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Javier Lambán, ocho años de presidente de Aragón y casi una década de opositor interno a Sánchez

Publicado: agosto 16, 2025, 1:07 am

El recorrido político de Javier Lambán lo marcan dos circunstancias: la Presidencia del Gobierno de Aragón, que ocupó durante ocho años, y el enfrentamiento con la idea de Partido Socialista que sostenía Pedro Sánchez, en el que empeñó aún más tiempo, casi una década.

El ex alcalde de Ejea de los Caballeros y ex presidente de la Diputación de Zaragoza fue investido presidente de Aragón el 5 de julio de 2015. El suyo no fue el partido más votado -lo acabaría siendo- y para superar por un escaño la mayoría absoluta necesitó congregar a un aluvión de formaciones: Chunta Aragonesista, Podemos e Izquierda Unida. Siendo ese escenario difícil, la batalla de más calado vendría poco más tarde y no en el Palacio de Pignatelli ni en Zaragoza, sino en la sede de Ferraz y en Madrid.

En 2016, con el peso que daba ser un presidente en ejercicio, Lambán se alineó con Susana Díaz en contra de Sánchez en el Comité Federal del PSOE del 1 de octubre que acabó con la dimisión como líder del partido del hoy presidente del Gobierno. «Vas a acabar mandando», le dijo Lambán a Díaz en una cena con militantes pocos días después. No fue así y el enfrentamiento con Sánchez se ha prolongado hasta el último instante, en el simbólico el discurso del pasado 10 de julio que acompañó al descubrimiento de su retrato oficial en la sede de la Diputación General de Aragón.

Al margen de su tarea regional, su rechazo a ir de la mano de los nacionalismos que rodean Aragón le dejó campo libre para aumentar su cosecha electoral y en mayo de 2019 acaparó los escaños de un Podemos hundido. Se alzó como candidato más votado y, de nuevo, como presidente, esta vez con apoyo de cuatro partidos. Antes de cumplir medio mandato, el cáncer de colon se cruzó en su carrera. Anunció que seguiría adelante, lo que supuso continuar tanto de presidente como de oposición interna a Sánchez.

El choque más rotundo llegó el 30 de noviembre de 2022. Fue durante la clausura de las jornadas Aragón y la España Territorial. En Zaragoza estaba Javier Fernández, ex presidente de Asturias y, sobre todo, el hombre que había quedado al frente de la gestora socialista cuando Sánchez dio el portazo. «Debió ser el secretario general del PSOE cuando dejó el cargo Alfredo Pérez Rubalcaba. Mejor le hubiera ido a este país y mejor hubiera ido desde todos los puntos de vista si Javier Fernández hubiera asumido esa responsabilidad», se despachó. Al día siguiente templó gaitas y dijo que sus palabras habían sido «inoportunas y desafortunadas». No dijo que no fueran sinceras, y sus siguientes intervenciones lo corroboraron.

También los hechos. Dos expedientes llegó a abrirle el PSOE por no ajustarse a la disciplina de voto desde el escaño del Senado que ocupó cuando en 2023 no logró una mayoría suficiente para un tercer mandato. Tras haber criticado la concesión de los indultos a los condenados del procés, Lambán decidió ausentarse de la votación de la Ley de Amnistía. «Incurriría en una insoportable deslealtad conmigo mismo, entraría en una contradicción flagrante con mis convicciones éticas y políticas y, estoy convencido, no le prestaría ningún servicio ni a mi país ni a mi partido», explicó en una carta a su grupo parlamentario. Se llevó 600 euros de multa, a la que se sumó la propuesta de 600 más por otro plante cuatro meses después, esta vez para no votar contra una moción del PP que criticaba el cupo catalán. Lambán lo consideraba «inconstitucional».

Para entonces su salud ya se había resentido y se reflejaba en un rostro demacrado. En enero no pudo impedir el ascenso de la sanchista Pilar Alegría y anunció que dejaba el escaño y «la vida política institucional», que había comenzado en 1983 como concejal de su localidad natal.

El pasado mes de mayo, cuando EL MUNDO publicó mensajes entre Sánchez y José Luis Ábalos criticando a barones como Lambán, el ex presidente aragonés reaccionó dando detalles de su relación: «Con Sánchez tuve unas cuantas broncas por teléfono muy serias de las que hasta ahora no he hablado», dijo. Y que le sorprendió «la ira, la pérdida de control» del presidente.

Diez días más tarde, Lambán presentaba su libro de memorias Una emoción política (La Esfera de los Libros) escoltado por el ex presidente Felipe González y afirmando que «un socialista no vino al mundo para pactar con los nacionalistas, un socialista vino al mundo para combatir al nacionalismo». Faltaba poco para su último acto, que el pasado 10 de julio, en la Sala de la Corona de la sede del Gobierno aragonés, resumió bien la década de enfrentamientos. No invitó a Alegría, una senadora socialista que asistió acabó sancionada por ello y él mantuvo sus críticas a Sánchez y el partido que ha configurado: «Me siento huérfano de representación, tanto en Madrid como en Aragón. En este momento de mi vida el Partido Socialista, mi partido, me duele en lo más profundo del alma».

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