Publicado: mayo 29, 2025, 2:07 am
Además de recoger las penas que se imponen por cada delito, el Código Penal indica cómo reducirlas. La colaboración eficaz con la Justicia es una de las vías. Eso es lo que el empresario Víctor de Aldama debió de rumiar en los 42 días que pasó en prisión provisional antes de anunciar que estaba dispuesto a colaborar para esclarecer el caso Koldo y otras investigaciones. Hacerlo puede suponerle una reducción de la condena a la mitad o incluso a la cuarta parte.
«Manifiesto mi disposición y colaboración». Esa fue su última respuesta al fiscal de Anticorrupción en su declaración en la Audiencia Nacional el pasado noviembre. El valor y la credibilidad que la Fiscalía dio a lo que acababa de confesar se reflejaron en un escrito que supuso la excarcelación inmediata. Pero más que en la puesta en libertad, Aldama pensaba en el largo plazo, en la entidad de una presumible condena. La evolución de la causa hacía muy poco realista el archivo o la absolución.
Desde entonces, la investigación ha ido corroborando sus declaraciones y así se ha reflejado ya en alguna resolución judicial. El juez del Supremo que investiga a José Luis Ábalos acordó indagar a el patrimonio del ex ministro resaltando que habría recibido dinero de Aldama, «tal y como éste sostiene con una razonable corroboración indiciaria que resulta de los extremos ya consignados».
Todo apunta a que sus declaraciones en la Audiencia y el Supremo, junto a la documentación aportada posteriormente, se acabarán traduciendo en atenuantes. En principio, el Código Penal la solo prevé la atenuante de confesión para quienes dan el paso antes de que se descubra el delito, si bien la jurisprudencia ha considerado que, por analogía, cabe extender las ventajas a quien colabora más tarde.
Fuentes próximas a la investigación resaltan que su colaboración llegó en un momento muy inicial del procedimiento, por lo que se le debe dar especial valor. Es frecuente que los acuerdos con la Fiscalía se alcancen mucho más tarde, ya con la fecha de juicio marcada y cuando la Justicia ha hecho casi todo el trabajo.
Además de reconocer hechos delictivos que ya le atribuían los investigadores, Aldama habló de nuevos delitos de cohecho sobre los que no había noticia. Ahí ya la confesión no sería tardía, sino la que la ley recoge de forma expresa para disminuir las condenas. Es el caso de los supuestos pagos al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y el sistema de «cupos» de comisiones en que le implicó y que está investigando la Guardia Civil. También dio la primera noticia del piso de la Castellana para Ábalos; de los supuestos pagos al jefe de Gabinete de la ministra de Hacienda, Carlos Moreno; y de una presunta petición de dinero del hoy ministro Ángel Víctor Torres. Igualmente, aportó al Supremo información sobre preadjudicaciones de obras.
Aldama tiene en su mano apuntarse otra atenuante, la de reparación del daño. Lo podría hacer poniendo a disposición sus bienes para compensar los delitos cometidos. Por el momento, el empresario no ha hecho mención al respecto, pero tiene de plazo sobrado hasta el comienzo del juicio.
El Código Penal establece que si se dan dos atenuantes se aplica de forma automática la rebaja de la condena de un grado (a la mitad), con la posibilidad de llegar a dos grados (hasta la cuarta parte), «atendidos el número y la entidad de dichas circunstancias atenuantes».
El relato reconocido por Aldama describe varios delitos de cohecho, para los que las penas van de los dos a los seis años de prisión. Con la rebaja de un grado, la horquilla iría de uno a dos años. Con la de dos grados, de seis meses a un año. Se le atribuye también la pertenencia a un grupo criminal, que para sus responsables y en caso de delitos graves podría conllevar penas de cuatro a ocho años. Con la rebaja de un grado, serían de dos a cuatro, y con la de dos grados, tan solo de uno a dos años.
En un escenario ideal para la defensa, las rebajas podrían llegar al punto de que ninguno de los delitos por los que se le condenara superase por sí solo los dos años de prisión. Eso abriría la puerta a que Aldama no tuviera que ingresar de forma efectiva en la cárcel.
