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La muerte de Andrés tras defender a su nieto árbitro de balonmano base

Publicado: febrero 24, 2025, 5:07 pm

Actualizado Lunes,
24
febrero
2025

18:52

Andrés Rico Lores, vecino de O Grove (Pontevedra) de 68 años, se ha convertido, sin buscarlo ni llegar a saberlo, en símbolo contra la violencia en el deporte. El 15 de diciembre salió en defensa de su nieto, de 16 años, tras ser insultado cuando arbitraba un partido de balonmano base y recibió un empujón del aficionado que le faltaba al respeto. Cayó al suelo, se golpeó la cabeza contra un escalón y, tras más de dos meses en coma en el hospital, ha fallecido. La noticia ha llenado de crespones negros todos los pabellones y ha servido para poner el foco en agresividad en los recintos deportivos.

«Esperemos que esto sirva por lo menos para que haya un cambio y podamos solucionar esto», reclama el presidente de la Federación Gallega de Balonmano, Bruno López. La entidad pidió perdón en un comunicado por «llegar tarde» y no saber frenar la deriva violenta y su responsable compareció en el pabellón del equipo al que pertenecían el agresor y la víctima, el Rasoeiro BM de O Grove, y entonó el mea culpa colectivo. «Tenemos claro que hay un presunto culpable y hay muchísimos responsables».

Para el presidente del balonmano gallego, «los responsables somos todos los que en algún momento hemos perdido los papeles o lo seguimos haciendo los pabellones y los que no hemos puesto fin a esto». Y considera que la situación no puede reducirse a una modalidad deportiva, sino que «es un problema que tenemos en todos los ámbitos de la sociedad».

Desde la federación dan las gracias al fallecido «por ser un ejemplo y promover lo que el balonmano debería sembrar» y «por sacrificarte para cambiar algo que muchos niegan» y «dar la oportunidad de romper con todo esto», esperanzados de que su muerte suponga un antes y un después. En su llamamiento, tienen el apoyo de la Federación Española, que reafirma su «rechazo absoluto a todo tipo de violencia en el deporte» y muestra su «compromiso para erradicarla por completo».

El destino trágico de Andrés lo encontró en Vilalonga (Sanxenxo), a apenas unos kilómetros de O Grove. Allí era una persona muy conocida por regentar un negocio de material especializado, Deportes Galeusca; asiduo a los pabellones y aficionado y vinculado con el Rasoeiro, donde juegan sus nietos. Pero el 15 de diciembre no animaba a ningún equipo, acudió como abuelo.

Jugaban el Rasoeiro BM y el Sanxenxo Balonmano en la categoría cadete femenina y actuó cuando se hartó de los insultos a su nieto. El otro implicado era padre de una jugadora del Rasoeiro. Diego Gondar, presidente del equipo, defendió que su afición «nunca se caracterizó por ser violenta, pero siempre hay gente y conductas a mejorar» y confía en que «esto valga para reaccionar de cara al futuro y que la gente aprenda a actuar».

Tres días de luto

El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto y convoca «a todo el deporte y a todos los vecinos» a un minuto de silencio este martes 25 a las 12.00 frente al consistorio. Condenan «firmemente cualquier acto de violencia en el deporte» y también confían en que lo sucedido «sirva para reforzar los valores de respeto y convivencia, tanto dentro como fuera de las canchas».

El supuesto agresor estaba investigado por lesiones, si bien el Juzgado de Instrucción número 2 de Cambados ha cambiado la calificación a homicidio imprudente, y le han citado para declarar. Con el proceso todavía en marcha, todos los clubs han criticado su comportamiento violento y, al conocerse la muerte, la federación gallega ha querido dedicarle unas palabras. A través de una carta dirigida al fallecido, le pidió «perdón» por el «despropósito de que quien provocó tu partida aún tenga más que decir y siga haciendo vida normal».

También una hija del fallecido se dirigió a él en su perfil de Facebook. «Maldito empujón, maldito el momento en que él se cruzó en nuestras vidas», escribió. Y, en alusión a esa condición de vecinos, y a tener que verle a diario, le pide que se mude: «Vete lejos donde no tengamos que cruzarnos nunca más… me da igual todo lo que pretendas argumentar… lo hiciste y punto».

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