Publicado: abril 13, 2025, 10:07 pm

Este fin de semana ha tenido lugar la V Asamblea de Podemos, en la que ha sido reelegida secretaria general Ione Belarra, y se ha asentado en sus posiciones europeas y como candidata a las elecciones generales Irene Montero, cuando quiera el felón, pero que ha demostrado una vez más que Pablo Iglesias es el factótum de esa jarca.
Era ya cosa sabida que la niña de la curva iba a ser reelegida. Es la primera vez que no tenía competencia en las primarias. A ellos estas cosas les gustan sin sorpresas, pero es que sus resultados y su trayectoria histórica no dejan lugar a pasmos. Los once años que llevan en la política han sido una sangría permanente de votos y de representantes. «Lo mejor está por venir» anunció la reelegida ma non troppo secretaria general, pero parecía más una proclama voluntarista que un examen desapasionado de la realidad. De aquellos cinco millones de votos y 71 escaños que alcanzaron en 2015, fueron bajando a 42 diputados, a 35 y finalmente a cinco que tuvieron que refugiarse en el Grupo Mixto. Imagínense a esta pobre proclamando: «Lo peor lo dejamos atrás hace diez años», cosa que no puede ser y que además, como decía el maestro, son imposibles. Haber bajado la representación parlamentaria de 71 diputados a cinco no es para encender bengalas.
Con todo, hay un hecho que habla en favor de la devoción que los dirigentes podemitas tienen por las putas bases. Aun sufriendo un considerable descalabro en esta V Asamblea en que la participación se ha visto reducida a la mitad de que se registró en 2021 (27.172 frente a 53.443), el desastre no es comparable al sufrido por la cúpula, o no sé si la cópula, en sintonía con la luminosa observación de Pere Rusiñol: «Podemos fue un plan para follar que se les fue de las manos».
Empezó su discurso la pobre con el desparrame inclusivo acuñado por Irene Montero: «Compañeras, compañeros y compañeres», pero el desdoblamiento de género no aguantó un par de minutos para terminar con una proclama toda ella en femenino: «Estamos orgullosas» y estaban orgullosas, por lo visto, de dos docenas de personas y acontecimientos, en las que mezcló a Federica Montseny con Dolores Ibarruri, con Companys, con Lorca, con Rosario, la dinamitera de Miguel Hernández y con Alberti y aquí su señora, con Victoria Kent ¡y con Clara Campoamor! Pero vamos a ver, criatura: ¿Victoria Kent y Clara Campoamor juntas? ¿ y vosotras con las dos? Clara se exilió en septiembre de 1936 por temor a que los vuestros le fueran a dar mulé. Y lo de Rosario… Yo guardo en mi memoria el «Rosario, dinamitera/ sobre tu mano bonita/ celaba la dinamita/ sus atributos de fiera…» Yo era tan bobo entonces como esta chica que la invocaba. Hasta que un día la vi en un programa de Tola y me curé para siempre al ver a una vieja sectaria carcomida por el odio agitando el muñón frente a la cámara «que hoy no es mano, porque de ella/ que ni un solo dedo agita/ se prendó la dinamita/ y la convirtió en estrella». En fin, y todo en este plan.