La condena de la Audiencia de Sevilla por el fraude cometido por los antiguos responsables de UGT-A con las subvenciones millonarias que le concedió la Junta de Andalucía, cuando gobernaba el PSOE, supone un aval a las numerosas exclusivas publicadas por EL MUNDO sobre este asunto.
Cinco meses antes de que la juez Mercedes Alaya ordenara un exhaustivo registro en la sede regional de UGT-A en Sevilla, este diario había empezado a publicar exclusivas sobre los desmanes sindicales con las subvenciones, aportando facturas, correos electrónicos, fotografías y documentos contables. El 30 de julio de 2013, este diario publicó la primera información con este titular: «UGT-A se gastó en publicidad de la huelga general una ayuda para formar a parados».
No fue la única. El 25 de agosto de 2013, el escándalo fue creciendo, al revelar este diario cómo en los peores años de la crisis económica (entre 2008 a 2011), UGT Andalucía pagó, con cargo a subvenciones de la Consejería andaluza de Empleo, las cenas con barra libre a las que invitaba a sus empleados en vísperas de la Feria de Abril de Sevilla. Una factura desvelaba que los 12.716 euros gastados en la Feria se colaron como «reuniones sobre la negociación colectiva».
Luego, el 1 de octubre de 2013, este diario publicó otra exclusiva: «El manual de contabilidad de UGT incluye ‘gestión de botes’», una información clave que desmontaba la coartada de los dirigentes del sindicato, quienes trataron, sin éxito, de circunscribir el escándalo a casos puntuales o errores aislados. El presunto saqueo se hacía por sistema y estaba instaurado, incluso, en el manual de contabilidad del sindicato, que recogía una de las modalidades para apropiarse de los fondos públicos: el bote.
Al bote de UGT-A llegaba el dinero de las facturas infladas que el sindicato pactaba con sus proveedores de confianza y que luego presentaba ante la Junta para justificar las subvenciones.
El 26 de noviembre de 2013, este diario destapó uno de los símbolos del escándalo: «UGT le cargó a la Junta 700 maletines falsificados en Asia». El secretario de Administración del sindicato compró en España un modelo de maletín de la marca Salvador Bachiller y encargó a uno de sus proveedores que le hiciera copias «en Oriente». Fueron el regalo que se entregó a los asistentes al IX Congreso regional celebrado en septiembre de 2009 en Sevilla, en el que Manuel Pastrana salió reelegido como secretario general andaluz. Los maletines se facturaron ante la Junta por 81.000 euros como «publicidad» para planes formativos para parados.
En agosto de 2013 y ante las informaciones de este diario, la Fiscalía Superior de Andalucía ordenó a la Policía que investigara las revelaciones periodísticas sobre el desvío de subvenciones destinadas a la formación de parados para gastos derivados de la huelga general de septiembre de 2010. De forma paralela, el sindicato Manos Limpias llevó a los tribunales diversas noticias publicadas por este diario y otros medios de comunicación.
El 20 de enero de 2014, este diario llevó en portada el siguiente titular:«UGT compraba 10 cuadernos y le facturaba a la Junta 7.000». En ella se detalla cómo el sindicato le coló a la Administración andaluza dos facturas presuntamente falsas que infló hasta límites sonrojantes, al pasar de los 421 euros que costó el material real encargado a los más de 91.000 euros ficticios que le cargó a la Junta.