Publicado: agosto 21, 2025, 7:04 am
En la tecnología, las presentaciones son tan importantes como los productos. Cada evento revela no solo dispositivos nuevos, sino la forma en que una compañía quiere ser percibida. Apple lo sabe y por eso convierte sus keynotes en piezas de orfebrería audiovisual, donde nada queda al azar y todo está medido con precisión quirúrgica. Google, en cambio, optó en su evento “Made by Google 25” por un formato en directo desde Brooklyn, con presentadores, invitados, música y humor. Dos filosofías distintas que dicen tanto sobre las empresas como los anuncios que realizaron.
La comparación entre ambos estilos es inevitable. Apple busca transmitir calma, control y autoridad, envolviendo sus anuncios en una narrativa pulida que parece salida de una película cuidadosamente montada. Google, por otro lado, quiso mostrar cercanía, espontaneidad y emoción, utilizando un tono más humano, más próximo a un show televisivo que a una conferencia de tecnología al uso. Esa diferencia de fondo influye directamente en cómo se perciben las novedades y en qué se queda grabado en la mente del espectador.
El “Made by Google 25” no fue solo un escaparate de hardware. Fue sobre todo una declaración: el futuro de Google pasa por Gemini, su inteligencia artificial, y todo lo que mostró giró alrededor de esa visión. Los nuevos Pixel, los Pixel Buds y hasta Android 15 fueron presentados como piezas dentro de un ecosistema que tiene en la IA su centro de gravedad. La comparación con Apple es clara: mientras en Cupertino la inteligencia artificial aparece como una herramienta discreta, en Google se convirtió en el auténtico protagonista.
Un espectáculo en vivo frente a un relato grabado
Apple lleva años – desde la pandemia – apostando por eventos grabados que son prácticamente obras audiovisuales. No hay espacio para improvisación, cada frase parece ensayada, y la cámara se mueve con precisión coreográfica. Ver un evento de Apple es asistir a una sinfonía visual donde el producto es la estrella y los portavoces actúan como narradores expertos que guían el ritmo de la historia. La estructura es tan firme que cada novedad se entiende con facilidad y queda anclada en un marco de continuidad.
Google eligió otro camino. Desde el primer minuto, con Jimmy Fallon en el escenario sosteniendo un Pixel 10, el tono quedó marcado. Fallon bromeó con el público diciendo: “¿Este es el Pixel 10? Tiene buena pinta. No se lo pienso dejar a nadie, comencemos el show.” Ese arranque no hubiera tenido lugar en un evento de Apple, porque rompe con la solemnidad habitual y coloca al humor como antesala de la tecnología. Fue una forma de decir: aquí no venimos solo a informar, venimos a entretener.
Pero lo que en un principio parecía frescura, pronto derivó en un tono más discutible. Los momentos compartidos entre Fallon y Adriene Lofton – (vicepresidenta mundial de marketing de consumo en Google), con todos los dispositivos apilados sobre una mesa, recordaron más a una teletienda de madrugada que a un evento de tecnología de primer nivel. El gesto de ir mostrando producto tras producto, con bromas intercaladas y un exceso de teatralidad, restó seriedad al conjunto.
Mientras Apple envuelve cada novedad en un halo de trascendencia cuidadosamente calculado, Google optó aquí por una presentación que corría el riesgo de trivializar lo que anunciaba. Fue un contraste enorme: un show pensado para arrancar sonrisas, pero que no siempre transmitió la altura tecnológica que uno espera en este tipo de citas.
El peso de la memoria: Rick Osterloh recordó su predicción
Uno de los momentos más significativos del evento llegó cuando Rick Osterloh, vicepresidente de plataformas y dispositivos de Google, hizo una pausa para mirar atrás y recordar que su apuesta por la inteligencia artificial no era nueva. Lo dijo con claridad, recuperando un discurso que pronunció en 2016: “Hace unos años dije que Google era una compañía de IA primero. Hoy, con Gemini, estamos viendo realmente lo que eso significa.”
Esa frase fue más que una anécdota. Fue un intento de conectar el presente con el pasado, de enmarcar a Gemini no como un salto repentino, sino como la culminación de un camino trazado hace casi una década. Al recordarlo, Osterloh buscaba reforzar la legitimidad de la apuesta actual, demostrando que no se trataba de una moda pasajera, sino de la materialización de una visión que ha guiado a la compañía desde hace años. Sin embargo, Apple llevaba aún más trabajando en la IA: su chip A11 Bionic que utilizaba un motor neuronal dedicado se lanzó al público en 2017, con el iPhone X. Ojo: esto fue un lanzamiento real con un producto encima de la mesa, no sólo una frase expresando intenciones.
