Jordi Sevilla: "El PSOE está abrazado al populismo y ya es el club de fans de Sánchez. Hace falta una nueva corriente interna" - España
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Jordi Sevilla: «El PSOE está abrazado al populismo y ya es el club de fans de Sánchez. Hace falta una nueva corriente interna»

Publicado: octubre 13, 2025, 8:07 am

Jordi Sevilla (Valencia, 1956) acaba de presentar junto a Enrico Letta un informe del Foro Ambrosetti sobre los retos de la economía española que, en su opinión, solo se pueden afrontar con una revitalización democrática de la cuarta economía del euro y con otro PSOE, en el que él milita desde el siglo pasado y que no siente que le represente. El ex ministro de Administraciones Públicas y ex presidente de Red Eléctrica pide en esta entrevista, por primera vez, que Pedro Sánchez permita una nueva corriente socialdemócrata en el partido.

Pregunta. En el informe de Ambrosetti se concluye que la economía española tiene una gran oportunidad en la UE, pero si hace deberes…

Respuesta. Lo que demuestra ese informe es lo mismo que las modificaciones al alza en las últimas semanas por parte de las agencias de rating sobre la calificación de la deuda española. Es que desde fuera se nos ve mejor quizá porque empiezan a asumir algo que hasta ahora en España no había ocurrido, pero sí en otros países como Italia, y es un desacople entre la evolución de la economía y la situación política. Podría chocar que ésta va a ser seguramente la primera legislatura sin presupuestos, que es un mensaje de inestabilidad gubernamental muy fuerte. Sin embargo, las inversiones llegan y la Bolsa sube. No es ni gracias al Gobierno ni por culpa de él. Es un desacople. Y el problema es que hay cuellos de botella, como la descoordinación de las administraciones o la vivienda, a los que ni Gobierno ni oposición prestan suficiente atención y se dedican a insultarse.

P. Según el informe, España debe reforzar la confianza en sus instituciones para poder atraer inversiones…

R. Totalmente. Hemos llegado a un punto en que la democracia está en cuestión en muchas zonas del mundo. La democracia es que la soberanía del pueblo se deposita en unas personas que son las elegidas y esas personas, como no te acabas de fiar de ellas, las rodeas de organismos controladores. Si, como está pasando ahora en Estados Unidos, el presidente tiende a controlar al Legislativo y al Judicial, no es democracia. Y a mí me sigue sorprendiendo que en España estemos asumiendo con relativa normalidad que el PSOE controle el Constitucional y que el Supremo sea del PP. Si eso fuera cierto y se pudiera demostrar, va contra el Estado de Derecho de manera clarísima. Tenemos que hacer conscientes a los ciudadanos de que no podemos tolerar esa colonización partidista. Se están produciendo deterioros muy importantes que no solo van a afectar la confianza de los inversores, sino al propio juego democrático.

P. El que gobierna es su partido…

R. Sí, y no se puede combatir al populismo de derechas con otro populismo de izquierdas de brocha gorda, que vulnera también la democracia. Jugar al «y tú más» embarra la convivencia democrática y un partido democrático no puede atarse a ello.

P. ¿Se siente usted representado por este PSOE?

R. No me siento cómodo, porque creo que en este momento estamos viviendo un ataque a la democracia occidental. Y la mejor manera de combatir a una derecha lanzada en brazos del populismo de Vox, como tenemos en España, no es poniéndole una izquierda populista como la que yo creo que en este momento se ve forzado a hacer Pedro Sánchez. Creo que la mejor manera de evitar que Feijóo llegue al Gobierno en España es a través de una alternativa socialdemócrata que defienda los valores de la democracia, de la conversación y del diálogo. Y que oponga argumentos y razones frente al grito.

Jordi Sevilla, durante la entrevista

Jordi Sevilla, durante la entrevistaSergio Enriquez-Nistal

P. ¿Y no ve falta de sentido crítico en el PSOE?

R. Sí. Desgraciadamente para muchos, el Partido Socialista se está convirtiendo en un club de fans de Pedro Sánchez. No noto voces discrepantes, no noto que haya críticas, no noto que haya simplemente cuestiones divergentes. Yo estaba de acuerdo con lo que opinaba Pedro Sánchez sobre la amnistía hasta el 23-J, pero el que cambió de opinión fue él y, por cierto, sin darme argumentos ni razones suficientes para hacerlo. Creo que, en general, hay mucho hooligans en el seno de los dos grandes partidos. Mientras, seguimos sin resolver el problema del ascensor social ni ninguno de los grandes problemas. La política que se ha visto obligado y que ha aceptado hacer Pedro Sánchez en esta legislatura le lleva a aceptar a unos socios populistas tanto en el Gobierno como en el Parlamento. En realidad, está poniendo a disposición del populismo los 121 escaños que tiene el PSOE, y eso hace que haya mucha medida populista y muy poco plan estratégico de socialdemocracia. En el debate de la sesión de control parlamentario que yo sigo viendo casi todos los miércoles es un gran espectáculo televisivo, pero no tiene nada que ver conmigo, no tiene nada que ver con los ciudadanos.

