Publicado: septiembre 20, 2025, 6:07 am
«Yo también conozco Cullera». El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se esforzó en mostrarse empático en la parte cerrada de su importante encuentro con el canciller alemán, Friedrich Merz, que confesó que sus mejores recuerdos de infancia fue en sus vacaciones playeras de esta localidad valenciana.
Merz logró embarcar tanto al presidente del Gobierno como al líder de la oposición para su plan europeo, consistente en que la alianza entre su fuerza política, el Partido Popular Europeo (PPE) con socialistas y liberales en el Parlamento Europeo sea eficaz en un contexto de especial debilidad ante EEUU, Rusia y China y fuerte retraso en la implantación del informe de Mario Draghi. «Tiene que funcionar», comentó el canciller al presidente.
Según aseguran fuentes conocedoras a EL MUNDO, cuando Merz llegó a Moncloa, quiso quedarse a solas con Sánchez, aprovechando el dominio de ambos del inglés. La duración, 45 minutos, desbordó toda expectativa entre un canciller que no ha contado hasta ahora con Sánchez en sus reuniones selectivas con dirigentes europeos -en contraste con el polaco Donald Tusk– y un dirigente como el español que presenta al PPE como rayano en la ultraderecha.
Merz conoce -de la mano de su correligionario Alberto Núñez Feijóo– el tacticismo de Sánchez y lo pudo ver él mismo en directo en la última cumbre de la OTAN, pero cree útil para la UE que ambos gobiernos cooperen. Sánchez, por su parte, no se puede permitir un choque en todos los temas con un líder europeo de tal calibre, principal contribuyente a los fondos europeos.
El canciller quiere que la alemana de su partido, la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, pueda sacar adelante las directivas que avanzan en el mercado interior, fomentan la competitividad, fortalecen la defensa y reducen burocracia y necesita que Sánchez, como principal líder socialista europeo en ejercicio influya en que la alianza con las otras dos fuerzas políticas más europeístas respalde todos estos planes. Sánchez dio a entender en la rueda de prensa posterior en la noche del jueves que comparte la importancia de esa coalición de fuerzas -en contraste con la polarización existente en España- y que se apunta a esta estrategia de Merz.
La cancillería alemana informó previamente a Moncloa, según ha podido saber EL MUNDO, que, en contra de lo habitual, el jefe del Gobierno alemán no quería dejar Madrid sin ver también a Feijóo al margen de Sánchez. Merz, antiguo eurodiputado, también necesita al PP español para la estabilidad y buen funcionamiento del grupo parlamentario del PPE, y lleva forjando una buena relación con el gallego desde que ambos se conocieron en Rotterdam en 2022. Entonces Merz dijo a Feijóo que sería presidente del Gobierno antes que él, ya en 2023, pero no fue el caso.
EFE
El canciller alemán, un pragmático que presidió el fondo de inversión BlackRock en su país, centró su encuentro con Sánchez en los asuntos en los que ve posible la cooperación como empujar a Francia e Italia a aceptar el acuerdo de Mercosur, que considera no sólo favorable a la economía alemana, sino estratégico para la UE. También en el impulso a un mercado europeo energético con tránsito de hidrógeno en el que Francia debe aceptar interconexiones con España, en su opinión.
En cuanto a las diferencias, . En cuanto a las diferencias,ambos evitaron lo posible el choque sobre el catalán, Israel, el gasto militar o los fondos UE para avanzar en lo que les acerca. Merz tiene claro que España deberá alcanzar el 3,5% de su Producto Interior Bruto en defensa y que, si no, deberá acreditar que alcanza todas las capacidades que se le soclitan. pero optó por no centrar la cena de trabajo posterior en este choque prematuro.
Con Feijóo trató un tema que le separa de Sánchez y es una adaptación de la llamada Agenda Verde a la realidad industrial europea. Y logró poner de acuerdo en algo a Feijóo y Sánchez y es que el canciller es, por ahora, tan poderoso como «agradable», en palabras de ambos.