Publicado: febrero 23, 2025, 11:07 pm
Hace ya muchos años le dio a uno por acuñar una parábola que era un acierto básico aunque contenía un error por imprevisión. Todo nacionalista sueña con un conflicto con España vigilado por cascos azules de la ONU. La imprevisión era que la parte española iba a aceptar la intervención de los cascos azules o, lo que viene a ser lo mismo, un mediador internacional.
No podía prever entonces que un Gobierno español iba a sumarse a esa fantasía y admitir un arbitraje internacional, pero tampoco nadie podía prever a Sánchez. Y ahí lo tenemos: un salvadoreño arbitrando en Suiza los encuentros entre el fugado Puigdemont y Santos Cerdán. Ya puestos, es de lamentar que en lugar de Cerdán no haya ido su gran descubrimiento, Koldo García Izaguirre, para entretener a las partes con el catálogo de representadas que por lo visto lleva en el móvil.
El caso es que el mediador salvadoreño es un tal Galindo que recuerda al personaje de López Vázquez en Atraco a las 3, haciéndose de miel ante Katia Loritz: «Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo» ha mediado ya en una docena de ocasiones. No tengo nada en contra de este Galindo por su origen, aunque puestos a elegir un salvadoreño, ojalá hubiera sido Bukele; se habría llevado detenidos a los dos negociadores en el primer encuentro y aquí paz y después gloria.
Durante la última reunión, Cerdán contó con el refuerzo de Zapatero, que no tenía el catálogo de Koldo, pero es en sí mismo un huésped cualificado de la manfla socialista. Él llevó ayer al congreso de Granada las últimas noticias del frente suizo en el que habló de tú a tú con el prófugo de la justicia: «Tranquilos, la legislatura va a llegar hasta 2027». O sea, que Puigdemont nos va a dar permiso para seguir. Y parece que sí se lo va a dar, porque el salvadoreño hizo público el sábado un comunicado en el que pide a los golpistas catalanes que retiren su petición de que Sánchez se someta a la cuestión de confianza. Es un pacto a tres. Junts va a retirar la petición que ya había perdido la condición de exigencia para pasar a mera sugerencia y después a nada. ¡Un mediador internacional! Si fuera entre la vicepresidenta primera y la segunda o entre ésta y Yolanda no digo que no, pero entre dos partidos españoles…
