Publicado: marzo 20, 2025, 6:48 am
El exfutbolista Juan Carlos Unzué anunció hace unos días que dejaba de ser comentarista de los partidos de fútbol por el avance de la ELA, enfermedad que le fue diagnosticada en 2020. Tras ello, también confesó que había decidido no someterse a una traqueostomía y en su última entrevista en El Partidazo de COPE ha confesado que no echa de menos nada porque siente que ha «aprovechado muy bien» sus 57 años.
«He aprovechado muy bien los 57 años que tengo. Cuando me ha apetecido hacer algo, cuando he querido hacer algo, me he tirado a la piscina. Cuando he vivido con esa intensidad, esa sensación de plenitud, hace que esté mucho más tranquilo y que no eche en falta nada«, reflexionó el exentrenador.
Esa sensación hace que Juan Carlos Unzué no sueñe «demasiado» y ha desvelado su gran deseo: «Lo único que no merezco cuando no esté es que sientan pena o tristeza. Me gustaría que ese duelo sea lo más rápido y corto posible y que aprovechen cada día de su vida como yo lo he aprovechado».
«La gente me decía ‘vas a pelear contra la ELA’ y yo decía ‘no soy tan estúpido de pelear con alguien a quien nadie ha vencido’, por eso trato de convivir», ha confesado.
Sobre la propia profesión, de la que no se imaginaba nada, ha aprendido «que es una enfermedad en teoría minoritaria pero no puedes coger ningún referente porque es tan variable los síntomas y la velocidad de la propia progresión, que no te sirve tener de referencia a nadie. Mi enfermedad es de esta manera y la voy disfrutando o conviviendo con ella día a día».
Unzué ha hablado también sobre las graves secuelas que vas dejando a ELA: «Es cruel, es complicado ver cómo tu cuerpo se va deteriorando pero a la vez eso es lo que le da sentido a la vida. Si además de ese deterioro físico yo no supiese con quién hablo y con quién estoy, la vida no tendría sentido. Tener toda la capacidad cognitiva como tenía, hace que pueda disfrutar de las cosas, de otra manera».
Esos efectos han hecho que Unzué deje de creer. «Sí, hace tiempo, cuando salí de casa. Eso se lo dije a mi madre, que tiene 98 años, con una fe enorme que le da mucha tranquilidad y que me gustaría tener. Yo sé que después no va a haber nada más y por eso trato de aprovechar cada minuto que estoy aquí», ha explicado.
A pesar de todo, el exfutbolista ha asegurado que «hasta ahora» no ha necesitado ayuda psicológica para afrontar la ELA: «Aceptar la enfermedad de forma natural y desde el primer día, me ha dado la posibilidad de llevarla con mejor actitud y de preguntarme qué quería hacer con mi vida en esta situación. La aceptación es clave e imprescindible para poder seguir adelante».
«Desde el día que se lo dijimos a nuestros hijos, no he llorado. No creo que eso sea bueno; llorar, alivia, pero yo, por mi forma de ser, me cuesta. A veces envidio a gente que es capaz de llorar y aliviarse. No recuerdo a gente llorando delante de mi. Lloramos el día que se lo dije a mis hijos, todos juntos, y sentí orgullo porque comprobé que estamos todos juntos y me sigo sintiendo muy orgulloso», ha declarado además.