Publicado: octubre 21, 2025, 5:01 pm
Era sábado por la mañana y no pretendía que la vida fuera muy deprisa. Buscaba un sitio tranquilo donde escribir esta review mientras me tomaba un buen café, y recordé que una de mis cafeterías favoritas de Barcelona había abierto un nuevo local en el Eixample: con el MacBook Pro M5 en la mochila, puse rumbo hacia allí.
El local era más grande que la cafetería de mi barrio, en un espacio que mezclaba tradición y abrazaba a los cambios estéticos de las últimas modas. Me encantó. Cuando me senté a la mesa, el café increíble de siempre y la comida rica para coger fuerzas en el almuerzo estaban ahí. El corazón de aquel sitio latía con más fuerza en su nueva casa. Me recordó a este Mac.
Cuando abrí la tapa del MacBook Pro M5 por primera vez y el brillo del logotipo de Apple se reflejó en la superficie mate de la pantalla nanotexturizada, sentí esa mezcla de familiaridad y asombro que solo un MacBook Pro logra provocar. Llevamos años viendo el mismo cuerpo de aluminio, el mismo lenguaje de diseño minimalista, pero el lenguaje de diseño encima de la bonita mesa de aquel sitio era imponente. Y me dio una sensación parecida: el alma del MacBook Pro que conocemos está aquí… pero de una forma mucho más ambiciosa.
Ficha técnica del MacBook Pro M5
MacBook Pro 14″ M5 |
|
---|---|
dimensiones y peso |
Alto: 1,55 centímetros Ancho: 31,26 centímetros Fondo: 22,12 centímetros Peso: 1,55 kilogramos |
Pantalla |
Panel Mini LED de 14,2 pulgadas Resolución 3.024 x 1.964p a 254p por pulgada Contraste de 1.000.000:1 Refresco de hasta 120 Hz Brillo de 1.000 nits y hasta 1.600 nits en HDR Posibilidad de añadir panel nanotexturizado |
Procesador |
Apple M5 |
Memoria |
16 GB / 24 GB / 32 GB |
almacenamiento |
512 GB / 1 TB / 2 TB / 4 TB |
SISTEMA OPERATIVO |
macOS 26 Tahoe |
PUERTOS |
Jack de 3,5 mm para auriculares Puerto de carga MagSafe 3 Puerto HDMI Ranura para tarjetas SDXC Tres puertos Thunderbolt 4 (USB-C) |
CONECTIVIDAD |
Wi-Fi 6E (802.11 ax) Bluetooth 5.3 |
aUTONOMÍA |
Hasta 16 de navegación web Hasta 24 horas de reproducción de vídeo en streaming |
cámara |
12 MP a 1.080p con tecnología Center Stage |
PRECIO |
Desde 1.829 euros |
Un diseño que sigue siendo una declaración de intenciones
Hemos avanzado mucho desde el MacBook Pro con chip M1 que nos trajo el gran cambio en los Mac: aquel salto de arquitectura que cambió todo. El M5 no repite esa revolución, pero sí consolida un punto de madurez: la potencia ya no es una promesa, más bien un estado constante – y qué importante es eso. No hay nada en el exterior que indique lo que lleva dentro, y eso me siempre me ha parecido profundamente elegante: es un ordenador que no necesita demostrar nada. La nueva pantalla nanotexturizada, al mirarla por primera vez, ofrece una sensación de profundidad casi analógica. Describirla es sencilla: la luz no rebota, sino que se absorbe, y lo que queda es una imagen suspendida, como si estuviera pintada directamente sobre el vidrio.
Cada vez que Apple actualiza el MacBook Pro de 14 pulgadas siento que toca una cuerda emocional muy específica: la del equilibrio entre potencia, portabilidad y diseño. Este modelo M5 no cambia las reglas visuales, pero sí redefine la relación entre silencio, rendimiento y tactilidad. Con el nuevo M5 es una herramienta absolutamente perfeccionada en potencia.
Apple ha conservado las líneas del MacBook Pro M4, con los cómodos cambios que se aprecian al convivir con él durante días. La aleación de aluminio reciclado, por ejemplo, presenta una superficie ligeramente más fría al tacto y un acabado menos reflectante, lo que acentúa la sensación de solidez. El bisel negro que rodea la pantalla es idéntico en proporciones (sigo sin entender, eso sí, por qué seguimos teniendo un notch aquí), con la tradicional unión con el chasis tan precisa. La sensación al abrir la tapa es fluida, casi como si los resortes del mecanismo de la bisagra hubieran sido recalibrados para ofrecer una resistencia más natural.
