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Los socios de Sánchez sospechan de un adelanto electoral mientras se desmorona su coalición

Publicado: noviembre 26, 2025, 1:07 am

La votación, mañana, de la senda de estabilidad presupuestaria -conocida popularmente como techo de gasto-, paso previo imprescindible para la elaboración y remisión al Congreso del proyecto de Cuentas del Estado para 2026, se encamina al fracaso. La derrota de la propuesta del Ejecutivo, que se da por segura, pondrá de manifiesto que Pedro Sánchez no cuenta ya con un bloque parlamentario sobre el que sostenerse y da alas a la sospecha de los socios de que lo que se prepara ya es el terreno para emprender una campaña electoral.

La aritmética de la Cámara pone de manifiesto que frente a la iniciativa hay ya un muro de 171 escaños en contra y al que, con toda probabilidad, se sumarán los siete diputados de Junts, un grupo que ya ha anunciado su ruptura con el Gobierno. De esta manera, 178 votos tumbarán desde el origen la promesa del Ejecutivo de presentar por fin los primeros Presupuestos de la legislatura. Incluso, en el caso de que los escaños de Puigdemont optaran por la abstención, la propuesta decaería.

A favor de la senda de estabilidad hay confirmados 165 votos –PSOE, Sumar, ERC, PNV, EH Bildu y BNG– a los que podría sumarse el voto de la diputada de Coalición Canaria pero, previsiblemente, no el de José Luis Ábalos, integrado en el Grupo Mixto, que podría no acudir a la votación por haber sido citado coincidiendo con la misma por el Tribunal Supremo y estar pendiente, además, de una posible entrada en prisión preventiva.

Ayer, Ábalos no había solicitado autorización para emitir voto telemático y desde los servicios de la Cámara se añadía que aunque lo reclamara, el Reglamento no incluye en su casuística la posibilidad de hacerlo por tener que acudir ante la Justicia. Más aún en ocasiones similares anteriores, Ábalos no lo reclamó.

En cualquier caso, más allá de la posición siempre decisiva de Junts, la votación evidenciará que el Gobierno ya no tiene cimientos de apoyo en el Parlamento. Sus hasta ahora socios van desenganchándose del bloque aliado poco a poco. El desapego lo demuestra la decisión de Podemos, con cuatro escaños, de abstenerse ante la senda de estabilidad y también el anuncio, en el mismo sentido, de la diputada de Més-Compromís, Águeda Micó, hoy en el Grupo Mixto. De esta forma serán cinco los escaños que abandonarán a Sánchez -y a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero– dejándolo en franca minoría.

Los grupos consultados afirman además que el Gobierno no se ha prestado a ninguna negociación para tratar de conformar una mayoría. Por ejemplo, desde Podemos se afirma que las grandes cifras previas que maneja el Ejecutivo -déficit máximo para CCAA del 0,1% y techo de gasto de 212.000 millones de euros- se les han trasladado una vez habían sido aprobadas por el Consejo de Ministros. Una suerte de lentejas.

Esta actitud, corroborada por otras formaciones, contribuye a extender la sensación de que el Gobierno en realidad no tiene interés por sacar adelante ni la senda de estabilidad, primero, ni los Presupuestos, después. Consideran que se trata más bien de preparar la bandera para emprender la campaña con vistas a un posible adelanto electoral, habida cuenta de que el propio Ejecutivo es consciente de que es prácticamente imposible que su proyecto de Cuentas, aún desconocido, acabe viendo la luz.

«Yo he sido ministra en el Gobierno. Se negocia con discreción con los grupos durante mucho tiempo hasta que consigues los votos y cuando los consigues, lo traes al Congreso. Ésa es la forma de negociar cuando se quiere sacar algo adelante. Eso me lleva a pensar que no estamos ante una verdadera voluntad del Gobierno de sacar la senda del déficit ni de sacar los Presupuestos, sino que estamos ante la campaña electoral del PSOE», señaló ayer la portavoz morada Ione Belarra, quejándose de la nula voluntad negociadora por parte del Gobierno y lamentando que sólo contactara con ellos después de haber aprobado las grandes cifras.

La queja es idéntica en Més-Compromís. «Si hay voluntad política real por parte de la ministra Montero, nosotras estamos abiertas a hablarlo, pero no parece que sea este el camino que siga», criticó Àgueda Micó.

Este partido supedita su voto a una mejora de la financiación a la Comunidad Valenciana para la que reclama más flexibilidad con el déficit. Compromís exige que se permita a las autonomías más infrafinanciadas, como la valenciana, poder endeudarse más que las que reciben mayor inyección económica por el actual sistema. Ahora, espera una llamada del Ejecutivo y, entre tanto, presiona con lo que puede: su voto. Ayer, Micó explicó su debate entre el no y la abstención pero «descartando completamente» el voto a favor.

En ERC y en el PNV también crecen las sospechas. Los nacionalistas vascos, hasta ahora fieles aliados del Gobierno, ya deslizan su convencimiento de que sin apoyo claro de la Cámara y sin Presupuestos, la legislatura no tiene fuelle. De esta forma, traer a la cámara unos Presupuestos a sabiendas de que no verán la luz sólo puede interpretarse como anticipo de campaña.

Según la ley de Estabilidad Presupuestaria, el Gobierno debe someter la senda de estabilidad a votación en el Congreso y en el Senado. En caso de que no se apruebe, como todo indica que sucederá, tendrá que presentar una nueva propuesta en un plazo máximo de un mes. Si en esa segunda ocasión se repitiera el rechazo, el Gobierno podría presentar un proyecto de Presupuesto pero acomodado al techo de gasto y al objetivo de déficit de 2025.

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