los medios. Lo primero es muy grave; lo segundo es falta de disimulo e inmoralidad gravosa: la testigo Sánchez Acera identificó interés de partido con interés de Estado. El ex secretario de Organización plus, Ábalos, no llegó a tanto: simplemente só los recursos públicos para satisfacer necesidades primarias y elevar su autoestima y tren de vida.
En esta pieza hoy repite varias veces el término Organización. Porque lo que muestran ambos casos es que, efectivamente, en torno a ellos hay algún tipo de organización -disposición, arreglo y jerarquía-. El juez ha imputado al ex ministro José Luis Ábalos por pertenencia a organización criminal. Sus cuatro «amigas» declararán en el Senado para explicar cómo funcionaba el departamento de recursos humanos… de la organización. ¿Hay una o dos?.