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Guardiola intermitente, Gallardo fantasmal

Publicado: diciembre 21, 2025, 5:07 am

A priori, resulta extraño que Guardiola evitase nacionalizar la campaña y que Gallardo se empeñara en hacerlo. Incluso sorprende la sobrexposición de Abascal y sus rejonazos al PP teniendo tan a mano un electorado partidario de la tractorada. Acaso nada es lo que parece. Abascal se conforma con que Guardiola no se encumbre. Ella no nacionalizó la campaña porque cree que esa labor se la ha hecho Gallardo; y el probe Gallardo [recordarán la melodía: «¡Ay! qué le estará pasando al probe Miguel / que hace mucho tiempo que no sale / Me dicen que Miguelito / entre nosotros se encuentra muy extraño / en su montaña se encuentra muy feliz / él dice que se hace su cafelito / allí se toma él hasta su vinito»] se aferra a Sánchez porque no tiene mañana.

Esta es la cuestión de fondo: Sánchez obliga a los territorios a batirse por él porque después de cada catástrofe -encadenadas- sólo quedará él en pie. Así ha obrado Sánchez siempre con su partido; como una mantis. Ha chupado todo su jugo y sojuzgado a las federaciones para que sus cuadros se dobleguen ante sí, que se erige en lo que queda de lo que fue el PSOE. Pedro Sánchez se proclama empleador único y demuestra que el negocio es pujante.

Lo anticipó en los 90 el grupo de flamenco pop Triana Pura: de un día para otro, el probe Miguel se retiró a la montaña -que también fue, aunque no lo supiera la ingeniosa, incombustible y peculiar cantaora Esperanza ‘La del Maera’, la facción más radical de la Revolución Francesa-. Allí, el probe y ermitaño Miguel se conformaba con poco: se hacía su cafelito y tomaba su vinito. O sea, Gallardo se somete a Sánchez porque está imputado; porque considera que Sánchez es su flotador. Gallardo recurre a Sánchez porque no existe; es el espectro de Sánchez.

Tiene sentido entonces que Guardiola regionalizara la campaña. Sus chamanes calcularon que si Sánchez concurría por miguelito interpuesto, le hacían el trabajo sucio y ella podía dedicarse a cultivar su imagen de reposada gestora de lo cotidiano. Guardiola evitó el ruido y el fango -fue su último reclamo de campaña-. Ha habido algo coherente y algo sospechoso, entre artificiosamente espontáneo y excesivamente pautado, en las intermitencias de Guardiola: inopinadamente pasaba de alzarse de lady tik-tok al puerta a puerta y pie de calle. Quizás la abrumen sus demiurgos.

Ella busca perfil propio sin tener muy claro si lo posee, aunque ha ganado tablas y consistencia. Sin embargo, las tablas crujen por el pisoteo de los hechiceros transversales. Contaba Lamet el otro día que Sanmartín, «asesor electoral de cabecera» del PP, tiene escrito que las encuestas hacen de «segunda vuelta electoral» y promueven el voto táctico. Sanmartín ha barnizado y actualizado con lenguaje IA lo que se sabe desde los años 40, 50 y 60 del pasado siglo: teoría del liderazgo de opinión, de la elección racional y del efecto arrastre. Es lo de menos. Lo esencial es la obsesión de los populares por pasar desapercibidos y el perfil bajo. Por dos razones: porque sus asesores son de izquierdas y porque consumen la mercancía que les empuja a pisar una cáscara de plátano cada campaña; como han interiorizado la chufla de que la abstención perjudica al PSOE, su objetivo es no cometer errores y para cumplirlo los cometen. Eso sí, en una cosa acertó Guardiola: cada voto calcinado erosiona la democracia y estas cosas pasan… últimamente sin razón aparente.

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