Publicado: octubre 30, 2025, 9:07 pm
La ruptura entre Junts y Pedro Sánchez no conllevará la dimisión de altos cargos afines a los neoconvergentes que han sido colocados a dedo por el Gobierno en organismos estatales o empresas públicas como contrapartida al apoyo que la formación independentista ha prestado al PSOE durante los dos últimos años.
Carles Puigdemont y Jordi Turull descartaron esa posibilidad durante la reunión que la ejecutiva del partido celebró el pasado lunes en la localidad francesa de Perpiñán y que sirvió para acordar el final del pacto de investidura. Según relatan fuentes de Junts a EL MUNDO, durante el cónclave, el presidente y el secretario general de los nacionalistas «frenaron en seco» a miembros de la dirección que se interesaron por el futuro de esos altos cargos designados con el beneplácito del PSOE en RTVE, Aena, Renfe, Enagás o la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Esos miembros de la ejecutiva querían conocer las implicaciones y alcance exactos de la ruptura antes de proceder a la votación en la que fue aprobada por unanimidad, ante lo que Puigdemont y Turull respondieron que en ningún caso dimitirían porque, si lo hacían, «serían sustituidos por otros que no defenderían los intereses de Cataluña».
Entre los altos cargos de la órbita de Junts que Puigdemont pretende mantener en puestos estatales de responsabilidad figuran el conocido ex periodista de TV3, Miquel Calçada, ahora consejero en RTVE; el ex conseller de Junts y eurodiputado Ramon Tremosa, ahora consejero de Aena; el economista Eduard Gràcia, ahora consejero de Renfe; la empresaria Elena Massot, ahora consejera en Enagás, o el que fuera director general de la policía durante la presidencia de Puigdemont, Pere Soler, ahora consejero de la CNMC.
Fuentes de Junts contraponen esta situación con la que se produjo en 2022 tras impulsar Puigdemont la salida del Govern que formaba con ERC. Entonces, los herederos de Convergència perdieron 118 altos cargos que tenían instalados en el Ejecutivo catalán, además de la «influencia poder y presupuesto de controlar la mitad del Gobierno catalán».
Con el partido en horas bajas -incapaz de presentar una alternativa a Salvador Illa en Cataluña respaldada por las encuestas y con siete diputados en el Congreso que renuncian a ser decisivos-, el prófugo no quiere perder un solo cargo, ni la ascendencia que le aseguran en esos organismos y corporaciones estatales estratégicos.
Hoy quedará ratificada la ruptura con el PSOE con el visto bueno de las bases de Junts, pero ello no garantiza ni mucho menos la tranquilidad del partido independentista, que ahora deberá redefinir su hoja de ruta para tratar de recuperar el terreno perdido frente a Aliança Catalana, cuyo auge ha motivado, en gran medida, la decisión de separarse del PSOE.
Sin embargo, existe una inquietud más inmediata en la formación separatista: comprobar el grado de apoyo de los cuadros a la decisión de Puigdemont de poner fin a la alianza con Sánchez. No preocupa que la ruptura sea ratificada; los neoconvergentes esperan que alrededor de un 90% de los militantes que participen en la consulta la secunden. Pero sí alarma a la cúpula del partido una eventual desmovilización interna, al entender que «una baja participación debilitaría» a Puigdemont.
Nadie en el partido se atreve a cuestionar públicamente su liderazgo todavía, pero el jefe de filas de Junts quedaría muy tocado si la formación se desangra en las próximas municipales, que tendrán lugar en 2027. Especialmente si esa debacle va acompañada de un crecimiento proporcional del partido de Sílvia Orriols.
Ayer, Puigdemont llamó a la movilización de las bases para certificar la ruptura con Sánchez, publicitando su participación en la consulta. También lo hizo Turull. El referéndum telemático acabará a las 18 horas y, poco después, se conocerá el resultado.
