Publicado: julio 14, 2025, 8:07 am
La fontanera del PSOE presumió de «tener acceso al número uno del Gobierno» en una segunda reunión secreta mantenida con el comandante de la Guardia Civil investigado en el Caso Koldo. Leire Díez trasladó en persona a Rubén Villalba que tenía llegada directa a Pedro Sánchez y criticó duramente al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de quien aseguró que contaba ya con «nulo apoyo» por parte del Ejecutivo.
El motivo, ser el «responsable del desgaste del Gobierno» derivado de las investigaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Díez se jactó, además, de que se iba a producir el próximo relevo del Director Adjunto Operativo (DAO) del Instituto Armado para evitar nuevas operaciones contra el partido, y alardeó de que ella iba a tener un papel muy relevante en la designación del sucesor.
EL MUNDO ha tenido acceso a las imágenes y actas del segundo y último encuentro que mantuvieron la ya ex militante socialista Díez con Villalba en un restaurante de Leganés el pasado 26 de marzo. Dos semanas antes, el día 10 del mismo mes, tuvo lugar otro cara a cara en el mismo emplazamiento, que fue desvelado por este periódico.
En el mismo, la fontanera del PSOE ofreció al mando de la Guardia Civil protección judicial y el compromiso de rehabilitarle en el Cuerpo siempre que a cambio le facilitara información sensible que sirviera para «invalidar» las causas judiciales que afectan a su partido y acabar con los «elementos subversivos» que, según ella, se encuentran al frente del Instituto Armado.
Leire Díez, la ‘fontanera’ del PSOE, en su primera cita con Rubén Villaba, en Leganés el 10 de marzo pasado.
Esta reciente cita se prolongó durante tres horas y tuvo lugar en el mismo establecimiento de la periferia de Madrid, tras negarse Villalba a la pretensión de Díez de que la conversación se mantuviera en el despacho del abogado del ex asesor personal de Jose Luis Ábalos, Koldo García. Al llegar al local el comandante pidió a Díez que dejara fuera del comedor donde charlaron cualquier dispositivo electrónico que pudiera registrar la conversación que iban a mantener. Ella accedió.
A preguntas de este periódico la fontanera explicó que se vio con este mando policial «porque quería conocerle», no quiso aportar más detalles, y públicamente ha explicado que su pretensión en esta y otras citas similares era la de escribir un «gran libro» de investigación sobre «el funcionamiento de las cloacas» del Estado en nuestro país.
Según detalla el informe elaborado por el mando del Instituto Armado, dedicado durante los últimos años a la lucha contra el terrorismo yihadista en la Unidad UCE-2 y que actualmente está siendo investigado por su vinculación con la denominada trama Koldo, Díez le «apremió» para que se «decidiera» a «pasarle cuanta información tuviera» del fiscal José Grinda, al que situó siempre entre sus objetivos prioritarios.
Pero también de altos responsables de la Jefatura de Información y de la UCO. Es el caso del teniente coronel Antonio Balas, o del ex responsable de fuentes de la referida unidad, Juan Vicente Bonilla. Incorporó a su lista al teniente coronel Basilio Sánchez, al que situó como «cercano» al fiscal Grinda, y situó como nuevo objetivo de sus maniobras.
Díez rompió el hielo con Villalba esta vez comentando «la rumorología existente» sobre el nombramiento de un nuevo DAO en la Guardia Civil en sustitución de Manuel Llamas. En este punto, según reflejan las actas de la reunión que obran en poder de este periódico, la fontanera socialista indicó que el sustituto no sería bajo ningún concepto «afín a Marlaska» y que ella tendría la última palabra sobre el nombre del elegido.
A renglón seguido, Díez, que ocupó cargos públicos con el PSOE como el de directora de Relaciones Institucionales de Correos y desplegó estas actividades clandestinas bajo la supervisión del ex número dos del partido actualmente en prisión, Santos Cerdán, subrayó a Villalba que «los de arriba tienen conocimiento» de los asuntos que abordaron en la primera reunión, por lo que podían «contar con su apoyo».
Prueba de la vinculación de Díez con el aparato del PSOE es que Cerdán está siendo asistido como letrado por Jacobo Teijelo, que acompañó a la fontanera en algunas de estas citas con implicados en casos de corrupción para ofrecer protección a cambio de información comprometedora.
En el primer cara a cara Díez le ofreció directamente «un puesto próximo a la Dirección General como asesor» siempre que no sólo facilitara información valiosa contra altos mandos de la Guardia Civil y fiscales, sino que prestara además una declaración voluntaria en un plazo de un mes ante la Policía Nacional en la que incriminara a su lista de objetivos. «Esto le interesa al PSOE», enfatizó Díez, que añadió que «los de arriba del Gobierno» estaban al corriente de sus manejos.
