Publicado: julio 26, 2025, 6:07 am
Las grabaciones acumuladas durante años por Koldo García revelan que el colaborador de Santos Cerdán espió los movimientos de otros dirigentes socialistas para dar cuenta de ellos a quien acabaría siendo secretario de organización del PSOE de la mano de Pedro Sánchez y que actualmente se encuentra en prisión provisional por el caso Koldo.
La UCO localizó en los registros de la operación Delorme miles de grabaciones del ex asesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes. Una de ellas, fechada en octubre de 2016, refleja el interrogatorio de Koldo a dos personas a las que había enviado a un restaurante para espiar la conversación de dos dirigentes socialistas navarros. El contacto entre Koldo y Cerdán se produjo en Navarra, según el relato del propio ex número tres del PSOE en el Tribunal Supremo. Koldo se presentó en la sede socialista en Pamplona y se puso a disposición del partido. Cerdán lo acogió y años después lo colocó a la vera del entonces secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes José Luis Ábalos.
La grabación obtenida por los espías -un hombre y una mujer con acento de Europa del este- apenas tiene utilidad por el ruido ambiental, así que a su vuelta Koldo les interroga. Ofrecen datos fragmentados si bien Koldo muestra su interés por cualquier detalle, aunque a ellos les parezca incompleto. «No te preocupes, ya lo entenderá Santi lo que es», le dice a la mujer después de que esta le indique que les ha oído hablar de «Patxi, no sé qué Patxi». Santi es Santos Cerdán.
Dirigentes del PSOE consultados por EL MUNDO sitúan la conversación en las vísperas del Comité Federal del 16 de octubre de 2016, en el que el partido fijó la posición de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy dos semanas después del mucho más recordado en el que Pedro Sánchez fue expulsado de la Secretaría General. Estas fuentes identifican sin lugar a dudas a los dos socialistas espiados como el actual senador Javier Remírez, que entonces era secretario de Ideas y Programas del PSN y después fue vicepresidente del Gobierno navarro en la primera legislatura de María Chivite; y como Guzmán Garmendia, que dirigió la campaña digital de Sánchez en las primarias de 2014 y luego fue director general de Telecomunicaciones del Ejecutivo regional hasta que dimitió en 2022 por «motivos personales».
Santos Cerdán y el dirigente del PSN Javier Remírez en 2023.EFE
Los dos formarían parte de la delegación navarra en ese Comité y, según la interpretación que hacen del diálogo espiado, Santos Cerdán tendría interés en conocer por anticipado cuál iba a ser su postura, la opinión o la información que tenían sobre Chivite y el propio Cerdán y su eventual sintonía con rivales de Sánchez como Susana Díaz o Eduardo Madina.
Los interlocutores informan a Koldo de que el espiado Javier tiene intención de «bajar a Madrid» el siguiente domingo, fecha en la que se iba a celebrar el Comité Federal. Koldo se muestra interesado. «¿Algún detalle más que os acordáis? Ese es un detalle importante, el que bajaba a Madrid. ¿Por casualidad sabéis si iba a hablar con alguien? ¿Javier iba a hablar con Susana, Eduardo? ¿Os suena Madina?». La mujer le responde que «no han hablado de ningún Eduardo».
Koldo también repregunta por otro asunto. Han oído hablar a los comensales de que uno de ellos va a enviar un correo «a Susana» con el que «los van a tumbar a todos». El otro le insiste en que no le escriba al correo oficial. «El correo que sea el de ella personal, que no se te ocurra por el otro. Y ha dicho el que estaba a mi lado, tú tranquilo, que de eso me encargo yo y ya con eso tumbo yo a todos. Si consigo eso, tumbo a todos», dice la mujer. No se precisa a qué Susana se refieren, pero las fuentes consultadas señalan a Susana Sulmezo, actual secretaria de Estado para Iberoamérica y que en las fechas de la grabación apoyaba a Pedro Sánchez.
Los dos socialistas navarros se refieren en numerosas ocasiones a María, en referencia a la entonces líder del PSN y hoy presidenta autonómica María Chivite. Son muy críticos. «Desde el principio hasta ahora lo hemos hecho como la edad de la piedra», dicen, según el hombre que les escuchaba.
Otro momento que despierta el interés de Koldo es cuando le relatan que los espiados han hablado de dinero, aunque otra vez es muy vago. «Algo con cuatro, 400 o 40, no sé», dice el hombre. «Vale cualquier detalle», le dice Koldo, animándole a recordar. «Algún detalle relacionado con el dinero que hayan dicho: de Andalucía, País Vasco, Navarra, La Rioja… algo que hayan podido decir. ¿Hablaba algún nombre?». Pero no: hablaban «muy despacio», le dice el hombre. «Muy bajo», corrige la mujer.
Guzmán Garmendia, Pedro Sánchez y Santos CerdánE.M.
Cuando lleva 15 minutos exprimiendo a sus informantes, Koldo recibe una llamada. No hay respuesta, solo descuelga, como si su interlocutor ya supiera en qué andaba. Le deja a la escucha de la conversación, que retoma a modo de balance, para que el hombre que está al otro lado se ponga al tanto de lo que han hablado: el correo a Susana, la opinión sobre María, que uno baja a Madrid…
Koldo empieza a dirigirse también a quien está al otro lado de la línea. Le informa de que han grabado 55 minutos, «pero no se entiende». ¿No tenía «un equipo» de grabación?, le preguntan. «Sí, pero si ponen la música a todo volumen y hay un niño gritando…», se justifica Koldo ante quien sin duda reconoce como un superior. «Yo quiero escuchar la grabación a ver si pillo algo», dice su interlocutor. «A la orden», contesta Koldo.
La estupefacción en el ala crítica del PSOE por la grabación desvelada es total. Fuentes del sector socialdemócrata del partido aseguran que no solo es intolerable el espionaje reconocido ahora, sino que están convencidos de que fueron espiados durante muchos años. «Montaron una Gestapo. De juguete, pero una Gestapo».
Esos mismos medios aseguran que tanto Madina como Díaz tienen la sospecha de que hubo más prácticas sucias contra ellos. Y que los «espionajes de todo tipo» se prolongaron en el tiempo. Fuentes cercanas a la ex presidenta de Andalucía sostienen que ella nunca ha descartado que la espiaran, no solo en los años en los que apoyaba a Sánchez como secretario general con la condición de que él le cediera la candidatura a la Presidencia del Gobierno sino, sobre todo, después.
