Page apuntala su mayoría y suma otros dos puntos en plena confrontación con Sánchez

Publicado: mayo 31, 2025, 4:07 am

El reducto crítico que lidera Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha se refuerza. Lejos de verse arrastrado por la ola de desconfianza y la fuga de votos que atenaza al PSOE a nivel nacional y que anticipan todas las encuestas, salvo el CIS de Tezanos, el socialismo castellanomanchego consolida y aumenta su poder evidenciando una tendencia inversa a la que el partido padece en el conjunto del Estado. Y lo demuestra justo en el momento de máxima confrontación de su líder con el modelo impuesto por Pedro Sánchez.

Page, el barón díscolo, el único, tras la salida del aragonés Javier Lambán, que levanta la voz en un PSOE anestesiado y plegado, sin señal alguna de discrepancia, a los designios de La Moncloa y Ferraz, conseguiría, de celebrarse ahora los comicios autonómicos, una mayoría absoluta más cómoda que la que disfruta en la actualidad. Y esto en medio de la caída generalizada del partido en toda España, tanto a nivel general como en los sondeos de las comunidades que EL MUNDO ha ido publicando –Aragón, Castilla y León, Baleares y Extremadura-, mientras en Andalucía y Madrid crece, pero se agranda la distancia con el PP, y en Asturias se estrecha.

Las urnas, de acuerdo con los pronósticos de la nueva encuesta de Sigma Dos, le otorgarían a Page el 47,1% de los votos -2,1 puntos más que en 2023- y entre 17 y 18 escaños, hasta uno más de los que cuenta hoy, en unas Cortes de 33 asientos. Ese escaño extra lo lograría a costa del PP, al que la encuesta vaticina una cosecha del 32,5% de los sufragios, 1,2 puntos menos que en las autonómicas de hace dos años, con grave riesgo de perder uno de los 12 asientos que ocupa ahora en un Parlamento regional en el que sólo hay sitio para tres formaciones: PSOE, PP y Vox.

Page, con su política de hombre pegado al territorio y su defensa de los principios del socialismo clásico que abomina de las cesiones al independentismo y los pactos con EH Bildu, conseguiría demostrar que su proyecto para Castilla-La Mancha y su interpretación de lo que debe ser el ejercicio del poder desde La Moncloa engancha con la ciudadanía y obtiene resultados de partido ganador, algo por lo que el PSOE ha dejado de competir en la mayoría de las autonomías y en el conjunto del país.

Las transferencias de voto que detecta el sondeo evidencian que el PSOE castellanomanchego conserva ocho de cada 10 electores de los pasados comicios, es decir, el 79,7%. Del 20% restante, un 10,4% se muestra indeciso; un 3,4% (16.439 votos) se trasladaría al PP; un 4,1% (19.823 votos) se fugaría a lo que hace dos años fue Unidas Podemos y un 1,6% (7.736 votos) viraría 180 grados para pasarse a Vox.

No obstante, recibiría un flujo de votantes procedentes de la bolsa popular mucho más sustancial que el que pierde en sentido inverso. En concreto, el PP, primer partido nacional, liderado en Castilla-La Mancha por Francisco Núñez, transferiría al PSOE de Page el 7,6% de los votos que obtuvo en las urnas de 2023, esto es, 27.447 papeletas. Vox, por su parte, le traspasaría el 2% de sus electores (2.775 votos) y la antigua Unidas Podemos, el 8,2% de sus sufragios (3.645 papeletas).

Con esta recaudación, el socialismo volvería a imponerse en la comunidad con una mayoría absoluta más cómoda que la que logró en 2023.

Su feudo más rentable seguiría siendo Toledo, donde lograría cinco diputados frente a los tres que obtendría el PP y uno que lograría Vox. Ciudad Real le proporcionaría cuatro escaños en tanto que otorgaría dos al PP y uno a Vox. Cuenca sólo repartiría representantes entre los dos principales partidos: tres para el PSOE y dos para el PP. Albacete empataría a socialistas y populares con tres diputados para cada uno y otorgaría uno más a Vox. Finalmente, Guadalajara oscilaría entre dos o tres representantes para el PSOE; uno o dos para el PP y uno para Vox.

La consolidación de la fórmula Page se pone de manifiesto coincidiendo con el momento de máxima tensión y alejamiento entre las posiciones políticas que representan el barón castellanomanchego y Pedro Sánchez. Justo después de que la publicación de los whatsapps cruzados entre el presidente del Gobierno y su ex ministro José Luis Ábalos, haya evidenciado lo que era un secreto a voces: el rechazo frontal de Sánchez al primero y más poderoso de sus críticos, el barón que planta cara a la amnistía, a la financiación singular para Cataluña, a la cesión de la política migratoria, a la complacencia con Bildu y a la meliflua ambigüedad frente a los desmanes de una fontanera militante dispuesta a minar instituciones del Estado.

García-Page ha hecho suyo el lema de que no vale todo para sostenerse en La Moncloa y agita la bandera de la discrepancia sin pelos en la lengua a cada paso marcando la distancia que aprecia entre los principios del socialismo de vieja escuela y el actual. Desde el sanchismo más entusiasta, hace tiempo que se le ha incluido en eso que denominan «fachosfera», colgándole la etiqueta de colaboracionista con la derecha. El electorado, sin embargo, a juzgar por la encuesta, se muestra dispuesto a seguir otorgándole su confianza.

Más aún, Page consigue aprobar claramente en valoración ciudadana. Supera el cinco -una meta difícil para la mayoría de líderes políticos- entre todos los votantes independientemente de su edad y al margen de que sean afines al PP o al PSOE. Su calificación global es de 5,5 pero llega incluso al seis entre el electorado más joven. Únicamente le suspenden los votantes de Vox, con un cuatro, y los de Podemos, con un 3,5.

En cualquier caso, sobrepasa con amplitud a sus rivales: el líder regional del Partido Popular, Francisco Núñez, que consigue una nota de 3,7 y sólo logra el aprobado entre los votantes de su propio partido, y el máximo representante de Vox en la comunidad, David Moreno, a quien los ciudadanos conceden un 2,9 y sólo sus electores le otorgan hasta un 6,4.