La calidad del teclado sigue siendo muy buena, con un buen trazado y un recorrido bien amortiguado. Cada tecla tiene una respuesta precisa y silenciosa, con un punto de presión que invita a escribir durante horas. El trackpad, una vez más, sigue siendo la referencia absoluta de la industria: amplio, perfectamente calibrado y con una sensibilidad que se adapta casi intuitivamente al ritmo de mis movimientos. Es curioso cómo algo tan cotidiano como mover el cursor puede transmitir una sensación de continuidad con pensamiento y acción cuando está tan bien hecho.
La pruebas con la pistola térmica evidencian la contención térmica del M5 a pesar de un rendimiento sostenido sorprendente
El sistema de refrigeración interno se ha rediseñado levemente. No se ve, pero se ha notado durante mis pruebas: el M5 genera menos calor incluso bajo cargas prolongadas, y los ventiladores rara vez se activan. Cuando lo hacen, su sonido es más grave y menos perceptible, lo que refuerza esa idea de potencia en calma. Es el tipo de ingeniería que desaparece, que se nota precisamente porque no la notas y que nos demuestra el nivel de perfeccionamiento que está logrando Apple con estas máquinas.
Una pantalla que roza lo imposible
El panel Liquid Retina XDR con acabado nanotexturizado es, sin exagerar, una de las mejores pantallas que he visto en un portátil. Si te estás pensando en comprarlo con nanotextura o no, te recomiendo que la compres con esta capa. Apple ya había logrado la excelencia en brillo, contraste y fidelidad cromática, pero esta nueva textura cambia la experiencia visual de forma profunda. La nanotextura no es un simple tratamiento antirreflejos: es una modificación microscópica del vidrio que dispersa la luz sin perder nitidez.
La sensación al mirar una superficie blanca en este Mac es casi táctil; los reflejos desaparecen y el color gana profundidad. Es perfecta para la luz focal de las oficinas, de las cafeterías o aeropuertos – aunque también funciona perfecto en casa con la claridad del contraste y la profundidad de color tan precisa.
En entornos de trabajo intensos, como estudios de fotografía o edición de vídeo, esta pantalla puede considerarse prácticamente como un lienzo real. Trabajando con material HDR a 1600 nits máximos, el rango dinámico es abrumador. Las zonas negras no muestran fugas, las altas luces mantienen textura y el color se mantiene fiel desde cualquier ángulo. Incluso los degradados más delicados parecen fluir sin interrupción, lo que confirma que la calibración de fábrica es casi perfecta.
He comparado directamente esta pantalla con la de mi MacBook Pro M3 Pro y la diferencia más evidente no está en los números, sino en la experiencia sensorial. Donde antes el brillo podía resultar excesivo en entornos oscuros, ahora la nanotextura atenúa la dureza de la luz sin perder detalle. Es una mejora sutil, pero en el día a día marca una diferencia real: no necesitas ajustar el brillo constantemente, porque la pantalla se adapta de forma natural a la iluminación ambiente. Recomendadísimo con este acabado.
El corazón del salto generacional
El M5 no es un simple paso adelante: es un cambio de paradigma dentro del propio Apple Silicon. Basado en un proceso de 3 nanómetros de tercera generación de TSMC, este chip de 10 núcleos (4 de rendimiento y 6 de eficiencia) potencia al máximo la relación entre consumo y potencia. En mis pruebas, el arranque del sistema y la apertura de aplicaciones pesadas – Final Cut Pro, Logic, DaVinci Resolve – son instantáneos. No hay latencia, no hay apenas espera en esta máquina: todo ocurre con una fluidez que pretende borrar la frontera entre hardware y software.
La GPU de 10 núcleos incluye ahora aceleradores neuronales dedicados en cada bloque, lo que multiplica por cuatro la velocidad de ejecución de modelos de IA local frente al M4, aunque en un contexto puramente de rendimiento gráfico lo que se percibe es una mayor estabilidad térmica y una entrega de potencia más constante. En proyectos 3D complejos, el renderizado según la propia compañía es un 45% más rápido que en el M4, comparándolo directamente con un MacBook Pro M4 Max con 32 GB. Y lo más interesante: la eficiencia no se compromete. En sesiones largas, el M5 mantiene frecuencias estables sin necesidad de aumentar el consumo.