Sin embargo en términos narrativos, fue un movimiento inteligente. Apple rara vez recurre a la memoria histórica en sus keynotes: prefiere centrarse en el aquí y el ahora, en lo que está listo para ser usado hoy mismo. Google, en cambio, se permitió esa licencia de reivindicar la coherencia de su discurso, y al hacerlo, situó a Gemini en una línea de continuidad que ayuda a entenderlo como parte de una evolución natural, no como un capricho de marketing.
La crítica velada a las promesas incumplidas de la IA y la confianza en los modelos de Google
No fue casual que, poco después, Osterloh hablara directamente de cómo percibe el estado de la inteligencia artificial en la industria. Con un tono firme, lanzó una frase que sonó como un mensaje dirigido a toda la competencia: “La inteligencia artificial ha estado llena de promesas rotas durante los últimos años.” Era un dardo elegante, pero claro, hacia quienes han anunciado capacidades disruptivas sin lograr que se materialicen en el día a día de los usuarios.
Acto seguido, reforzó el mensaje con una declaración de confianza absoluta en el liderazgo de Google en este campo: “Tenemos los mejores modelos de IA del mundo.” No se trataba de un detalle técnico, sino de un posicionamiento estratégico. Google quería dejar claro que, en el terreno donde hoy se juega la próxima gran batalla tecnológica, no solo participa: se considera por encima de todos.
La comparación con Apple aquí es inevitable. Mientras Apple opta por la prudencia y la continuidad, Google habla en términos de liderazgo y superioridad. Apple convence desde lo tangible, Google quiere convencer desde lo ambicioso. Esa diferencia de discurso, más allá de los productos, define la filosofía de cada compañía frente a la inteligencia artificial en una carrera que no ha hecho más que comenzar.
Gemini como eje de todo lo presentado
Tras esa declaración, la narrativa del evento giró en torno a Gemini como auténtico protagonista. Osterloh lo expresó de manera rotunda: “Todo lo que estamos haciendo con Gemini debería hacer la vida un poco más fácil… y con suerte, un poco más divertida también.” El mensaje no era solo técnico, también emocional. Gemini no fue presentado como un complemento, sino como una nueva forma de vivir la tecnología.
Uno de los momentos “wow” que más atención generó fue cuando, a partir de una simple foto del perrito de Osterloh, Gemini creó un vídeo con la imagen del animal moviéndose y “hablando”. El público reaccionó con sorpresa, y el propio Osterloh lo presentó como un ejemplo del poder creativo de la IA. Fue un instante diseñado para provocar impacto, de esos que tal vez le vendrían bien a Apple en sus keynotes en el ámbito de la IA, ya que son los que conectan más fácilmente con la audiencia general y más suelen calar en el pensamiento colectivo.
Gemini Live se mostró como otra de las piezas más atractivas, permitiendo interactuar con la inteligencia artificial en tiempo real sobre lo que aparece en pantalla. Osterloh lo definió con una frase clave: “Estamos construyendo un asistente de inteligencia artificial universal con Gemini. Es lo bastante inteligente para entenderte a ti y tu contexto. Y puede actuar por ti bajo tu dirección.” Ahí se resume la visión: no un asistente reactivo, sino una compañía digital proactiva.
Google contra el iPhone: todo un ataque directo
No sé, Rick…
Un elemento que marcó la diferencia y que me sorprendió respecto a Apple fue el afán de Google por compararse explícitamente con el iPhone. Jimmy Fallon leyó comentarios de Reddit en los que se mencionaba que Google lanzó la detección de accidentes antes que Apple, y uno en el que un usuario decía: “La gente siempre se sorprende cuando se entera de que mi Pixel toma mejores fotos que un iPhone.” Fue una alusión directa a una situación cotidiana que se me antojó poco creíble, quizás innecesaria en un evento de este nivel.
Algo similar ocurrió con el anuncio de Pixelsnap, una línea de accesorios claramente inspirado en el ecosistema MagSafe de Apple, al que incluso se mencionó como compatible con los accesorios de Cupertino de forma explícita. El gesto buscaba mostrar compatibilidad, pero también dejaba la sensación de ser una réplica más que una innovación – algo que inundó las redes en este sentido minutos más tarde.
