Publicado: febrero 17, 2025, 5:07 am
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Podemos pone en marcha la maquinaria para su quinto congreso, que anunció recientemente que culminará el 11 y 12 de abril. Ese fin de semana está previsto que Ione Belarra salga reelegida secretaria general con una nueva dirección que ponga al partido morado a punto para encarar el nuevo ciclo electoral con Irene Montero como bandera. Habrá un nuevo documento político para trazar ese rumbo hacia las urnas y algunos cambios de tinte organizativo. Sin embargo, el gran asunto de la unidad de la izquierda, y en concreto con Sumar, el tema de fondo que atraviesa a todas las organizaciones del espacio político alternativo al PSOE, se quedará fuera.
La cúpula morada ha decidido borrar la discusión sobre la unidad electoral de la izquierda de los temas propuestos para el «debate político» de esta asamblea. No aparece en el listado de asuntos que la Secretaría de Organización ha propuesto a sus militantes para la cita. Se consolida, pues, la posición de Ione Belarra de enfriar por ahora cualquier acercamiento a Sumar, bajo la premisa de que detrás del interés por ese debate está la mano del PSOE y sus cálculos internos para un posible adelanto electoral.
No sólo desaparece esto de los grandes temas que se tratarán, sino que todas las pistas de la propuesta hecha por la dirección de Podemos redundan en sentido opuesto. Es decir, en ensanchar la brecha con Yolanda Díaz y en presentar a Sumar como una «operación» que se lanzó para «acabar con Podemos» y ser expulsados del Gobierno de Sánchez. Así viene recogido en el documento de la Secretaría de Organización que prepara el proceso asambleario.
En el congreso de Podemos claro que se hablará de Sumar, pero no en el sentido de tender puentes para un reencuentro, como propuso hace unas semanas Díaz para reeditar la alianza que se pactó a palos en 2023. Al contrario. El bloque donde se cuela Sumar en la asamblea es en lo que Podemos denomina «malmenorismo». O más claro: «el mal menor».
«¿Cómo funciona, en este contexto, la defensa por parte del PSOE y de sus partidos satélites del mal menor? ¿Funciona el mal menor como una forma de frenar a la extrema derecha o, por el contrario, le da combustible para que avance más rápido?», resume Podemos para lanzar la discusión.
Al margen de ese rechazo frontal a Sumar y de que la dirección de Belarra sólo apueste por una alianza futura con IU, el partido morado resolvió en caliente las condiciones para futuras coaliciones electorales en noviembre de 2023, cuando se preparaba para romper con Díaz y abandonar el grupo parlamentario del Congreso para iniciar un camino en solitario. Algo que sucedió un mes después. Podemos actualizó ese otoño con una votación de sus bases su documento político y blindó las líneas rojas para los futuros pactos.
Primarias
De lo que ahí se plasmó, lo que más eco tuvo fue la obligación de que las listas de la candidatura «se conformen siempre mediante primarias abiertas sin restricciones y sin vetos». Era lógico. Se venía de una tormentosa negociación con Díaz para el 23-J en la que se cayeron Irene Montero o Pablo Echenique. Además, Sumar era bastante reacio por entonces a ofrecer unas primarias.
No obstante, ahora que ha pasado el tiempo, hay otra condición ahí escrita que gana más fuerza. Se llegará a acuerdos de unidad siempre que «esto resulte útil, conveniente y eficaz desde el punto de vista político y electoral». Sumar, y por tanto Díaz, ha girado hace unos meses hacia un modelo que incluya primarias para definir las listas electorales. Por tanto, la condición que puede truncar una alianza sería esta otra. Pues ahí Podemos tiene todo el margen discrecional para considerar que la alianza electoral con el «malmenorismo» no es útil ni eficaz para su proyecto.
No en vano, la acusación casi diaria contra Sumar es que es una fuerza a merced del PSOE. Frente a Podemos, que proclama que está poniendo «en pie» una verdadera izquierda transformadora. Sin ir muy lejos, unos párrafos antes Podemos denominaba a Sumar «partido satélite» del PSOE.
Por otra parte, la asamblea de Podemos sentará los cimientos de una bicefalia en el partido. Está por ver si sólo es de facto o si eso se plasmará también con un cambio de los estatutos, que establezca ese nuevo orden interno. Lo que es seguro es que Belarra será secretaria general pero, por primera vez en los 11 años de historia de la formación, la hipotética candidatura no sería encabezada por la líder de la organización, sino que todo se está encaminando para que ese papel lo asuma Irene Montero. ¿Se va a cambiar el sistema de dirección? Esto es un debate que se desarrollará en los próximos meses. Será entonces cuando lleguen las respuestas.