Publicado: noviembre 17, 2025, 3:07 am
La precampaña de las elecciones autonómicas comenzó el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados cuando Pedro Sánchez pasó al ataque frontal contra los presidentes regionales del PP. Además de su habitual choque de cuernas con Isabel Díaz Ayuso, embistió contra María Guardiola, presidenta de Extremadura, contra Juanma Moreno (Andalucía) y contra Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), los tres barones del PP que tienen urnas a la vista.
Los tres recogen el guante de Sánchez y aceptan batirse en duelo contra él. Y no sólo lo aceptan: lo están deseando. Creen que una campaña electoral en torno al presidente acercaría a Guardiola a la mayoría absoluta, permitiría a Moreno apuntalar la suya y haría que Mañueco consolidase el crecimiento que auguran las encuestas. Este ciclo electoral es el primero tras la entrada en vigor de la amnistía y tras la apuesta del Ejecutivo por una «financiación singular» para beneficiar a Cataluña, que ha desatado una honda sensación de agravio en gran parte del resto de España.
«Cuanto más aparezca Sánchez y más se nacionalice la campaña, mejor para nosotros. Más cerca estaremos de la mayoría absoluta en Extremadura y de mantener la de Andalucía. Y de obtener un buen resultado en Castilla y León», explican en el PP.
Dirigentes socialistas consultados por este diario aseguran que las tres urnas que se avecinan les vienen «objetivamente mal» para sus intereses, igual que si hay un adelanto electoral en Aragón. «Con Gallardo achicharrado en Extremadura, con Mañueco en horas bajas y la crisis de los cribados en Andalucía, la clave es si el PP tiene que ceder más a Vox», apunta uno de ellos. En efecto, la gran baza de Sánchez es que Vox sea determinante para la gobernabilidad y exprima al PP.
Los primeros comicios son los de Extremadura, el 21 de diciembre. En Génova creen que Guardiola está en condiciones de gobernar en solitario: «Le va a ir muy bien». La sola idea de que la campaña bascule entre los juicios a Miguel Ángel Gallardo y el choque con Sánchez hace que los populares puedan apelar al voto de los socialdemócratas descontentos y puedan desmarcarse de Vox con mayor facilidad. O sea, con la expectativa de depender menos de ellos.
«El descaro de Sánchez en el Congreso contra Extremadura no le saldrá gratis. El ciudadano extremeño no quiere ni esa gresca de choques y muros ni cree en la polarización», explican fuentes del entorno de María Guardiola. La presidenta extremeña cree que el choque político con Sánchez facilita hablar «del AVE olvidado o de que están enrocados en cerrar [la central nuclear de] Almaraz«, y que ni PSOE y Vox permiten que haya unos «Presupuestos que recojan más inversiones para Extremadura».
«Nuestras elecciones son en clave autonómica, no pensamos en otra cosa que en nuestra tierra, pero vemos que Sánchez está dedicándonos mucha ira», justifican las fuentes. «Es un hecho que él ya no gobierna, ahora es portavoz de la oposición al PP. Y está muy ocupado atacando a los presidentes autonómicos que sí trabajamos». Ante la intención del presidente de volcarse en el periodo electoral autonómico, Guardiola saldrá al ataque por cuatro flancos muy concretos: la «corrupción» de Gallardo, la energía nuclear, la mejora del empleo y el «verdadero feminismo».
Mañueco, que prevé convocar las elecciones el 15 de marzo, cree que el protagonismo de Sánchez en la precampaña le beneficia, porque eclipsa a Carlos Martínez, candidato del PSOE. Martínez «no saca cabeza», según fuentes de la Junta, porque ni puede soltar «el lastre» de un Sánchez «muy quemado» ni puede bajar la campaña a lo más cercano, ya que primaría «la comparación con la gestión del Gobierno [nacional]». En el entorno de Mañueco explican que el único temor que tienen es a que Sánchez esté en realidad buscando espolear a Vox a costa de dar por perdidas las elecciones para el PSOE.
En la Junta de Andalucía aseguran que la entrada de Sánchez en la campaña se debe a que «le preocupa el PSOE andaluz». «Cada vez sale más en rescate de María Jesús Montero«, que en las encuestas está incluso por debajo del resultado que obtuvo Juan Espadas en 2022. «Está muy desesperado con la situación, porque Montero no arranca», insisten fuentes del entorno de Moreno.
