No, a la tercera no va la vencida. Prueba de ello son las dos manifestaciones organizadas para el 25-N de forma separada por tercera vez consecutiva. Miles de personas se han manifestado en contra de la violencia contra las mujeres en un año marcado por el caso Errejón. En Madrid, el camino del movimiento feminista ha vuelto a bifurcarse, aunque esta vez la distancia entre una y otra ha sido escasa. Ambas marchas han arrancado a las siete de la tarde: las feministas clásicas -contrarias a la ley trans y abolicionistas de la prostitución- se han dado cita en Cibeles junto a la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y las ministras Pilar AlegrÃa y Elma SaÃz. En Atocha, en cambio, se han reunido las feministas de la Comisión 8-M (C8M) acompañadas de Sira Rego o Ione Belarra, que desde el primer minuto han reivindicado su inclusividad con las personas trans.
El año pasado las manifestaciones siguieron el mismo recorrido, aunque entre el final de la primera y el arranque de la segunda transcurrieron varias horas. AsÃ, el ambiente se ha vuelto algo más tenso ante la posibilidad de que ambas marchas coincidieran.
Las mujeres que forman parte de la C8M han cortado de raÃz toda pregunta relacionada con la reunificación de ambas ramas del feminismo: «Siempre vamos a buscar caminar de la mano de aquellos que buscan ampliar nuestros derechos y no restringirlos», ha señalado una de las portavoces. AsÃ, han exigido el cese no ya de la violencia sino de varias «violencias».
En su marcha, la C8M ha protestado por la precariedad dentro de los servicios públicos, por los derechos de las mujeres trans, las mujeres con diversidad funcional y las mujeres migrantes. También han protestado, entre abucheos contra el Ayuntamiento, Almeida y Ayuso, contra el genocidio y la guerra, los desahucios, el acceso a la vivienda digna y, en última instancia, la violencia patriarcal. «Somos todas y todes las que estamos, pero no todas las que son», han subrayado al término de la marcha, antes de proceder a leer los nombres de las 41 mujeres y sus hijos asesinados por violencia machista y vicaria en 2024.
En nombre de esas mujeres se ha pronunciado esta mañana Ana Redondo, que de nuevo desde la marcha que ha partido de Cibeles ha insistido no sólo en la lucha contra la violencia, sino también en «erradicar el negacionismo de la violencia contra la mujer». En la agenda de la ministra, que la semana pasada cumplió un año en el cargo, figuraba el acto que ha clausurado esta mañana y desde el que ha apelado al consenso mediante el cual se logró el pacto de Estado contra la violencia de género en 2017.
Las activistas del Foro de Madrid contra la violencia a las mujeres (FM) que la han acompañado han apelado a la educación de los hombres, han subrayado que la prostitución es violación y han dejado constancia, cánticos mediante, que su marcha era la de las «feministas socialistas», a pesar de que en reiteradas ocasiones hayan negado vÃnculo alguno con el partido polÃtico.