Publicado: febrero 18, 2025, 9:07 pm
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Daniel Arcuri debe volver «de inmediato» a Cerdeña con su padre, Francesco Arcuri, «único progenitor con capacidad para cuidarle».
Y Juana Rivas, quien es «completamente inadecuada» para ello, y que está «perseverando activamente en la instrumentalización de su hijo dentro de su conflicto con Arcuri», sólo podrá ir a visitar al menor a Cerdeña, para que no se repita una «retención ilegal» como la que mantiene al niño, de 11 años, en Granada, con su madre.
Lo acaba de sentenciar, en documento al que ha tenido acceso en primicia EL MUNDO, el órgano judicial que lleva ocho años conociendo del caso: la Corte de Apelación de Cagliari. Se trata de un punto de inflexión clave en el conflicto de Arcuri y Rivas por su hijo menor, el que determinará el destino del niño.
El tribunal civil italiano, que viene conociendo del caso desde su inicio y ha tomado nota reiteradamente de las «manipulaciones» maternas «con el objetivo de quedarse en exclusiva a los menores», ha emitido una demoledora sentencia de 89 páginas contra Rivas, y ha determinado que el menor, a quien su madre mantiene en su poder con el permiso «temporal» de la Justicia española, debe volver a Carloforte con su padre.
La corte -aunque no los mismos jueces- ya en 2019 y 2023 decretó que Daniel debía quedarse con su padre, pero Rivas recurrió la segunda decisión alegando dos argumentos: no fundamentarse suficientemente por qué se separaba a los dos hermanos –Gabriel, a quien el juez considera «influido por su madre», está en Granada con ella por decisión propia-, y por obligarla a ella la sentencia de 2023 a visitar a Daniel en Cerdeña para evitar secuestros como el acaecido en 2016, cuando se quedó a sus hijos un año y luego fue condenada e indultada.
Ante el recurso de la mujer, la Corte de Apelaciones de Cagliari inició, por orden del Supremo italiano, otro procedimiento, que ha tenido lugar durante este otoño/invierno y que termina estruendosamente ahora: Rivas daña a su hijo al separarle de su entorno, «exagera» y «mistifica» situaciones para acusar a Arcuri, y sólo podrá ver a Daniel en Cerdeña «hasta que acepte que la crianza es una responsabilidad compartida», y que debe «respetar los deseos de su hijo», zanja el juez.
Basándose en el testimonio de educadores, pediatras y trabajadores sociales que llevan años en contacto con Arcuri, Rivas y sus hijos, el magistrado sentencia que el primero no sólo no es un maltratador -pese a las decenas de denuncias presentadas contra él por su ex pareja-, sino que es el único que «cuida y protege» a los menores, mientras que Rivas «pone sus intereses por delante de los intereses» de ellos.
Mientras Rivas y su abogado, Carlos Aránguez, mantienen que el padre es un maltratador -este mismo martes la Justicia archivó una enésima denuncia por «violencia vicaria»-, el tribunal que ha estudiado en profundidad a la familia sentencia ahora que Arcuri «es el único progenitor que ha demostrado capacidad para la relación afectiva, de atención, de comprensión y de educación del menor«.
Es más: el tribunal no sólo no cree las acusaciones de Rivas -entrando al detalle de cada una de ellas-, sino que desbarata la acusaciones que mantiene Fiscalía contra Arcuri, por entenderlas infundadas y débiles, y certifica la constante «exageración» de Rivas de cualquier situación que le permitiera «eclipsar la figura del padre» y «asegurarse la posesión exclusiva de los niños».
Apoyo de las ministras Díaz, Redondo y Rego
La mujer granadina, en España defendida por varios miembros del Gobierno -en particular las ministras Ana Redondo, Yolanda Díaz y Sira Rego-, en realidad, según el tribunal Italiano, «no tiene ninguna consideración, ni respeto por las necesidades y deseos de Daniel».
El juez, en un texto muy pormenorizado, llega incluso a lamentar que la mujer granadina haya «vuelto a detener ilegalmente al niño en España ahora, impidiéndole regresar a su hogar y desarraigándole de una manera traumática de su entorno».
Daniel, dice el magistrado, tiene «apego por su vida con su padre en Carloforte», y por eso le explicó a la curadora judicial, antes de Navidad, que no quería viajar a España a ver a su madre y su hermano: «Prefiero que vengan aquí», señaló, recoge la sentencia.
Rivas «antepone sus intereses a los de su hijo», reza el documento. Su intención es «claramente privar al niño de su figura paterna», retratado Arcuri «sin pruebas concretas» como «un abusador», usando «métodos mediáticos» en España para exagerar daños jamás demostrados. Sin embargo Arcuri, abunda el juez, «nunca demonizó la figura materna frente a su hijo», sino que «mostró voluntad y apertura para que Daniel mantuviera el contacto con su madre».
El juez se detiene en todos los episodios denunciados por Rivas y no encuentra evidencia ninguna de maltrato por parte de Arcuri. Por ejemplo, narra cómo Rivas mandó un vídeo el 2 de enero al tribunal, para justificar supuestamente agresiones de Arcuri al niño, un documento en el que Daniel dice, de manera poco creíble y cree el juez que dictada: «Creo que me estoy muriendo. Mi padre me golpea, me grita, me pega, me insulta. Me dice que no debo decir la verdad, de lo contrario… Me golpea y no me deja venir a ver a mi familia». A renglón seguido, la sentencia zanja: «Las declaraciones del niño son resultado de la evidente actividad manipuladora de la madre».