Adrienne Lofton, por su parte, se sumó a esta narrativa con referencias aún más directas. Habló de la mensajería RCS y afirmó: “Ya estamos hartos de la conversación de los mensajes verdes y azules. Con RCS eso ya no importa.” Fue un guiño obvio al sistema de iMessage de Apple, que durante años ha generado la percepción de que los usuarios “en verde” están en una categoría inferior. Google quiso dejar claro que su alternativa elimina esa distinción y buscaba distanciarse de la polémica… pero en mi opinión, con estas afirmaciones las subrayó aún más.
La supuesta libertad frente al jardín vallado
En otro momento, Adriene Lofton habló del ecosistema de Google en contraposición al “walled garden” de Apple. Lo presentó como una forma de mayor libertad para los usuarios, como un espacio más abierto y menos restringido. En sus palabras estaba implícita la crítica al modelo cerrado de Cupertino, aunque la realidad es que esa supuesta libertad no siempre se traduce en más valor, y puede, en muchos casos, implicar menos seguridad para el usuario.
Aquí vuelve a notarse una diferencia esencial entre ambos. Apple rara vez se detiene a hablar de la competencia. Prefiere centrarse en mostrar lo que ha construido, convencida de que su valor se demuestra solo. Google, en cambio, este año ha decidido ir extrañamente al ataque, apuntando directamente al iPhone en varias ocasiones. La gran pregunta es por qué. ¿Es porque perciben a Apple débil debido a los desafíos con Apple Intelligence? ¿O es porque ellos mismos se sienten aún como los eternos segundones y necesitan marcar territorio?
Pixel 10 y Pixel Buds Pro 2 como puertas de entrada a Gemini
El hardware presentado fue más bien el escaparate físico para demostrar el potencial de Gemini. El Pixel 10 Pro no se describió como un objeto de deseo aislado, sino como el dispositivo perfecto para vivir la experiencia completa de la IA. El nuevo chip Tensor fue mencionado como la pieza que lo hace posible, pero el énfasis no estaba en la potencia en sí, sino en lo que esa potencia permite que Gemini haga.
Los Pixel Buds Pro 2 recibieron también protagonismo, y no tanto por su calidad sonora como por su integración con la inteligencia artificial. Uno de los momentos más llamativos fue cuando los portavoces señalaron: “Queremos que los Buds entiendan tu entorno, no que te aíslen de él.” En esa frase está la diferencia: no son auriculares para escuchar, sino dispositivos inteligentes que actúan como sensores de contexto, al servicio de Gemini.
Apple, con sus AirPods Pro 2, apuesta por lo seguro: sonido de calidad, integración perfecta, cancelación activa de ruido. Google, con los Buds Pro 2, propone algo distinto: que los auriculares sean parte de una experiencia aumentada, adaptativa, en la que la inteligencia artificial actúe como mediadora – y que la puedas encontrar en todas partes donde la necesites.
Dos narrativas, dos filosofías
El cierre de ambos eventos deja sensaciones distintas. Apple transmite continuidad, solidez, refinamiento. Google transmite ambición, transformación, cercanía. Apple sigue perfeccionando lo que ya funciona, Google quiere redibujar – casi apropiarse – las reglas del juego en torno a una inteligencia artificial que no se conforma con ayudar, sino que aspira a ser un actor activo en la vida del usuario sabiendo sobre todo que su competencia no está aún tan fuerte como ellos.
Las dos filosofías se reflejan en la forma de presentar. Apple graba para controlar. Google transmite en vivo para conectar. Apple quiere que recuerdes productos. Google quiere que recuerdes sensaciones. Ambos caminos son válidos, pero apuntan a experiencias muy distintas. Personalmente, creo que los eventos completamente en directo se me antojan ya como algo del pasado – pero no negaré que sí que hecho de menos la cercanía y calidez de ver al equipo de Apple sobre el escenario.
En el fondo, tanto Apple como Google juegan con estilos que son reflejo de su propia identidad: la primera con la obsesión por el detalle y el relato cinematográfico, la segunda con la voluntad de mostrarse humana, imperfecta y cercana. Quizás la clave no esté en decidir cuál es mejor, sino en aceptar que ambos formatos buscan emociones distintas: En Cupertino inspiran admiración, Google busca complicidad. Y en esa tensión entre el espectáculo grabado y el directo imperfecto, entre el producto terminado y la promesa en construcción, se escribe hoy la batalla por el corazón – y la confianza – de los usuarios. Tu turno, Apple.
En Applesfera | iPhone 17: Un reinicio necesario que busca renovar el espíritu de Apple
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La noticia
Made by Google 25 vs Apple Event: novedades de Google Pixel en la antesala del iPhone 17. Un análisis de dos formas opuestas de contar la tecnología
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Pedro Aznar
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