Publicado: agosto 16, 2025, 2:07 am

La oleada de incendios que está quemando España en los últimos dÃas ha vuelto a poner el foco en la situación del colectivo que, precisamente, debe luchar contra el fuego: el de los bomberos forestales. Trabajadores y sindicatos llevan años denunciando condiciones de precariedad, falta de efectivos -a lo largo de todo el año, no únicamente en verano- y problemas estructurales que también inciden en la prevención de incendios. Además, consideran que la situación precaria del colectivo dificulta la extinción.
En los últimos dÃas, varios sindicatos han cargado contra la situación en la que se encuentra el personal dedicado a la extinción de incendios forestales. Un comunicado de CSIF advertÃa el viernes que la falta de inversión es «alarmante, con un nulo compromiso por parte de las administraciones para garantizar un dispositivo de extinción robusto y preparado» y lamenta que las condiciones «no solo comprometen la seguridad de los trabajadores, sino también la de las comunidades y los bosques afectados». CCOO, por su parte, afirma que las condiciones en las que trabajan profesionales y retenes son «a veces extremas» debido «a la falta de personal y de medios«. Denuncian asimismo «problemas laborales estructurales» que «repercuten en la calidad y eficacia del servicio».
La mención a la prevención y al trabajo todo el año no es baladÃ. Al hablar del sector se suele repetir un aforismo, «los incendios se apagan en invierno«, al que los bomberos forestales conceden veracidad, aunque sienten que puede frivolizar su labor cuando luchan contra el fuego. En cualquier caso, sà creen que es clave entender que la prevención se hace durante todo el año y para eso es necesario que estén contratados los 12 meses, que puedan vivir de ello y que ayuden a dinamizar zonas rurales, pues su abandono también influye en los incendios.
La competencia sobre prevención y extinción de los incendios forestales las asumen las comunidades autónomas. En Castilla y León, según explica a EL MUNDO Sara Mateos, agente medioambiental de León y delegada de Medioambiente de CSIF, esto supone que el operativo esté dividido entre una parte que trabaja directamente para la Administración y otra parte privada. «En cuanto a las condiciones de trabajo, todos estamos precarizados», ironiza Mateos. Sin embargo, aunque la extinción de incendios es parte de las funciones del equipo fijo de agentes medioambientales, que son funcionarios, hay un gran número de puestos que solo se cubren por campañas. «Hay un montón de casetas que trabajan tres o cuatro meses«, explica Mateos, y, además, con un elevado porcentaje de interinidad. «Tenemos muchÃsima gente de nuevo ingreso que no tiene experiencia: les dan un curso de formación de cuatro horas y les mandan a apagar un incendio», incide. «Esa es la realidad de Castilla y León».
«El problema de la precarización que sufrimos los trabajadores del medioambiente es precisamente que tú necesitas una estabilidad; necesitas trabajar todo el año, tener un sueldo adecuado para poder tener un proyecto de vida», afirma la agente medioambiental. «No puedes tener ese proyecto de vida porque trabajas tres meses al año y encima los tres meses al año que trabajas ganas 1.300 euros«. Todo ello enlaza de nuevo con la prevención y con el trabajo constante en el campo: «Tanto que se llenan la boca para hablar del mundo rural y una de las fuentes más importantes que podrÃa dar un asentamiento en el mundo rural, que es el trabajo en el monte, no se está haciendo». Aquà no ha habido prevención, no ha existido», zanja Mateos.
La otra vieja reivindicación de los bomberos forestales es, precisamente, que se les reconozca y agrupe en esta categorÃa, pues el colectivo trabaja una amalgama de hasta 19 categorÃas como peón forestal o de caza o conductor. Este cambio fue planteado hace cerca de una década, pero ha ido siendo retocado y aplazado -la última vez, con el adelanto electoral de Pedro Sánchez-, asà que no existÃa un marco legislativo que estableciera de manera explÃcita cuáles son los derechos y deberes de los bomberos forestales. Además, según explica Carlos MartÃn, miembro de la BRIF y responsable de bomberos forestales en CCOO, tuvieron que renunciar a que algunas de sus reivindicaciones aparezcan en la ley que se publicó en noviembre de 2024, cuya aplicación definitiva todavÃa esperan y ya llegará tras el verano y sus incendios.
MartÃn, que forma parte de un equipo que trabaja en Molezuelas de la Carballeda (Zamora), detalla que aún faltan cuestiones de desarrollo reglamentario de la ley «fundamentales». Por ejemplo, «definir adecuadamente la aplicación del coeficiente reductor de la edad de jubilación», porque aspiran a que los compañeros que han estado cotizando durante años con otra categorÃa no pierdan el coeficiente. Pero, lamenta MartÃn, «sobre todo, falta que asuman el auténtico espÃritu de la ley, que es que nadie que tenga las funciones de prevención y extinción de incendios forestales, con todo lo que conlleva, pueda estar contratado de otra forma que no sea como bombero forestal». A pesar de que la ley se aprobó en noviembre y de que han insistido en varias ocasiones desde entonces, ante las promesas del Ejecutivo de que tardarÃan lo menos posible, » dÃa de hoy tenemos compañeros que quizás podrÃan estar jubilados sin exponerse al riesgo que tienen los incendios forestales y por esa dejadez y esa falta de celeridad probablemente hoy estén trabajando».