Publicado: octubre 22, 2025, 2:07 am
«Los maestros y maestras de Educación Primaria deben sumarse al impulso de una educación crítica, inclusiva y democrática, con conciencia ecológica, de género y de las desigualdades estructurales derivadas de la clase social, la racialización, la diversidad funcional y las orientaciones e identidades sexoafectivas, basada en los derechos humanos, la justicia social y el bien común». La frase aparece en un lugar destacado del Libro blanco del grado en Educación Primaria, un documento todavía en fase de borrador que nace con el ánimo de reformar la carrera que antiguamente se llamaba Magisterio.
El texto, al que ha tenido acceso EL MUNDO, ha sido elaborado por la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación, que agrupa a los responsables de las facultades que imparten el grado de Educación en 41 universidades públicas y nueve privadas, para dar «una visión de los elementos esenciales a considerar en futuras decisiones políticas y académicas sobre la formación de docentes de Primaria». En otras palabras, el propósito es inspirar al Gobierno, que negocia con los sindicatos de profesores una reforma integral de su profesión que pasa por reformar la formación inicial de los maestros.
El borrador de la Conferencia de Decanos plantea «revisar los planes de estudio» de las titulaciones habilitantes para la docencia, pero no con la idea de que sepan más de Matemáticas, Lengua o Ciencias, donde los estudios internacionales dejan en evidencia las carencias de los alumnos, sino que apuesta por poner el énfasis en cuestiones «en consonancia con las orientaciones pedagógicas de la Lomloe, priorizando la inclusión de materias vinculadas a la educación emocional, la sostenibilidad, la educación digital crítica, la coeducación, la educación afectivo-sexual, la ciudadanía democrática o la educación para el desarrollo sostenible». Estas habilidades ocupan nueve de los 11 puntos que definen los objetivos de una titulación marcada por las «estrategias pedagógicas y las «didácticas innovadoras».
2 puntos de 11 a la «formación sólida»
De esos 11 puntos, sólo hay dos en el borrador dedicados a impartir «una formación sólida» y con «conocimientos teóricos y prácticos» en Lengua, Matemáticas, Sociales, Naturales, Plástica, Música, Educación Física y Lengua Extranjera.
Los profesores que enseñan a los estudiantes de Magisterio a dar clase de estas asignaturas en los colegios están indignados con la Conferencia de Decanos de Educación. Denuncian que el proyecto «reduce el conocimiento didáctico-disciplinar» del grado, ya de por sí muy mermado actualmente, y relega las áreas de conocimiento a menciones residuales», sustituyéndolas por «enfoques pedagógicos generalistas».
Las cinco asociaciones científicas estatales (Ápice, Aupdcs, Sea, Sidll y Seiem), que representan al 80% del profesorado vinculado con las didácticas específicas (unos 4.000 docentes universitarios), acusan a los decanos de Educación de «ausencia de diálogo» y «falta de transparencia» al «ignorar más de 700 enmiendas presentadas por el profesorado» al borrador inicial del documento.
«Enseñar a gestionar»
«Quieren convertir a los maestros en psicopedagogos. Es como si, en vez de enseñar a los futuros médicos a curar enfermedades, se les enseñara sólo a cómo hay que gestionar los centros hospitalarios», denuncia Rut Jiménez Liso, presidenta de la Asociación Española de Profesores e Investigadores en Didáctica de las Ciencias Experimentales (Ápice).
El borrador incluye una propuesta para reformar la carrera de Educación Primaria para que haya un cuatro años de grado con una formación generalista y después haya que cursar un máster de un año «que habilite para determinadas especialidades o funciones docentes». Es decir, una base común de 4 años para todos centrada en la pedagogía y con poca didáctica de Matemáticas o Lengua, cuestiones que se abordarían después en un máster diseñado a medida de cada una de esas áreas.
Es diferente del modelo actual, que se compone de un grado habilitante que puede ir o no seguido de un máster no habilitante. El maestro actual puede enseñar -y, de hecho, lo hace- todas las asignaturas. «No tiene sentido la propuesta. Para trabajar en un colegio tendríamos que hacer 5 máster: uno para Lengua, otro para Matemáticas, otro para Naturales, otro para Sociales, otro para Plástica…», denuncia Rut Jiménez Liso.
