Publicado: marzo 22, 2025, 7:07 am
«Los estados autoritarios como China buscan cada vez más afirmar su autoridad y control en nuestra economía y sociedad». El Libro blanco de la Defensa de la Unión Europea cita al gigante asiático en diez ocasiones en su análisis de lo que necesitan hacer los 27 para avanzar en su autonomía estratégica. Si bien es cierto que alerta del peligro de la influencia de China a través de la economía en el Viejo Continente, también lo es que reconoce al país como «un socio comercial clave para la UE».
En medio de estos equilibrios y alertas por el aumento armamentístico del país, Pedro Sánchez se presenta como un interlocutor privilegiado con China, útil para la UE. Así el pasado jueves anunció tras el Consejo Europeo un nuevo viaje a China, el tercero consecutivo de los últimos tres años. Se convierte en el único presidente de la UE recibido con tanta frecuencia por Xi Jinping y con un propósito: «España va a contribuir constructivamente» a que haya un entendimiento entre la UE y China, dijo el jueves.
El presidente consolida así la posición del país sobre Xi Jinping cuando se cumplen 20 años de la Asociación Estratégica entre el país y España, una alianza impulsado hace dos décadas por José Luis Rodríguez Zapatero que ahora impulsa Sánchez. Decidido a explorar otras relaciones comerciales para España, el líder del Ejecutivo también ha ordenado un viaje de Estado de los Reyes a Pekín en la segunda semana de noviembre de este año. «Es un año especial en nuestras relaciones bilaterales y también eso justifica el por qué voy a visitar China», se explicó ante la prensa en Bruselas.
«Pero más allá de esta efeméride, creo que es relevante que Europa construya relaciones con otros países. El mundo es muy grande, hemos defendido siempre que Europa se tiene que aliar con otras muchas potencias y otros bloques regionales», insistió. Y es en ese mismo marco en el que Mario Esteban, investigador del Real Instituto Elcano, enmarca esta nueva vía en la política exterior española . «Este viraje hacia China es algo más pragmático, no es un alineamiento geopolítico, es pragmatismo», explica a EL MUNDO.
Tal y como recuerda, «España es, de largo, dentro de las grandes economías de la UE, la que menos depende de China» motivo por el cuál tiene «más margen de maniobra para profundizar en las relaciones». Los datos son claros: Países Bajos y Alemania son los principales clientes de China en Europa, seguidos por Italia y Francia. España está en el quinto lugar de las grandes economías europeas. Sin embargo, China ya ha desplazado a Francia como segundo cliente para España, que ya compra más a Xi Jinping que a Macron.
Pese a este viraje, para Esteban «es un acercamiento coherente con lo que estamos viendo a nivel de la Unión Europea: ante un Estados Unidos más hostil, lo que propone el gobierno español es diversificar nuestra política exterior porque tenemos una relación muy dependiente de Estados Unidos en muchísimos ámbitos. ¿Qué opciones tienes? No hay tantos países que puedan ser socios en ámbitos importantes para España como la transición verde, la transición digital… y ahí China tiene cosas que ofrecer y ese es un poco el planteamiento, hacer diversificación de riesgos y abrirse a otros actores».
Es cierto que el Libro blanco cita como riesgo «la falta de transparencia sobre el crecimiento militar de China», es difícil que el gigante asiático avance en contratos estratégicos en esta materia con cualquiera de los 27 puesto que desde la matanza de Tiananmen pesa sobre la República Popular un embargo de armas que impide exportar material militar al país.
Además, la UE junto a Reino Unido también buscan mostrar su capacidad de disuasión en aguas del Indo pacífico. Así, una fragata de la Armada integrará una fuerza multinacional liderada por el portaeronaves británico Príncipe de Gales junto a otros países como Noruega y Japón con los que probarán su capacidad de despliegue en una zona clave en la que China muestra su superioridad.
Es otro ejemplo de los equilibrios que se realizan con el país comunista, al que Europa necesita pero del que también busca protegerse. Esteban reconoce que España lo que busca en China son «inversiones productivas» porque «es un actor tecnológicamente muy importante y tener acceso a determinados proveedores hace más competitivas a tus empresas. Y esto busca un nivel de relaciones empresariales que puedan ser beneficiosas para España».
Pero el posicionamiento de Sánchez también puede beneficiar a la UE, que tiene en la italiana Giorgia Meloni una intermediaria Donald Trump. Y podría tener en Sánchez el mismo caso respecto a China. Como afirmó Albares en el Congreso el pasado 12 de marzo: la relación con China es «fundamental para la estabilidad y prosperidad del planeta».
