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Los problemas para reclutar soldados: salen más militares de los que entran y el 6% de la tropa abandona

Publicado: marzo 16, 2025, 3:07 am

España se enfrenta al reto de cumplir con sus aliados y aumentar el 2% del gasto en Defensa cuanto antes. Para convencer a sus socios, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, busca la manera de incrementar el presupuesto a través de partidas que no se inclinen tanto por llenar arsenales como intentar aprobar aumentos presupuestarios en asignaciones que se acerquen más a sus idearios. Una de ellas es el aumento de efectivos, donde Sánchez cumple con tres objetivos. Primero, resolver un problema de falta de soldados por la pérdida de militares en la última década. Segundo, hacer un movimiento que aumente el gasto en Defensa y, por último, gastar sin incomodar a sus socios.

En la década comprendida entre 2013 y 2023, se ha aumentado el número de plazas en las convocatorias de las escalas superiores del Ejército tal y como se concluye del documento Estadística de convocatorias de ingreso y aspirantes que publica cada año el Ministerio de Defensa. En la escala de oficiales, se convocaron 538 en 2013 frente a las 860 de 2023, lo que supuso un incremento del 34%. Algo parecido sucedió en la escala de suboficiales, donde se pasó de las 909 plazas de 2013 a las 1.204 de 2023, un 25% más.

Como explica Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, oficiales y suboficiales «ven la carrera como una opción de vida» por lo que esas plazas siempre se llenan y no existen «graves problemas de reclutamiento». En esas escalas los jóvenes encuentran una estabilidad que hace que esté muy demandado. De hecho, se fija como una carrera para alumnos excelentes, estando el año pasado la nota de corte de la EvAU entre el 11,8 para la Armada y el 13,2 para la Guardia Civil.

Convocatoria Tropa y Marineria

El problema se encuentra, por tanto, en la escala básica, la de Tropa y Marinería, que presenta convocatorias dispares cada año y que no logra llenar sus plazas, como se ve en el gráfico que acompaña a esta información. De media, el 6,6% de los que se les asigna plaza no llegó a firmar el compromiso entre los años 2019 y 2023, que son los datos a los que ha tenido acceso este diario. Al ingresar, los soldados tienen una formación específica de varios meses en la que pueden abandonar. Después, tras jurar bandera, firman un primer contrato -llamado compromiso- de tres años de duración. Después, el definitivo, hasta que cumplan los 45.

La falta de continuidad de aquellos que logran ingresar en la escala de tropa es un problema al que se suma la caída de efectivos. Porque a pesar del aumento de plazas, se convocan menos de aquellas que causan baja. Según los datos facilitados por la Asociación de Tropa y Marinería, el año pasado salieron del ejército 5.719 soldados ya sea por finalización de sus contratos como por pérdida de aptitudes psicofísicas. Sin embargo, se convocaron 4.086 plazas, sólo el 71% de las necesarias ese año para continuar con los mismos números.

Con los tres ejércitos carentes de efectivos y el plan del Ministerio de Defensa de aprobar un Real Decreto de aumento del número de soldados, faltan manos, que los altos mandos cifran en 20.000 personas. Para Pedro Cañas, que fue 15 años militar de tropa y tras ello fundó la Academia de Combate, que prepara a alumnos que quieren entrar en la escala básica, el problema es «la desinformación». Según su experiencia, «si no lo han vivido en casa, no saben lo que hace un militar, van a una convocatoria a ciegas», resume.

La dificultad, para él, se sitúa en el proceso selectivo, que consta de dos fases. En la primera, los candidatos piden cita para realizar el psicotécnico y ese mismo día tienen que pedir destino sin saber la provisión de plazas ni casi a qué se dedican. «Antes del proceso selectivo ya tienen que saber qué les interesa, y muchos piden mal porque no saben qué es cada destino», cuenta. Es por ello que en Academia de Combate tratan «de luchar contra esa desinformación».

Con un millar de alumnos al año y una tasa de aprobado del 90%, creen que una de las soluciones para que no haya tanto abandono antes incluso de firmar el primer compromiso es la orientación a los chicos. Para él, otro de los problemas es la vida actual: «La vocación se va perdiendo, ya no tienen capacidad de sufrimiento y por la vida sedentaria muchos ni pasan las pruebas físicas, que no son muy exigentes», analiza.

El legionario Pedro aprobó el año pasado gracias a Academia de Combate. Habla con este diario pidiendo no ser identificado y con un nombre falso elegido por él en honor a su mentor. Tras haber superado el curso de formación, se encuentra en los tres años de primer compromiso. Si decide quedarse después, tendrá una carrera en el ejército hasta los 45, a menos que estudie para ingresar en la escala de suboficiales. Suena desanimado por teléfono. Asegura que «el Ejército es muy distinto a la imagen que tenemos fuera» y que «muchos entramos motivados por el servicio a España, pero esa motivación se va quedando atrás por las condiciones». Concluye con que «cuando acabe el primer compromiso, de mi promoción nos vamos a quedar yo y cuatro más».

Más optimista es Luis, que trató de entrar la primera vez en Infantería de Marina y se salió, desmotivado por lo que encontró. Gracias a la orientación de Pedro Cañas ingresó el año pasado en Guerra Electrónica, donde ha encontrado su lugar.

«Si los incentivos económicos no son favorables, el personal cuando termina el compromiso se retira», sintetiza Félix Arteaga. «Hoy en España el número de peticionarios por plaza sigue siendo importante, pero va decreciendo. Habría que habilitar incentivos para atraer a personal», insiste, preguntado por este problema. «Se espera que gran parte del dinero nuevo entre ahí, para adecuar los incentivos económicos al nivel de vida», analiza.

De hecho, Defensa anunció que en las próximas semanas se aprobará un decreto de incremento de retribuciones de los miembros de las Fuerzas Armadas, que supondrá un aumento de la inversión en defensa de 400 millones de euros y un incremento de 200 euros mensuales en las nóminas. Ahora mismo, según las nóminas que la Asociación de Tropa y Marinería (ATME) ha facilitado a EL MUNDO, un soldado sin complemento cobra 1.096 euros frente a los 1.183 de uno con complemento.

Aunque Pedro Cañas asegura que parte de la desinformación reside en que, además del sueldo, los jóvenes no conocen otras ventajas como que «duermen en cuartel o que tienen un 65% de descuento en Renfe», para Marco Antonio Gómez-Martín, presidente de la Asociación de Tropa y Marinería, «los soldados no saben nada de su futuro profesional, no se les informa y al final las unidades sufren la falta de personal y la falta de interés», lamenta. De hecho, asegura que a su servicio jurídico cada vez llegan «más solicitudes de gente que quiere romper el compromiso». Y augura un panorama complicado a partir de 2027, cuando causarán baja muchos más soldados: «La tasa de reposición de las Fuerzas Armadas no es capaz de absorber la cantidad de militares que se van a ir», sintetiza.

Para Arteaga, el desafío es otro. Según su opinión «reclutar a personal sin formación cualificada es fácil», pero la dificultad ahora es «reclutar los efectivos especializados». Insiste en que «hay que reclutar perfiles con competencias tecnológicas o capacitar a los que no la tienen. Ahora se necesita personal que tenga algún tipo de especialización. Reclutar y retener. Porque si los incentivos económicos no son favorables, el personal cuando se acaba el contrato se retira».

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