Publicado: junio 2, 2025, 10:07 pm

Los desencuentros que mantienen padres y profesores en torno a las jornadas escolares convierten los centros educativos en verdaderos campos de batalla. No hay escuela que resista el desgaste psicológico que provoca una votación de cambio de horario en las aulas. No hay debates racionales, no hay diálogo constructivo. Este desgaste ha alcanzado esta vez a la responsable de las escuelas asturianas. La consejera de Educación, Lydia Espina, ha dimitido este lunes tras un tira y afloja con los sindicatos donde «el ruido y los ataques han traspasado los límites de lo racional y lo político», según ha expresado ella misma en la carta en la que ha presentado su renuncia ante el presidente asturiano, Adrián Barbón (PSOE).
La consejera educativa de esta región -una de la que mejores resultados ha obtenido en las últimas pruebas internacionales PISA y PIRLS- confiesa en su misiva que «los acontecimientos que se han venido desarrollando en las últimas semanas» han supuesto para ella «un enorme desgaste emocional y personal que ha llegado a su límite».
Los acontecimientos a los que se refiere son las negociaciones que mantenía con los sindicatos de profesores, que culminaron este domingo en una manifestación en Oviedo en la que participaron CCOO, UGT, Csif, Anpe y Suatea donde se pidió equiparación salarial al resto de docentes de España, mejores ratios y reducción de la burocracia que ha intensificado la Ley Celaá, entre otras cosas.
Pero el detonante que ha provocado la caída de Espina ha sido su decisión de eliminar la posibilidad de que los consejos escolares pudieran votar si los alumnos tendrían jornada reducida o no en junio y septiembre (saliendo a las 13.00 horas, una hora antes). La consejera planteaba extender la jornada escolar estos dos meses de verano para que los alumnos pudiesen disfrutar del comedor escolar a partir del próximo curso.
No ha gustado nada a los profesores esta medida, y tanto han insistido que la semana pasada Barbón cedió y anunció en el Pleno de Parlamento asturiano que rectificaba y se mantenía el horario reducido en junio y septiembre. Un día después de que los sindicatos anunciaran con una huelga indefinida, el presidente asturiano abogó por «favorecer el diálogo en todo momento» y le dio la razón a los docentes.
Desautorizada Espina por el presidente autonómico, y tras recibir todo tipo de insultos personales en las redes sociales, incluso algunos cuestionando su profesionalidad como docente, no ha tenido más remedio que dimitir. Ha tenido que pedir la baja médica. Es la primera consejera en España que lo hace motivada por la guerra de los calendarios, aunque hace tres años ya hubo protestas de los profesores en Cataluña contra la decisión de la Generalitat de adelantar una semana el inicio del curso escolar con el fin de que las familias tuvieran menos problemas para conciliar la vuelta al trabajo.
La Administración catalana quiso empezar el 5 de septiembre de 2022, en vez de hacerlo después de la Diada del 11 de septiembre, como había sido habitual, y la reacción de los docentes fue tan virulenta que, para desactivar las huelgas previstas, la Generalitat tuvo que reducir a los profesores una hora lectiva y prometer la contratación de 3.500 profesionales.
Espina es la cuarta consejera de Asturias que dimite esta legislatura. Antes se marcharon Melania Álvarez, responsable de Derechos Sociales; Belarmina Díaz, consejera de Industria, que renunció por el accidente en el que murieron cinco mineros, y Nieves Roqueñí, también en Industria, a la que le pasó factura el escándalo de la falta de seguros en el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa).
Su renuncia puede no ser la única, pues la Comunidad de Madrid prepara una nueva normativa para prohibir la jornada continua -sólo con clases por la tarde- en sus colegios públicos. Madrid atiende a las recomendaciones de la OCDE, que dice que la jornada partida, con horarios de mañana y de tarde, reduce el abandono escolar y ayuda sobre todo a los alumnos más desfavorecidos.