El Neural Engine de 16 núcleos también ha sido rediseñado internamente para mejorar la comunicación con la memoria unificada, que ahora alcanza los 153 GB/s de ancho de banda, un 30 % más que en la generación anterior. Esto es un cambio importante: en la práctica, se traduce en una respuesta inmediata incluso en tareas que combinan gráficos, cálculo y procesos paralelos. Si el M4 ya era un procesador formidable, el M5 es un sistema de equilibrio: más rápido, más frío y más silencioso. El punto de Lagrange de Apple Silicon.
No todo es perfecto. Apple debería plantearse seriamente incorporar la conexión 5G en sus portátil. El tethering está muy bien resuelto en iOS 26, con una conexión rápida y cómoda pero parece algo del pasado aquello de sacar el iPhone para tener Internet fuera de casa. Con la llegada de las eSIMs que no limitarían el espacio físico en sus portátiles, no entiendo cómo los de Cupertino aún no han pensado en ello.
Un rendimiento que redefine la portabilidad
Trabajar con este MacBook Pro M5 durante unos días me ha hecho replantear lo que considero “rendimiento portátil”. En el día a día, exportar un proyecto 4K ProRes de 10 minutos en Final Cut Pro es un 25% más rápido que en el M4, con una temperatura media inferior en 6 grados. En Logic Pro, la cantidad de pistas simultáneas antes de alcanzar saturación ha aumentado un 20%, y en DaVinci Resolve las vistas previas en HDR se generan en tiempo real sin necesidad de proxy.
Lo más sorprendente no es solo la potencia, sino la consistencia. La diferencia aquí por ejemplo respecto al iPad Pro M5 es la disipación activa. Sin embargo, en ningún momento he escuchado un aumento notable del ruido de ventiladores, incluso al trabajar conectado a dos monitores externos 4K. El M5 parece haber alcanzado ese punto donde la potencia deja de buscar la agresividad del arranque en bruto y se convierte en algo natural, siempre disponible. Esto nos dice mucho también de su eficiencia sostenida, de nuevo.
La autonomía sigue siendo otro punto fuerte. A pesar del salto de rendimiento, he conseguido más de 16 horas de uso mixto con brillo al 60% y tareas de productividad general. Es un número real, no de laboratorio, que incluye edición ligera, música, vídeos en Apple TV, navegación y sesiones prolongadas de escritura. Esto significa que el M5 no solo es más potente, sino también más duradero, lo que en un entorno profesional es exactamente la clave entre trabajar atado a un enchufe o moverte libremente. Marca de la casa en los Mac desde hace años, pero que Apple continúa mejorando generación tras generación – incluso con el aumento de potencia de cálculo de los nuevos procesadores.
El sonido del silencio
Curiosamente, una de las sensaciones más extrañas al trabajar con el MacBook Pro M5 es el silencio. Literalmente. Incluso durante las pruebas de stress con Cinebench y Unreal Engine, los ventiladores se mantienen a un nivel apenas audible. Apple ha rediseñado las rutas de disipación interna para aprovechar mejor la superficie térmica del SoC y los componentes adyacentes. En nuestro día a día, esto se traduce en un comportamiento casi pasivo la mayor parte del tiempo.
Este silencio no es solo un lujo: es una herramienta. En entornos creativos, donde el sonido ambiente puede interferir en la concentración o en la grabación de audio, la ausencia de ruido mecánico marca una diferencia tangible. He grabado locuciones directamente junto al M5 sin notar contaminación sonora. Y, al mismo tiempo, el sistema de altavoces ofrece una escena sonora amplia, con graves sorprendentemente definidos para un cuerpo de 14 pulgadas. Escuchar música en Apple Music sin auriculares me da la sensación de casi como como estar frente a un sistema estéreo compacto.
En resumen, el M5 no solo es más potente y eficiente: si tuviera que definirlo con una palabra, diría que también es más civilizado. Es un ordenador que hace mucho, pero su manera de hacerlo es casi imperceptible. Parece que la potencia ya no necesita demostrarse con ruido ni calor, y esto demuestra su grado de madurez.
Materiales que hablan de longevidad
Una de las cosas que más valoro de este MacBook Pro es su coherencia física. No hay plásticos, no hay flexiones ni zonas débiles. Todo está construido con una precisión casi quirúrgica. El chasis de aluminio 100% reciclado mantiene la misma robustez que en generaciones anteriores, pero Apple ha introducido un tratamiento microscópico que mejora la resistencia a microabrasiones. Tras unos días de uso intenso, no hay marcas, no hay huellas visibles, y el color negro espacial mantiene su uniformidad. Y qué bonito es.
