Publicado: mayo 8, 2025, 2:07 am

La tibieza de Sumar da vía libre a Podemos para liderar la oposición al aumento del gasto militar. El debate parlamentario de ayer dejó en evidencia los límites de la crítica en los que se ve atrapado el socio minoritario del Gobierno que, si bien rechaza el plan de rearme de Pedro Sánchez, se ve forzado a contenerse en la ostentación de su negativa para no soliviantar al PSOE ni desgastar al presidente. Por aquello de ser parte del Ejecutivo y compartir de manera subsidiaria la responsabilidad de lo que se aprueba de manera colegiada en el Consejo de Ministros. Estos equilibrios, muy difíciles de mantener, ofrecen a Podemos una autopista despejada en la que apretar el acelerador y poner a máxima velocidad el discurso más antimilitarista, así como pasear el lema de un nuevo No a la guerra.
Sumar enfrió ayer su retórica contra el aumento del gasto militar en comparación con el primer debate que se celebró en el Congreso, cuando el presidente expuso las razones para afrontarlo pero sin detallar cuánto ni cómo se iba a llevar a cabo ese incremento. Ha sido ahora cuando por primera vez el Congreso ha tenido la ocasión de abordar el plan concreto del presidente del Gobierno: un paquete de 10.500 millones de euros que básicamente son para un rearme y que fue impulsado hace dos semanas por el Consejo de Ministros.
La ausencia de Yolanda Díaz en el debate de ayer añadió una carga simbólica a esta rebaja en la presión de Sumar al PSOE en el apartado militar. La vicepresidenta segunda viajó a Roma para asistir a encuentros de bajo perfil político a pesar de la trascendencia de la cita en la Cámara.
En aquel primer debate, Sumar fue contundente y hasta se atrevió a cruzar la línea de reclamar la salida de España de la OTAN. Ayer, en cambio, eso no estuvo en la intervención de su portavoz parlamentaria, Verónica Barbero, y las críticas al plan de rearme fueron hechas en un tono nada belicoso. ¿Por qué esa contención? Pues porque aprobado el plan de rearme la situación no es igual. El primer discurso vino precedido de unas fuertes tensiones internas dentro de la alianza de Sumar, que propiciaron que se celebrara una mesa de partidos para fijar posición. En ese cónclave se impuso la visión más antimilitarista de IU, gracias al apoyo, entre otros, de Compromís o la Chunta, así como de los Comunes. Ahora con el plan exacto sobre la mesa, y una vez que no le ha quedado otra que asumir que no ha podido frenarlo, Sumar prefirió situar la mayor carga retórica en el comercio de armas con Israel. Donde, ahí sí, se apuntó la victoria de forzar al PSOE a rectificar un contrato para la adquisición de balas.
Barbero advirtió al PSOE con provocar otra crisis interna en el seno del Gobierno -entonces se desató una muy grave con el amago de IU de salirse de la coalición- si algún departamento del Ejecutivo vuelve a comprar armamento al país hebreo. «Si algún ministerio, como hizo el de Interior, tiene la intención de burlar este compromiso nos volveremos a plantar», avisó.
En cuanto al plan en sí, Barbero enfatizó que Sumar no acepta «el dogma de incrementar el gasto militar hasta alcanzar cifras arbitrarias de porcentaje del PIB». «La seguridad europea no puede construirse con criterios contables ni mediante la compra compulsiva de armamento a países como EEUU que hoy son actores que introducen inestabilidad global», señaló.
Este nivel de crítica no tiene punto de comparación con la andanada que soltó Podemos desde la tribuna. Ione Belarra hizo un discurso durísimo aprovechando el espacio libre que le habían dejado otros. Y sentenció a Sánchez:«España no se merece un presidente cobarde». Una frase que recuerda a aquélla de Rubalcaba sobre Aznar tras el 11-M de «los españoles merecen un Gobierno que no les mienta». La líder morada aludía al gasto militar pero también a otras cuestiones como los aranceles y Israel donde considera que está habiendo cobardía.
En lo que es plan de 10.500 millones para defensa, Podemos disparó con toda la artillería al tachar de «criminal» ese «rearme». «Su Gobierno de la guerra, igual que cualquier otro gobierno de la guerra, nos va a encontrar enfrente levantando la bandera de la paz y oponiéndonos frontalmente a un rearme criminal», avisó.
Belarra advirtió a Sánchez de que pasará a la «historia» por eso, por impulsar «el belicismo y el régimen de guerra» a costa de los españoles. Y, además, de hacerlo «robando el dinero» de la clase trabajadora.
A nadie sorprendió el tono de la dirigente de Podemos. La estrategia de resurgimiento del partido morado se apoya sobre el pilar de encabezar un nuevo movimiento que emule el No a la guerra contra Aznar por la invasión de Irak. Más pronto que tarde comenzarán la primeras manifestaciones en las calles y Podemos quiere estar bien situado para hacer de éstas la marea que empuje las aspiraciones electorales de Irene Montero.
La hoja de ruta de Podemos pasa por erigir a Montero en la líder contra el rearme y «hacer crecer» su candidatura con otros partidos y movimientos sociales que tengan como ejes discursivos la «paz» y el rechazo al «régimen de guerra» de Sánchez.
Por eso este tema es oro para Podemos y más si su archienemigo, Sumar, se encuentra atrapado en los límites entre oponerse al aumento del gasto militar y lidiar con estar dentro del Gobierno que los impulsa. Podemos tiene vía libre.