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La misión imposible de la candidata Montero: «Va directa al matadero por la lealtad a Sánchez»

Publicado: septiembre 7, 2025, 2:07 am

Antes del verano, Salvador Illa no estaba dispuesto a ir a ver a Puigdemont a Bruselas, aunque es lo primero que hizo el primer día de curso. El encuentro, según todas las fuentes, no tuvo utilidad alguna para el presidente de la Generalitat, ya que sus Presupuestos no dependen de Junts, sino de ERC. El verdadero objetivo era ejercer de emisario de Pedro Sánchez para que Junts negocie los Presupuestos del Estado y transmitir a Puigdemont que el presidente del Gobierno está dispuesto a ir a verle si se aviene a pactar.

Tanto Illa, alter ego de Sánchez en este momento, como el resto de los dirigentes regionales del PSOE -con la excepción de Page– trabajan al unísono para las elecciones generales a las que se presentará Sánchez, cuando él mismo las convoque.

El caso más paradigmático es el de la ministra de Hacienda, vicesecretaria del PSOE y candidata a la Junta de Andalucía. Las andaluzas serán a final de curso, como muy tarde, si es que Juanma Moreno no disuelve antes. María Jesús Montero -es de dominio público- no quería ser la líder de los socialistas andaluces, pero no pudo negarse a la petición de Sánchez. «Ella es de una lealtad absoluta a Pedro», señalan en el PSOE. Tan leal que, según algunos socialistas, «va directa al matadero sin ninguna posibilidad de remontar la debilidad del PSOE en Andalucía». Los tiempos de partido hegemónico, que duraron varias décadas, ya son sólo un recuerdo lejano para los socialistas andaluces. María Jesús Montero es una dirigente respetada y apreciada en el PSOE. Su gestión, su carácter y sus capacidades para la negociación como ministra son alabadas dentro del Gobierno, pero como candidata a la Junta andaluza no despega. La federación andaluza la recibió con optimismo, pero el electorado permanece frío ante su candidatura. Los últimos sondeos pronostican para el PSOE menos votos que en las últimas autonómicas a las que concurrió Juan Espadas. El barómetro del Centro de Estudios Andaluces del pasado mes de julio sitúa la intención de voto de Moreno en el 19,6% y de 24 a 26 escaños. Actualmente tiene 30 en el Parlamento andaluz.

La lectura política más generalizada es que la agenda del Gobierno de Sánchez, dependiente de los partidos independentistas vascos y catalanes, es un lastre para las expectativas del PSOE en el resto de las comunidades autónomas que no son Cataluña o el País Vasco. Montero, sin embargo, cree haber encontrado en la quita de la deuda, aprobada por el último Consejo de Ministros, un argumento electoral para convencer a los andaluces de que el Gobierno de coalición progresista no está beneficiando a Cataluña en detrimento de Andalucía. La ministra aseguró en su comienzo de curso como candidata que la quita de la deuda de las comunidades «rompe el discurso de Moreno» y que si el presidente andaluz la rechaza será por «motivos partidistas».

pesimismo

En general, no existe un gran optimismo en las filas socialistas, ni siquiera en los dirigentes que aprecian a la vicepresidenta. «La tarea de María Jesús es muy difícil, siendo una ministra muy sólida, como cartel electoral sólo puede aspirar a mejorar el resultado de las últimas andaluzas», asegura un dirigente. «No despega, no arranca, ni ha mejorado las expectativas de Espadas, y el deterioro de Sánchez lo puede padecer ella, es candidata en Andalucía, pero también número dos del PSOE y del Gobierno», añaden otros socialistas.

Tanto en el seno del PSOE nacional como del PP se considera que el resultado que le importará a la dirección de Sánchez no es el de su candidata, sino el de Vox. En las últimas semanas, el crecimiento de intención de voto de la formación de Abascal ha hecho concebir esperanzas a los socialistas de una pérdida de la mayoría absoluta de Juanma Moreno, que apenas sufre desgaste después de ocho años gobernando, primero con mayoría relativa y después con la absoluta desde 2022. Las denuncias socialistas sobre las deficiencias de la Sanidad pública andaluza, las privatizaciones, o la mala gestión no parecen caer en terreno abonado. Todos los sondeos coinciden en que revalidará su mayoría, aunque algo más ajustada.

En clave de elecciones generales, no andaluzas, los socialistas celebrarían como victoria su propia derrota o debacle, siempre que Vox se alce con la capacidad de condicionar el futuro Gobierno andaluz. A partir de aquí, lo ya conocido en julio del 23. Sánchez haría campaña identificando al PP con Vox.

«María Jesús Montero sólo es una pieza que se puede quemar y se recambia cuando sea necesario. Lo único importante para Sánchez son sus elecciones. Ahora mismo, los socialistas preferirían ser tercera fuerza política en algunas provincias por detrás de Vox, si eso perjudica al PP», aseguran fuentes del PP.

«Somos tercera fuerza en Madrid, tercera fuerza en Galicia, en el País Vasco no somos alternativa y así voy sumando sitios. No somos tercera fuerza en Andalucía porque no hay segunda fuerza», declaró Felipe González el pasado mes de noviembre en el Diario de Sevilla.

Díaz no logra convencer a Junts

La semana parlamentaria no se presenta de cara para el Gobierno de coalición. Particularmente malas son las expectativas de que el proyecto de ley para la reducción de la jornada laboral, la bandera más codiciada de la vicepresidenta Yolanda Díaz, pueda iniciar su tramitación en el Congreso. El pleno debatirá el miércoles las enmiendas a la totalidad o de devolución del texto, y una de ellas está firmada por Junts. La ministra de Trabajo y líder de Sumar ha intentado convencer al partido de Puigdemont para que retire la enmienda de devolución, aunque no con mucho éxito. La empresa catalana, muy conectada con Junts, no quiere ni oir hablar del proyecto de Díaz. Hay que recordar que el proyecto fue aprobado en Consejo de Ministros, pero con escaso entusiasmo por parte de los ministros del área económica. El PSOE dejó en manos de Díaz la negociación y Junts se mantiene en el no. Si no cambia de parecer, con Junts nunca se sabe, la vicepresidenta sufrirá una derrota. Aunque ya ha advertido que no piensa abandonar

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