En España, a principios de diciembre, recibió gran eco otro vídeo del hijo mayor, Gabriel, de hoy 18 años, denunciando vejaciones de su padre. Sin embargo, el tribunal italiano, que lleva viendo denuncias similares de Gabriel desde que el chaval tenía 11, señaló que el chico, «a partir de un conflicto de lealtades, en un estado de confusión», se ha ubicado «abiertamente del lado de la figura materna, involucrándose en su intento de exagerar, alterar y explotar los hechos».
Así, como ejemplo y siempre según la sentencia, Gabriel por ejemplo ya había «amplificado y distorsionado enormemente» una supuesta agresión de su padre el 24 de mayo de 2022, de la que los Carabineri no hallaron prueba.
La sentencia entra en particular a desarmar las acusaciones penales que mantiene Fiscalía contra Arcuri, diciendo que los hechos a los que da crédito el fiscal agregan «muy poco al marco probatorio», dice el juez, que despacha, al igual que han hecho decenas de policías, médicos y fiscales durante los últimos años, las fotografías de supuestos daños de Arcuri sobre sus hijos: «No parecen significativas», dice.
En cambio, el tribunal censura los repetidos intentos de Rivas de instrumentalizar y exagerar los hechos, por ejemplo un «ligero edema en la muñeca izquierda», o golpes en las piernas de Daniel que según su madre eran agresiones del padre, y donde el juez sólo ve daños «típicos de la actividad recreativa de niños al aire libre».
Otra de las denuncias de Rivas a la que dio crédito la Fiscalía venía acompañada, señala el juez, de la foto de un hematoma rojo en la espalda de Daniel. La imagen, en realidad, había sido entregada por la propia Rivas a los Carabinieri, pero «no se sabe cuándo fueron tomadas ni a qué ocasión se referían»: es decir, no había garantía ninguna sobre su veracidad.
La sentencia de hecho deja muy en suspenso las acusaciones del fiscal, al señalar por ejemplo que llegó a pedir un informe sobre los supuestos daños de Arcuri a los niños a una doctora experta en medicina forense, Maria Serenella Pignotti, que «ni siquiera visitó a los menores» y «expresó valoraciones personales basadas en las declaraciones de la propia Rivas y de Gabriel».
Señala la corte italiana que Arcuri «puede haber sido en alguna ocasión grosero», «amargado por el fracaso de su relación con Rivas» y «exasperado por el comportamiento provocador y opositor de su hijo Gabriel, pero no autor de maltrato psicológico o físico contra su ex pareja o sus hijos».
Arcuri «intentó cuidar y asistir» a sus hijos
«Intentó, con sus medios, cuidar, asistir y educar a Gabriel y Daniel», respalda al padre el tribunal, que asegura que los niños estaban con Arcuri siempre «muy limpios», «bien cuidados», y el padre estaba «muy atento a su salud», haciendo suyo el juez el criterio de la pediatra de los menores, Francesca Pinna. En la escuela de Carloforte, señala, «sólo aparecía el padre», y no la madre.
La sentencia, por lo demás, deja patente la cantidad de ocasiones en que Daniel ha declarado, incluso al propio fiscal que acusa a su padre de hacerle daño, que es su madre la que le pide constantemente que diga que su padre le pega: «Lo digo para que mamá no se enfade», llega a decirle el menor a una de las psicólogas, en un pasaje que recoge el texto.
Ahora, la defensa de Arcuri tanto en Italia como en España, representada por Serlapo Bardi y Enrique Zambrano respectivamente, denunciará en las próximas horas a Rivas por sustracción internacional, para que se ejecute el regreso del menor a Italia, decretado por la Corte de Apelación de Cagliari.
En realidad, aunque la defensa de Arcuri nunca ha querido hacerlo público, ya en enero la Fiscalía italiana, a petición del Ministerio de Justicia español, envió un informe señalando que no había ningún impedimento -que no existía violencia paterna de ningún tipo- para que el niño volviera a Italia. Sin embargo, los abogados de Arcuri han preferido esperar a la sentencia de la Corte de Apelaciones, que les da ahora la razón.
El niño, mientras, sigue en Granada, escolarizado por su madre, y durante los casi dos meses trascurridos desde su llegada a Granada -en los que no ha hablado jamás con su padre «por imposición de la madre»- Rivas ha recibido constantes muestras de apoyo por parte del Gobierno español.
«Este tribunal no ignora la biparentalidad [el derecho de padres e hijos a poder tratarse libremente], por eso permitió al niño viajar a España durante la Navidad», señala el tribunal, asumiendo que acogió la petición de la madre, excusada en un informe médico que certificaba supuestamente su imposibilidad para viajar. «Pero los acontecimientos demuestran que este método ya no se puede aplicar«.
Una vez Daniel Arcuri regrese a Cerdeña, con su padre, Juana Rivas y su hermano Gabriel sólo podrán visitarlo allí.