Publicado: diciembre 4, 2025, 12:07 am

Prometió una transición tranquila y, desde luego, lo que no hará Juanfran Pérez Llorca es una enmienda a la totalidad a Carlos Mazón. Sólo así puede entenderse que la única cara que sacrifica del Consell de su antecesor sea la de Ruth Merino, ex de Ciudadanos y apuesta personal de Mazón para Hacienda. El resto de consejeros de Mazón repite con las mismas o nuevas competencias en el que ya es el Gobierno de Pérez Llorca, que lo que sí que reorganiza es el núcleo duro de Presidencia. Con la incorporación de nombres, además, vinculados a la etapa de Francisco Camps.
Pero los equilibrismos que ha mantenido el nuevo jefe del Consell nada tienen que ver con el viraje que ha decidido emprender en términos de estrategia política. En un paso lógico y esperado, Llorca ha quitado la portavocía a Susana Camarero para dársela a Miguel Barrachina, otro perfil duro y combativo. La que fuera mano derecha de Mazón en el Gobierno, sin embargo, se mantiene como vicepresidenta primera al frente de un área clave para Llorca, con Vivienda, Empleo, Juventud e Igualdad.
No sólo eso, porque Llorca ha decidido jugársela con un movimiento insólito hasta la fecha: será el primer presidente de la Generalitat que se encargue personalmente de la política lingüística, que recaerá en Presidencia. Pero, sobre todo, Llorca -valencianohablante, a diferencia de Mazón- avanza un giro en esta cuestión.
Junto al ex consejero de Educación, José Antonio Rovira, el ex presidente emprendió una cruzada contra la Academia Valenciana de la Lengua (AVL) que sirvió a la izquierda para agitar la bandera del valencianismo contra el PP. De hecho, la ministra de Ciencia y líder del PSPV-PSOE, Diana Morant, aprovechó desde el Gobierno para salir al rescate de un organismo blindado por el Estatuto y que Vox ha querido estrangular económicamente.
Por el contrario, Llorca no sólo se declaró defensor de la AVL en el debate de investidura, sino que ha colocado a Rovira en Hacienda y ahora pretende asumir la promoción del valenciano desde Presidencia. Un gesto sin precedentes que da una idea de hasta qué punto Llorca está dispuesto a dejar su sello y a marcar distancias con Mazón.
Ya lo hizo también con la petición de perdón a las víctimas de la dana en su primer discurso tras tomar posesión del cargo. A ello hay que sumar el convencimiento personal de Llorca de que es necesario reconstruir los puentes rotos con el Gobierno central. En este sentido, fuentes de su entorno han confirmado que una de sus primeras decisiones será llamar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para solicitar una reunión en Moncloa.
Llorca está obligado ahora a volcarse en lo institucional para sacar adelante la gestión del Consell. Esa es la encomienda de Génova, si bien el que aún es secretario general del PP valenciano no pierde de vista el partido. Desde su entorno explican que su deseo sería ejecutar el relevo al frente del partido antes incluso de las vacaciones de Navidad, ya que Mazón también dijo que dimitía de presidente. La dirección nacional del PP no tiene excesiva prisa, pero Llorca quiere cerrar también el capítulo orgánico para pasar página.