El comandante Villalba escuchó la exposición de Díez y a la vista de su interés por conseguir información de las causas que afectaban al PSOE, le ofreció «hacerle llegar un mensaje» al empresario Víctor de Aldama, aunque aclaró que «últimamente» no tenía «hilo directo» con él. La fontanera replicó que no le interesaba el contacto con Aldama porque «no es de fiar», y que no quería ya sentarse con él porque lo había «intentado en ocasiones anteriores» y no lo había conseguido.
Eso sí, le pidió que le detallara «qué tipo de cosas» había hecho el empresario para la Guardia Civil para haber logrado la concesión de una medalla al Mérito con distintivo blanco. «La relación fue muy profesional, nada reprochable y, sobre todo, de agradecimiento», le respondido el comandante dándole una larga cambiada. También le requirió los terminales telefónicos que facilitó a investigados como Aldama o Koldo para mantener conversaciones con ellos, cuestión que está siendo investigada por la Justicia, y Villalba le indicó que eran «teléfonos comerciales que se pueden adquirir en cualquier tienda de telefonía» y que se usaron para hablar con dos colaboradores de su unidad antiterrorista.
En una línea similar a la de Aldama se expresó en relación con otro de los empresarios investigados, en este caso en la causa de Hidrocarburos, Alejandro Hamlyn, con quien se reunió un mes antes, tal y como reveló El Confidencial, poniéndole sobre la mesa una propuesta parecida. «Que la justicia recaiga sobre él y que pague por lo que haya podido hacer», dijo Díez.
La cabecilla de la operación de fontanería de Ferraz insistió de nuevo al comandante en que era prioritario y urgente para ella recabar datos sensibles del fiscal Grinda porque, dijo, «se va a marchar destinado a un país de Sudamérica pero terminará cayendo». Y volvió a apuntar a que le interesaba la supuesta participación de este representante del Ministerio Público y del teniente coronel Basilio Sánchez en operaciones vinculadas con Cataluña. Pero también aprovechó para solicitarle datos sobre el ex jefe de la UCO, Manuel Sánchez Corbí.
De ahí que le repitiera el mismo mensaje que ya le había trasladado en la primera reunión de que debía realizar cuanto antes una declaración voluntaria ante la Policía Nacional. «Quiere que me apremie a hablar con urgencia para poder empezar antes de finales de abril con la apertura de diligencias y que no lo deje pasar más», escribe Villaba en el acta. «La propuesta que me hace es que la Policía me tome declaración como testigo protegido para ir contra la Guardia Civil y, concretamente, contra la UCO y la Jefatura de Información».
«Me opongo y le digo que esa fórmula que ella me propone es un atropello contra mi persona, ya que todos se enterarían de quién sería ese testigo protegido«, prosiguen las actas de la cita. Díez insistió en que se lo «contara todo» a la Policía, incluido que mandos del Cuerpo supuestamente frecuentaban prostíbulos, y que ya «se encargaría ella de tramitar la información» fuera de la órbita de control del Instituto Armado.
Para intentar persuadir a Villalba, que se mostró esquivo en todo momento, la fontanera le dijo que «hay muchos guardias civiles» interesados en sentarse con ella para negociar acuerdos similares, pero que ella «sólo» quería «hablar con él» porque «las referencias son buenas». Se volvió a comprometer, como había hecho días antes, a conseguirle «un destino de asesor de la Guardia Civil», y le sugirió de nuevo que cambiara de abogado para que ella misma pudiera supervisar su estrategia, la de Ábalos y la de Koldo, a quienes presumía de asesorar. No en vano, Díez mantuvo también reuniones personales con ambos.
Villalba desconfió de las pretensiones de su interlocutora y le preguntó por qué en la cita anterior se había interesado tanto por la causa de Hidrocarburos cuando él no tiene nada que ver con ella. «Me dijo que todo está entrelazado en cuanto a los mismos actores [Balas, Bonilla, Corbí], y que Repsol iba a contratar a Balas como jefe de Seguridad Corporativa». Un fichaje que anunció que iba a abortar a toda costa.
La reunión concluyó con el compromiso firme de Díez de que «iba a mantener un encuentro personal con la directora general de la Guardia Civil», Mercedes González, «para comentarle sobre mi persona». Dicha reunión, según reflejan los informes de las conversaciones con la fontanera, «fue pospuesto a después de Semana Santa» y, según le hizo llegar Díez a Villalba «a través de intermediarios», finalmente tuvo lugar.
El comandante de la Guardia Civil rechazó «radicalmente» días después las propuestas de la fontanera y le hizo llegar un mensaje en le que le pidió que no volviera a contactar con él. «Lo único que había hecho era hacerme perder el tiempo sin ninguna propuesta clara, más allá de presionarme para que le diera la información sobre mandos de la Guardia Civil que yo le negaba», concluyen los reportes de los encuentros secretos.