Publicado: noviembre 27, 2025, 12:07 am
Hace un par de años, Fina Paulos y Óscar Rey, profesores del instituto público Maximino Romero de Lema de Zas (La Coruña), grabaron un documental en el que contaban la vida de Daniela Garrido, una niña afectada con el síndrome de Rett, una enfermedad rara que, entre otras cosas, le impide hablar. Con la ayuda de la Inteligencia Artificial crearon una pieza audiovisual en la que recreaban a personajes relacionados con la ciencia, como Marie Curie. Irene, la hija de Fina, hizo la narración explicando la enfermedad y poniéndole voz a una foto de la propia Daniela. La madre de Daniela se emocionó tanto que les dijo: «De ahora en adelante, ya sé cómo mandar las felicitaciones de Navidad a la familia». El documental fue presentado a un concurso internacional de visibilización de las enfermedades raras y ganó el primer premio.
Fina y Óscar, ingenieros informáticos trabajando en la docencia, pertenecen al grupo de los primeros profesores de España que imparten Inteligencia Artificial en los centros educativos. También han sido los autores de los primeros libros de texto sobre la materia que se han usado en Galicia, una región pionera, junto a Extremadura, en poner esta asignatura en el programa de estudios.
Ahora han sido seleccionados como finalistas entre los 10 mejores profesores de España en los IX Premios Educa Abanca, que se entregarán en enero de 2026 para destacar la buena práctica docente y dar visibilidad a los profesores que se implican en el proceso educativo. Fina lleva 20 años en la escuela pública y da clase en Secundaria, mientras que Óscar es profesor desde 2017 y está en FP.
Fina Paulos y Óscar Rey, profesores de IA.E. M.
Dicen que, cuando empezaron a dar clase, no había nada escrito sobre la Inteligencia Artificial con fines educativos. Los libros Inteligencia Artificial para la sociedad e Inteligencia Artificial en el aula, que escribieron hace tres años, ya han comenzado a quedarse obsoletos por «la rapidez con la que está cambiando todo».
Pero algunas cosas permanecen, como la parte en la que se explica el potencial educativo que tiene esta herramienta a la hora de personalizar el aprendizaje adaptándolo al ritmo y estilo de cada alumno o para automatizar las tareas repetitivas, como los ejercicios y los exámenes.
«La IA puede transcribir todas las clases que damos y pasarles el texto por correo electrónico a los alumnos para que revisen en casa lo aprendido», explica Óscar.
«Además, ayuda a la diversidad», añade. «Antes existía el libro de texto de una editorial para un curso concreto, creado por una persona en un escenario determinado. Pero en un aula donde existen alumnos con distintos niveles, los que tienen ciertas características pueden ser reforzados con ejercicios creados por la IA. También se pueden generar contenido para personas con discapacidad visual o auditiva. O, con los alumnos de otro país, pueden oír las clases en su lengua materna», añade.
Y sigue Fina: «Si un niño necesita una atención individualizada por cualquier motivo, puedo subir contenidos a la IA y pedirle que prepare un boletín de ejercicios. Lo elabora en cinco minutos. Puedo poner a los demás alumnos a hacer esa tarea de repaso mientras me dedico a ese alumno que necesita más ayuda. Eso sí, antes de repartir los ejercicios tengo que repasarlos. La IA te quita el trabajo mecánico pero no todo lo que dice es cierto».
Transformación para profesores
La Escuela de Unidad Editorial (ESUE) imparte, en colaboración con el Centro Universitario La Salle, el Programa Experto en e-Learning e Inteligencia Artificial para Diseño de Proyectos Formativos. Se trata de un programa innovador, diseñado para brindar a los docentes de las herramientas, habilidades y competencias necesarias para liderar la transformación en proyectos formativos online, en el que se profundiza en la aplicación de la Inteligencia Artificial a la formación.
Como en todo, también hay problemas en la IA. Fina y Óscar admiten la existencia de «desafíos éticos y de privacidad», así como «sesgos en los algoritmos que perpetúan desigualdades». También hablan de la falta de calidad y fiabilidad de las herramientas, pues «muchas han resultado fallidas o no son adaptables dentro del aula».
En otras ocasiones, «falta infraestructura adecuada en algunos centros educativos» o se producen «limitaciones en el entendimiento emocional y cultural de los estudiantes». No se olvidan de la «dependencia» que puede generar la tecnología, ni de su «incapacidad para sustituir la relación interpersonal entre el profesor y el alumno».
Creen, en este sentido, que el profesor no va a desaparecer, porque «es el que mejor conoce a su clase» y por encima de todo «prevalece el trato personal». «No hay un modelo de clase, de igual forma que no se puede explicar de la misma manera a dos alumnos distintos».
¿Qué cosas están cambiando? «Ya no podemos pedir a los alumnos que de deberes hagan en casa una redacción. Hoy en día tienen que hacer esa redacción en el aula, escrita en papel, y defenderla oralmente. Hay que trabajar de otra forma», sostienen, y también dicen que es muy fácil detectar al que hace los trabajos por ChatGPT porque «utiliza un vocabulario que no es habitual en él».
«La IA es un gran acierto si se educa en un uso correcto», opina Óscar, que considera que «hace falta que la ley marque el camino a seguir». «La Administración tiene que regular y darnos un entorno seguro para que podamos continuar enseñando».
Escuelas con sólo dos horas al día de Lengua y Matemáticas
En EEUU ha abierto la primera escuela que usa la IA como motor principal del aprendizaje. Alpha School, radicada en Austin (Texas) pero con sede en otras cinco ciudades, ofrece un proyecto diseñado por IA que evalúa el conocimiento del alumno en tiempo real y lo adapta al instante.
Los alumnos aprenden a su ritmo, dedicando sólo dos horas diarias a las asignaturas troncales, como Lectura y Matemáticas. Lo hacen de forma individual con el ordenador y después pasan el resto del día aprendiendo habilidades prácticas que requieren contacto humano, como deporte, oratoria o emprendimiento. Aseguran que se aprende el doble de rápido que en otros colegios porque los niños no se distraen.

