Publicado: junio 21, 2025, 1:07 am
Navarra fue la avanzadilla. Allí empezaron Santos Cerdán y Koldo García sus maniobras para, presuntamente, conceder adjudicaciones ilícitas de obras públicas y repartirse mordidas. Con la llegada del PSOE al Gobierno central, aquel proyecto piloto dio el salto a La Moncloa. Pero no fue lo único que, con el sello de Cerdán, se bautizó en la región foral para luego extrapolarse al conjunto del país. También en Navarra nació el viraje estratégico de los socialistas respecto a la izquierda abertzale. Allí se levantó por primera vez el veto a Bildu, iniciando una senda que culminó con los nacionalistas convertidos en sostén de Pedro Sánchez en La Moncloa.
El ex número tres del PSOE, imputado en el marco del caso Koldo, estuvo 13 años en la cúpula del PSN -entre 2012 y 2017, como secretario de Organización-. Desde la sala de máquinas de los socialistas navarros fue artífice de los primeros intentos de acercamiento a la izquierda abertzale, frenados en seco por Ferraz. Y, a partir de 2014, también estuvo detrás del deshielo en la relación con Bildu, avalado por la dirección de Madrid una vez Sánchez tomó las riendas.
El 1 de agosto de 2007, cuando ETA todavía mataba, el PSN dio el visto bueno a pactar con IU y la coalición Nafarroa Bai -integrada por Aralar, EA, PNV y Batzarre, partidos que condenaban la violencia etarra- para evitar que UPN revalidará el gobierno foral. Sin embargo, dos días después, José Luis Rodríguez Zapatero citó a la Ejecutiva del PSN en Ferraz: la dirección nacional no avalaba el acuerdo. El PSOE, que ya veía en el horizonte las elecciones generales del año siguiente, vetó la formación de aquel gobierno progresista y el candidato socialista a la región foral, Fernando Puras, dimitió. En el agostazo -así se llamó- Cerdán ya formaba parte de la dirección del PSN, y empujó hacia el acercamiento al nacionalismo.
Carlos Chivite (izq.) y Fernando Puras (dcha.), al salir de la reunión en la sede del PSOE en la que les comunicaron el veto a pactar con los nacionalistas navarros, en 2007
La historia se repitió unos años más tarde, una vez ETA ya había cesado su actividad armada. Con Cerdán al mando de la Ejecutiva socialista navarra, en marzo de 2014, el PSN barajó presentar una moción de censura contra la presidenta de la región foral, Yolanda Barcina (UPN). Sin embargo, Ferraz -con Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general- se apresuró a prohibir que aquello sucediera, pues para salir adelante requería los votos de Bildu. Un año antes, la izquierda abertzale ya había registrado una moción de censura que fracasó porque el PSN no la apoyó -se abstuvo-. La sesión dejó una imagen hoy histórica con Cerdán junto a los dirigentes de Sortu Txelui Moreno y Pernando Barrena.
Los entonces dirigentes de Sortu Txelui Moreno y Pernando Barrena, junto a Santos Cerdán, en la moción de censura de 2013 en el Parlamento de NavarraEFE
Poco después del segundo veto de Ferraz, Sánchez alcanzó la Secretaría General del PSOE y, María Chivite, la del PSN. Cerdán amplió a partir de entonces su influencia tanto en Navarra como en Madrid -Chivite fue una de las elegidas de Sánchez, que la nombró portavoz en el Senado-. Y las cosas empezaron a cambiar. Tras las elecciones autonómicas de 2015, el PSN se abstuvo en la investidura de Uxue Barkos (Geroa Bai), que constituyó su gobierno con Bildu e Izquierda-Ezkerra (I-E), apartando a UPN.
En 2019, con Cerdán ya en comunicación directa con Moncloa, el cambio de estrategia respecto a la izquierda abertzale se terminó de consolidar en la región foral. Al inicio del verano, la negociación para la formación de un gobierno en Navarra coincidió con las conversaciones de Sánchez para repetir al frente del Ejecutivo central, y al principio esto frenó el margen de maniobra de Chivite. Pero, en vistas de que el PSOE no iba a lograr su objetivo, Sánchez dio vía libre al PSN para pactar su llegada al gobierno navarro. Chivite fue investida presidenta aquel agosto con el apoyo de Geroa Bai, Podemos e I-E, y la abstención imprescindible de cinco diputados de Bildu -otros dos votaron en contra-. Cedieron los socialistas, a cambio, la alcaldía de Huarte a los abertzales. El PSOE aceptó por primera vez que Bildu le apoyara en Navarra y meses después trasladaría la fórmula a La Moncloa: en enero de 2020, Sánchez fue investido gracias -entre otras cosas- a la abstención de los abertzales. Cerdán convenció al presidente.
Su influencia a favor del acercamiento con Bildu aumentó cuando alcanzó la secretaría de Organización del PSOE, en julio de 2021. Sánchez le confió el papel de interlocutor con los abertzales y fue avanzando en el viraje estratégico. En 2023, Chivite volvió a ser presidenta por la abstención de Bildu y, a final de año, fue el PSN el que facilitó un gobierno de los abertzales: apoyó la moción de censura contra UPN que aupó a Joseba Asiron a la alcaldía de Pamplona. «Es una opción democrática», reivindicó Ramón Alzórriz, número dos de Chivite, dimitido por la onda expansiva del caso Koldo.