La pantalla nanotexturizada es más delicada, sí, pero Apple ha mejorado su resistencia a las huellas y al polvo. No es inmune, pero se limpia con mayor facilidad que las versiones anteriores, y la sensación al tacto del vidrio es mucho más sedosa. Incluso el marco del teclado parece haber sido refinado, con un anodizado más uniforme que evita reflejos molestos bajo luz directa.
Todo esto se traduce en una sensación de producto terminado, de objeto diseñado para durar años sin perder su presencia. Cada vez que cierro la tapa y escucho ese pequeño pulso preciso del imán, este MacBook Pro me recuerda más a una pieza de precisión que un ordenador convencional.
Una eficiencia térmica que roza la ingeniería invisible
Apple siempre ha presumido de la eficiencia de sus chips, pero el M5 lleva esa idea a un nuevo nivel. Durante las pruebas térmicas, con Final Cut exportando material HDR y Photoshop procesando lotes de fotografías RAW de 80MP, la temperatura superficial del teclado se mantuvo por debajo de 40 grados. En el M4 bajo las mismas condiciones, esa cifra rondaba los 47 grados. Esa diferencia puede parecer mínima en papel, pero en uso prolongado se nota muchísimo: las teclas apenas se calientan, el reposamanos sigue frío, y el sistema mantiene la frecuencia máxima sin “throttling”.
El sistema de refrigeración parece disipar mejor el calor de los núcleos de rendimiento, y la propia arquitectura del M5 ayuda a distribuir la carga térmica. En resumen, no solo se calienta menos, sino que lo poco que se calienta lo hace de manera más uniforme.
Esto hace que el M5 sea un portátil ideal para entornos donde el silencio y la estabilidad son esenciales. En mis pruebas con Xcode, la compilación de proyectos complejos como el Xcode Benchmark se ejecutó con temperaturas estables durante horas, sin necesidad de recurrir a ventiladores activos.
Pruebas sintéticas
Para ponerlo a prueba en prácticamente todas las situaciones de la vida diaria, vamos a utilizas diversos tests y pruebas que contextualizaran la nueva potencia del MacBook Pro M5 y sus posibilidades.
Empecemos por las pruebas para desarrolladores: la imagen muestra el resultado de una compilación completa con la herramienta Xcode Benchmark donde se indica que la construcción finalizó en 151.784 segundos. Es el tiempo que tarda el sistema en compilar un gran código base (en esta caso con 100 librerías y compilaciones cruzadas para esta prueba), ese valor sugiere que el chip Apple M5 y la configuración de este MacBook Pro están optimizados para cargas de desarrollo, ofreciendo tiempos competitivos para cualquier tarea de desarrollo, incluso los más complejos.
En tareas de compilación, la combinación de núcleos de rendimiento, alta velocidad de memoria unificada y buen sistema térmico permite reducir significativamente los tiempos de espera. Es por ello por lo que considero que ese resultado es muy bueno: refleja que este equipo ofrece ritmo profesional real para desarrolladores, no solo en picos de benchmarks sino en un flujo de trabajo tangible.
Instalar una IA en local nos demuestra la capacidad de los aceleradores neuronales del chip M5
El nuevo chip M5 está optimizado para IA, y no necesariamente sólo para Apple Intelligence, también para modelos ejecutados localmente. En esta imagen aparece una medición de rendimiento para procesamiento de tokens en LM Studio, indicando una tasa de 38.17 tokens por segundo, con 972 tokens procesados y un tiempo de 0.55 segundos hasta el primer token. Estos números apuntan a que el equipo es muy bueno para modelos de lenguaje locales o tareas de inferencia ligera.
Desde el punto de vista técnico, lo importante es la baja latencia al primer token (0.55 s) que sugiere una muy buena respuesta del sistema, y la tasa de tokens por segundo que demuestra que el M5 maneja bien cargas de IA/machine-learning de alto nivel sin atascarse.
Para medir la velocidad del SSD, uso un test de velocidad de vídeo con Blackmagic RAW SpeedTest donde se registran 46 FPS en CPU y 102 FPS en el modo Metal (GPU) para procesamiento RAW 8K u otros formatos exigentes. Esto indica que, con el M5, los flujos de trabajo de vídeo en resolución muy alta son perfectamente viables, y que la aceleración gráfica basada en Metal se ha mejorado significativamente en esta generación.
