Publicado: mayo 23, 2025, 12:54 am
Los microbiólogos canadienses lo llaman «la misión» y es que el hallazgo de una fórmula prometedora que proteja y frene la transmisión en bebés, adolescentes y adultos de la infección más letal del mundo también en sus formas respiratorias es un trabajo de gigantes que se realiza, por personas algo más menudas, desde un pequeño rincón de la calle Domingo Miral de Zaragoza. Se abre la puerta 18 –’Micobacterias’– al fondo de la planta suelo y se localiza el laboratorio de seguridad biológica de la Facultad de Medicina de la Universidad (Unizar) desde la que se obrará, si nada lo impide, esa «misión» de objetivos tan grandes (y altruistas). Pero falta el impulso final. Que «alguien más» crea en el… Ver Más