P. Usted participa en reuniones de socialistas críticos. ¿Qué plantea?

R. Es un PSOE, como decía, convertido en un club de fans de su secretario general, abrazado al populismo polarizador, pero es mi partido, así que exijo mi derecho a pelear en su seno por mis ideas, que, aunque discrepantes hoy con la mayoría, no dejan de ser socialistas. Lo que pido a Sánchez es que permita la constitución de una corriente socialdemócrata que busque recuperar en el PSOE la cultura política de partido y no la de los hooligans; que impida la absoluta concentración de poderes que se da hoy en el secretario general, y que permita el debate entre opciones alternativas en el seno de un partido que hoy se limita a aplaudir los cambios de opinión de su secretario general. Ahí los mayores debemos poner nuestra experiencia al servicio de los más jóvenes, que los hay y con más ganas, en la articulación de esta alternativa que hace falta.

P. ¿Una corriente?

R. Con las reglas del juego que se establecen con lo que representa una corriente y lo que los reglamentos del Congreso del PSOE permiten. La alternativa requiere que se nos reconozca la identidad suficiente.

P. ¿Ve agua en la piscina para eso?

R. He detectado mucho malestar y hay más agua de la que parece en el partido en cuanto a ganas de una vuelta a un proyecto socialdemócrata. Y, cuando lo detecto, no es sólo en lo que se puede llamar la vieja guardia.

P. ¿No teme que desde Ferraz se les acuse de traidores?

R. Somos muchos los que no nos sentimos identificados con este partido populista y este club de fans. Y yo me pregunto: ¿todos somos resentidos, equivocados y vendidos a la derecha? Muchos militantes queremos recuperar al PSOE como compromiso moral que busca ensanchar la democracia hasta incluir las relaciones sociales y proteger, de forma especial, al más débil. Y no cuestionar la democracia comprando voluntades con medidas inconexas, aisladas y populistas. Algunas de ellas pueden sonar a socialistas, pero son populistas.

P. Dimitió como presidente de Red Eléctrica. ¿Está usted resentido?

R. Ni resentido, ni traidor, ni vendido al adversario. Esos son conceptos estalinistas de un partido reñido con una socialdemocracia que ha mantenido a distintas voces conviviendo en su interior a lo largo de toda su historia, negándose a aceptar el llamado centralismo democrático leninista. La lealtad debe ser respecto a un proyecto común y a una historia, no a una persona que, además, cambia de opinión según las circunstancias. Oponiéndome al pacto con Podemos o a la amnistía fui leal a lo comprometido por el partido. Quien no fue leal a ese compromiso fue quien cambió de opinión de la noche a la mañana, aceptando pulpo como animal de compañía. Estuve con Pedro hasta el abrazo con Iglesias, que fue cuando empezó la podemización del partido. Después, el seguidismo respecto a las políticas identitarias populistas ha roto nuestro discurso, por ejemplo, en el ámbito del feminismo o del Estado autonómico o de defensa del Estado de Derecho, y ha dividido al partido, aunque no siempre se haya expresado en voz alta por miedo a las represalias. Eso, de momento, porque las cosas cambiarán.

P. ¿Cabe Pedro Sánchez después de su giro en la alternativa socialdemócrata que ve usted necesaria?

R. Yo he estado con un Sánchez que firmó un acuerdo con Ciudadanos en 2016. Yo he estado apoyando a un Sánchez que fue ignominiosamente expulsado, obligado a dimitir en un congreso federal, que yo creo que eso nos provocó gran vergüenza a todos los militantes. He estado también con el Sánchez de la moción de censura y de un primer Gobierno muy razonable, y he estado con él en una campaña electoral en la que ha dicho que no quería a Podemos en el Gobierno, justo antes de darse el abrazo con Podemos. He estado con el que ha dicho que no quería la amnistía justo antes de cambiar la amnistía en democracia. Hacer de la necesidad virtud no es correcto, porque en la democracia los valores éticos y morales y los principios funcionan. Y no puede ser que tus principios sean tan flexibles que depende de lo que me pide el grupo parlamentario del que en cada momento necesito esos votos. Yo creo que, si en las últimas elecciones generales entre el PSOE y Sumar hubiéramos sacado siete diputados más, no tendríamos amnistía.