Técnicamente, este resultado es muy revelador: que la GPU logre más de 100 fps en este test implica que el chip gráfico del M5 no solo es rápido, sino que puede mantenerse en cargas intensas de vídeo sin degradarse rápidamente. Por lo que este MacBook Pro es perfecto para edición de vídeo profesional.
Ciberpunk 2077 en este Mac es asombroso visualmente para este tipo de dispositivo
Aquí vemos el juego Cyberpunk 2077 corriendo en este portátil con una resolución de 1800×1125 y un promedio de aproximadamente 30 fps según la imagen. Esto confirma que aunque no estamos ante un equipo enfocado al gamer, el M5 permite disfrutar de juegos exigentes con muy buena calidad en portátil.
El hecho de que se mantenga en 30 fps bajo una carga gráfica elevada y utilizando el modo de renderización de trazados de rayos en un equipo de 14″ es notable: demuestra que la GPU soporta renderizado moderno a una velocidad perfecta para este tipo de dispositivos. Los juegos “triple A” podrían llegar perfectamente a estos Mac a un nivel que no se ha visto en años, acercandose (cada vez más rápido) a la distancia que aún los separa respecto a ordenadores marcadamente para jugones.
El equipo obtiene una puntuación de 75.975 en Geekbench Metal. Esa cifra representa el rendimiento gráfico general usando la API Metal de Apple, lo cual es una métrica sólida para comparar la potencia de la GPU en Mac. Una puntuación tan alta indica que el sistema maneja renderizado, efectos gráficos y tareas de pos-producción con soltura. Por tanto, este equipo está perfectamente preparado para cargas creativas exigentes.
Aquí el equipo obtiene aproximadamente 4168 puntos en single-core y 17433 en multi-core en Geekbench 6. En concreto el single-core es muy alto y el multi-core representa un salto respecto a generaciones anteriores importante, que en mi opinión es donde Apple está presentando la batalla más interesante con Apple Silicon.
El single-core es esencial para tareas de baja concurrencia y latencia (como edición, navegación, apps tradicionales) y ese valor lo coloca en lo más alto de su clase. El multi-core también está a buen nivel, y el número de núcleos está muy bien equilibrado para poder ejecutar tareas de alto rendimiento es un dispositivo pensado para movilidad como el MacBook Pro.
Esta imagen muestra una prueba de velocidad de disco mediante Blackmagic Disk Speed Test con velocidades de escritura alrededor de 6 846 MB/s y lectura de 5 942 MB/s. Estas cifras son muy altas para un SSD interno de portátil y reflejan que Apple ha incrementado sustancialmente el rendimiento de almacenamiento en este modelo.
Técnicamente este rendimiento es crucial para edición de vídeo, cargas de big data, apertura rápida de archivos grandes y streaming local de contenido pesado. Es un resultado excelente, y uno de los aspectos que refuerzan que este dispositivo es verdaderamente profesional.
El resultado del benchmark Corona 10 Benchmark con una puntuación de 5 099 818 rayos por segundo (rays/s) en renderizado de trazado de rayos es un indicador de la capacidad de renderizado 3D puro del sistema. Ese valor implica que el M5 es viable para renderizado 3D serio en portátil, y puede empezar a compararse – aun desde la distancia, aunque ya en la competición – con GPUs dedicadas, demostrando que incluso en tareas de 3D complejas se mantiene competitivo.
El resultado del Cinebench 2024 sitúa al chip Apple M5 con 199 puntos en rendimiento single-core, 1039 puntos en multi-core y 6055 puntos en GPU, cifras que lo colocan a la cabeza absoluta del ranking frente a procesadores como el M1 Max (113 pts) o el Ryzen 7 5800X (96 pts). Esto significa que el M5 no solo supera con holgura a sus antecesores en tareas que dependen de un solo núcleo – como compilaciones, operaciones vectoriales o flujos de trabajo creativos que no escalan bien – sino que además ofrece un rendimiento multi-hilo perfectamente equilibrado para un portátil de 14 pulgadas. El ratio MP de 5.23 demuestra una eficiencia sobresaliente entre núcleos, sin pérdidas significativas por sincronización o disipación térmica.