«No se va a imponer»
Lucía Herrera, decana de la Facultad de Educación de Melilla y presidenta de la Conferencia de Decanos, dice que el borrador es «un documento interno que no está finalizado» y que «aún se está debatiendo» el nuevo modelo de carrera. «No se va a imponer. Y tampoco ponemos en tela de juicio que sea fundamental la didáctica de Matemáticas, de la Lengua o de las Ciencias. Entiendo el malestar de las asociaciones, pero no nos vamos a meter a detallar los planes de estudios, con sus créditos y sus asignaturas», expresa.
El lunes hubo una reunión de la Conferencia de Decanos de Educación en la Universidad Autónoma de Madrid y, según su presidenta, se adoptó «el compromiso de que todas las áreas se vean representadas».
El proceso de elaboración de los libros blancos de educación (hay cinco: para Primaria, Infantil, Educación Social, Pedagogía y el Máster de Profesorado) arrancó en septiembre de 2023. Ha sido complejo y lleno de discrepancias porque existen dos posturas enfrentadas. Por un lado están los pedagogos, psicólogos y sociólogos, partidarios de un enfoque más generalista, alineado con la tesis del Gobierno de dar mucha importancia al «desarrollo integral y bienestar del alumnado». Por otro, están los profesores especialistas en enseñar las asignaturas, que reclaman que el profesorado tenga más «conocimiento de la disciplina que imparte».
«Conocimiento inadecuado»
Los estudiantes de Magisterio presentan un conocimiento disciplinar «inadecuado, con concepciones similares a las del alumnado en edad escolar y una comprensión rígida de la materia», denuncian los profesores de didáctica.
La tensión ha llegado hasta el punto de que, a principios de este año, como no se ponían de acuerdo, hubo que redactar dos propuestas distintas «para garantizar el avance del proyecto»: la A (psicosociopedagógica) y la B (didáctica de las asignaturas). Según Lucía Herrera, el borrador «ha integrado cuestiones del A y del B», pero los profesores de didáctica denuncian que la Conferencia de Decanos ha favorecido al grupo A y ha ignorado sus apreciaciones.
Los cinco autores de la propuesta B, de hecho, han redactado un escrito pidiendo que sus nombres sean eliminados -«y que no se nos presente como firmantes o avalistas del documento»- porque «no es el resultado de las aportaciones de ambas partes». El texto final, que será remitido en breve al Gobierno, es menos crítico con el estado de la carrera, no incluye los informes internacionales que reflejan las carencias académicas de los alumnos y ha eliminado el diagnóstico respecto a la «insuficiente presencia» de contenidos de Matemáticas, Lenguas o Ciencias en los grados actuales.
Hay coincidencia, sin embargo, en pedir un examen específico para poder acceder al grado, como el que tienen Cataluña o Baleares. Los psicopedagogos quieren que cuente la «aptitud docente». Los disciplinares ven que evaluar factores no cognitivos es poco objetivo y reclaman que se mida el conocimiento.
«Un gran desajuste» entre los matriculados y los puestos de trabajo
Los decanos admiten ya la existencia de «un gran desajuste» entre el número de alumnos en el grado de Educación Primaria (son más de 80.000 matriculados, 27.000 graduados cada año) y la oferta de puestos de trabajo en los colegios para ejercer de maestro. El documento dice que «muchos titulados enfrentan dificultades para acceder a puestos docentes en el sector público». En 2023 hubo 209.691 aspirantes para 17.756 plazas ofertadas en las oposiciones -es decir, se presentan 11 candidatos a cada plaza-, lo que refleja «una fuerte competencia». No recomiendan reducir plazas en las universidades públicas porque «es probable que el alumnado se desvíe a la privada». Piden que las CCAA fijen «estrategias» para «equilibrar» oferta y demanda. Si no lo hacen, «faltarán «oportunidades de empleo».