Publicado: abril 26, 2025, 10:07 pm

Fue el 7 de febrero, en pleno ruido mediático tras el comienzo de la toma de declaraciones de la jueza Beatriz Biedma a los implicados del caso. En ese momento, la directora de orquesta Cristina Frutos, que fue una de las once aspirantes al puesto de coordinador de las actividades musicales de los conservatorios de la Diputación de Badajoz que terminó concediéndose a David Sánchez Pérez-Castejón, se decidió a denunciar por escrito lo que ella siempre consideró una falta «de igualdad de oportunidades». Envió un correo electrónico a la fiscal del caso, Begoña García Boró, pero, casi tres meses después, ni ha investigado ni ha acusado recibo a la denunciante.
«Tenía identificado el correo, pero entran muchos», contestó la fiscal en la sala de declaraciones cuando, sorprendida, escuchó cómo la propia aspirante, enojada, hizo el reproche de la falta de actuaciones por parte del Ministerio Fiscal. Las acusaciones particulares también mostraron su sorpresa ante dicha «inacción».
La aspirante describió ante la magistrada que ella llegó al Palacio de la Diputación en junio de 2017 para realizar la entrevista, clave para el puesto. Entonces, ya había allí otros dos aspirantes, «que estaban hablando». Ella se sentó «y ellos seguían hablando y entonces uno le dijo a otro: ‘¿sabes que se presenta el hermano de Pedro Sánchez? Bueno, mira, yo vengo a hacerlo lo mejor posible'».
Cristina Frutos contó ayer que los entrevistadores -altos cargos de la Diputación del Área de Cultura- no tenían una actitud propositiva en la prueba como responsables de la misma: «Vi cómo no estaban muy atentos, no prestaban atención», por lo que «insistí en que podían preguntarme, pero la contestación fue: ‘Se puede marchar'».
Las sesiones testificales, al estar en el periodo de instrucción, son a puerta cerrada y este episodio no lo quiso contar a su salida de los juzgados la propia Cristina Frutos. «Lo que he tenido que contar, se lo he dicho a la jueza», señaló. En la sala -según ha confirmado EL MUNDO– había dicho que se atrevió a escribir a la Fiscalía al conocer por la prensa las declaraciones de los primeros comparecientes del caso, a comienzos de este año. En ese correo, contaba -eso sí lo relató a los medios-, que ni tan siquiera se le hicieron preguntas en la entrevista. Un examen que los aspirantes al puesto debían pasar para ser calificados -era la prueba principal-.
En la publicación oficial de la resolución de la convocatoria, se especificaba -como denuncia la aspirante- que a David Sánchez se le valoró para obtener la primera plaza entre los candidatos «porque contestó muy bien a las preguntas». A ella, en todo caso, le «felicitaron» por su «trayectoria», «currículum» y «proyecto», pero «nunca» le hicieron «ninguna pregunta».
Luego, Emilio Cortés, abogado de David Sánchez, intentó desprestigiar a la testigo en su valoración de la sesión ante la prensa señalando que la candidata «sólo había presentado un par de folios» como proyecto.
La aspirante ratificó ante la jueza que el director del Conservatorio de Plasencia, Antonio Luis Suárez Moreno, le había avisado con anterioridad a la celebración del concurso de que la plaza «estaba dada de antemano» a Sánchez, pese a lo cual ella se presentó porque no le creyó.
En la sala, también subrayó que esa sospecha se le había trasladado a través de un mensaje de WhatsApp y que dicho texto podía ser recuperado si así lo estimase la magistrada. En esa comunicación, le trasladó: «Él tenía contactos con Diputación de Badajoz, pero no me dijo quién se lo había dicho o yo no lo recuerdo».
Además, apuntó que «era algo que sabían más candidatos, por lo menos dos», afirmó. Pese a todo, decidió entonces no denunciar.
Mientras Frutos declaraba, el hermano del presidente cambió su estrategia en el juzgado. Si el 9 de enero evitó el paseíllo ante la puerta principal y accedió por el garaje, ayer lo hizo a la vista de todos, solo y sin contestar a la prensa. Igual a su salida, cuando se montó en el asiento del copiloto de un coche marca Citroën, blanco, y se marchó el todavía trabajador de la Diputación (dimitió, pero con tres meses de plazo que cumplen a comienzos de mayo).
Dentro, en la sala, durante unos 30 minutos, cambió su estrategia judicial y no respondió a las preguntas de la jueza Beatriz Biedma, que en el interrogatorio de su primera declaración evidenció que el investigado no sabía contestar dónde se encontraba la Oficina de Artes Escénicas, ni cuáles eran sus funciones, entre otras cuestiones, pese a dirigir el área desde 2022. Sólo contestó a su defensa. Lo primero que hizo fue aclarar que dicha oficina «no es un sitio físico» sino un «paraguas de actividades».
El hermano del presidente del Gobierno había vuelto a la sala de vistas acusado de dos nuevos delitos, los de presunta prevaricación y tráfico de influencias por otra plaza que está en entredicho en la Diputación de Badajoz, la que consiguió Luis María Carrero, su «amigo personal desde hace 20 años», como ambos reconocieron en su testimonio. De hecho, Carrero se dirigía a él en todos sus mensajes como «querido hermanito». Se trata de un ex asesor del Área de Presidencia de Moncloa (del 2020 al 2023), funcionario de la Junta de Extremadura, y que en el intercambio de correos con David Sánchez, en los meses previos a la convocatoria de la plaza, dieron por hecho que el puesto era para él. No era un contrato cualquiera, era el de ayudante de David Sánchez en la Oficina de Artes Escénicas. Una plaza a la que sólo se presentó él.
«Fue un malentendido», justificó el hermano del presidente al texto del correo que los amigos se intercambiaron tres semanas antes de la publicación de las bases de la convocatoria. «Confundí lo que era la publicación [de las bases] con que había obtenido la plaza. El conocimiento que yo tengo de la plaza [la de Carrero] es nulo», para añadir que «no tengo capacidad para de crear puestos de trabajo ni de cambiar plantillas».