Desde un punto de vista técnico, obtener 199 puntos en single-core en Cinebench 2024 es un hito dentro del ecosistema ARM: es casi un 75 % superior al M1 Ultra y rivaliza con CPUs de escritorio de última generación. El apartado GPU también confirma que la integración del motor Metal del M5 alcanza rendimientos de estación de trabajo en renderizado OpenGL/Metal. En conjunto, estos datos no solo certifican que el MacBook Pro M5 es el portátil más rápido que Apple ha fabricado hasta ahora, sino que además muestra una consistencia térmica y una eficiencia energética excepcionales para su formato compacto.
En el test de Blender Benchmark, el MacBook Pro M5 muestra cifras que lo sitúan por encima de lo esperado para una GPU integrada. Estos resultados confirman que el nuevo motor gráfico del M5, con 10 núcleos, puede enfrentarse sin complejos a proyectos de renderizado 3D avanzados, incluso en entornos complejos con iluminación global y sombreado realista. La escena “Monster”, tradicionalmente la más intensiva en cálculo, se procesa con una velocidad que antes solo veíamos en chips de escritorio, lo que indica una mejora clara tanto en salida como en gestión térmica.
Desde el punto de vista técnico, estos valores reflejan la madurez de la integración entre Blender y Metal 3, donde Apple ha conseguido que los desarrolladores aprovechen la arquitectura unificada de memoria del M5 para acelerar la carga y descarga de texturas y geometrías. En comparación con los resultados obtenidos por el M3 Max en su momento, el M5 logra entre un 20% y un 30% más de rendimiento dependiendo de la escena, manteniendo un consumo muy inferior. En resumen, demuestra que este portátil puede utilizarse de forma profesional en estudios de animación o diseño 3D sin necesidad de recurrir a hardware externo.
Un salto a nivel de superdeportivo
A lo largo de los años he probado cada generación del MacBook Pro, y siempre hay un patrón: las grandes revoluciones se notan en silencio. El MacBook Pro M5 no llega con fuegos artificiales, ni con un rediseño radical. Su mérito está en la madurez, en la sensación de que todo encaja. Es el tipo de evolución que demuestra que el progreso no siempre se mide en cambios visuales, sino en la desaparición de las fricciones.
Trabajar en este MacBook Pro es como usar una herramienta que anticipa tus necesidades. La latencia es casi inexistente, las transiciones son instantáneas, y la estabilidad térmica convierte cada sesión en una experiencia fluida. No hay interrupciones, no hay distracciones: solo trabajo, puro y constante.
Si el M4 era el ordenador que consolidó la eficiencia del Apple Silicon, el M5 es el que la perfecciona. Y de qué manera. Es la culminación de una idea que comenzó con el M1: que la potencia y la portabilidad no son opuestas, sino dos caras de la misma intención.
El Mac para cualquier lugar y situación
Después de varios días de uso intensivo, el MacBook Pro de 14 pulgadas con chip M5 y pantalla nanotexturizada me deja una sensación clara: estamos ante la versión más refinada, equilibrada y silenciosa del portátil profesional de Apple hasta la fecha. El salto de rendimiento respecto al M4 no es solo numérico; se traduce en una experiencia cotidiana más fluida, más consistente y notablemente más eficiente.
La pantalla es una maravilla técnica y ergonómica, el diseño sigue siendo un ejemplo de perfección industrial y el rendimiento del M5 marca una nueva referencia en portátiles profesionales de consumo energético ultracontrolado. No hay dramas, no hay revolución visual, pero sí una evolución profunda que se nota cada día de trabajo, sobretodo si vienes de un M1 o M2.
El MacBook Pro M5 de 14 pulgadas no es el portátil más espectacular que Apple ha hecho, pero sí el más redondo. Y esa palabra – redondo – resume perfectamente su naturaleza: ninguna arista sobra, nada falta, todo está en su sitio. Es la herramienta definitiva para quienes necesitamos potencia constante en movimiento, sin ruido, sin calor, sin sorpresas. El poder silencioso de Apple Silicon ha alcanzado su madurez.
En Applesfera | El nuevo MacBook Pro M5 llega sin cargador a España, un movimiento que se adelanta a lo que otras marcas tendrán que hacer en 2026
(function() {
window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {};
var headElement = document.getElementsByTagName(‘head’)[0];
if (_JS_MODULES.instagram) {
var instagramScript = document.createElement(‘script’);
instagramScript.src = ‘https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js’;
instagramScript.async = true;
instagramScript.defer = true;
headElement.appendChild(instagramScript);
}
})();
–
La noticia
MacBook Pro M5, análisis: Apple afina su fórmula desatando la potencia
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Pedro Aznar
.