P. ¿Admite que se pueda cambiar de opinión?

R. Sí, claro. Felipe [González] lo hizo respecto a la OTAN. Pero se explicó y se sometió a un referéndum. La democracia tiene sus trámites éticos que debemos cumplir. Pero eso de hacer de la necesidad virtud es un principio maquiavélico, contrario a la democracia, donde los compromisos importantes son contratos morales con los ciudadanos. No soy antisanchista, pero no estoy de acuerdo con él.

P. ¿Le parece que el PSOE está siendo contundente con la corrupción?

R. Hay que distinguir casos sin mezclar todo, como hace el PP, pero creo que la propia ética y los propios principios de funcionamiento del partido deberían obligarnos a entrar a saco. He trabajado muchos años en Ferraz y a mí nunca me han pagado con sobres y nunca me han pagado con dinero en metálico. Por tanto, el que haya, si se ratifica, esos sobres en metálico en Ferraz, mandados y organizados por un secretario de Organización, que es quien más manda, merecería la pena que el partido abriera una investigación interna y fuera, con independencia de lo que luego digan los jueces, más austero y más duro a la hora de transmitir a los ciudadanos la seguridad de que el PSOE sigue siendo un partido del que nos podemos fiar.

P. ¿Qué le parece el caso de Begoña Gómez? ¿No hay nada intermedio entre «no hay nada» y que sea delictivo?

R. Cuando fui ministro elaboré el primer Código de Buen Gobierno del Ejecutivo. No tenía que ver con la ley, sino con la ética y el comportamiento. A mí me parece, personalmente, que lo que ha hecho la mujer del presidente del Gobierno es feo. Yo no se lo hubiera recomendado y, desde luego, si hubiera sido mi mujer, yo le habría dicho que por favor no lo hiciera. Pero no veo delito. El juez Peinado lleva casi dos años investigando y todavía no ha encontrado ningún delito. Está suponiendo, pero datos de delitos todavía no ha visto. Tenemos que intentar separar efectivamente lo que está prohibido de lo que simplemente nos parece inmoral o poco ético.

P. ¿Le vale el argumento de que hay que tolerar cualquier cosa con tal de que no gobiernen PP y Vox?

R. Eso es lo que deteriora la democracia, que los políticos intentan llevar también a los ciudadanos a que no haya diálogo. Para mí es prioritario la defensa de la democracia frente a los populismos, antes incluso que la batalla entre derecha e izquierda. A mí que gane una izquierda populista no me deja satisfecho. Yo soy socialdemócrata, quiero una izquierda socialdemócrata, no una izquierda populista. Y creo que lo que estamos viendo en este momento en España y lo vimos incluso en las últimas elecciones, es un Pedro Sánchez diciendo que no gobierne la derecha: «Éste es mi programa, me tenéis que votar a mí para que no gobierne un Feijóo lanzado en brazos de de Ayuso y de Vox». Y por otro lado un Feijóo que todo su proyecto político es el antisanchismo. Por todo esto pido en el seno de mi partido que se nos dé cabida a los que no estamos de acuerdo, pero somos socialistas y queremos que el PSOE vuelva a ser partido de mayorías.

«¿Apagón? Todo viene de la nefasta gestión de Teresa Ribera»

P. Otra vez hay riesgo de apagón…

R. Lo que estamos viviendo es la evidencia de la pésima gestión que hizo Teresa Ribera de la transición energética. Y lo digo con todas las letras. Todo lo que se está intentando hacer ahora se lo veníamos diciendo a Teresa desde mucho antes de la pandemia, porque era evidente. La transición energética tiene que ser compatible con las leyes físicas: hay que hacer una combinación entre lo que son la solar y eólica y el resto de las tecnologías, que es lo que tiene que hacer básicamente Red Eléctrica. Todo lo que hace ahora su sucesora Sara Aagesen es deshacer los entuertos en los que nos metió Teresa. Espero que el último, que es el de cerrar nucleares, también lo deshaga por el bien de España.

P. ¿Pero no está muy enraizada en el PSOE la política antinuclear desde Zapatero?

R. Si el Gobierno acepta la propuesta de las empresas y prorroga tres o cuatro años la vida útil de las centrales, en el PSOE no va a haber ningún problema. Desde el año 2000 ha cambiado todo. No podemos ser el único país del mundo que cierre centrales.

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